Una entrevista de Lorena Jiménez
Fotografías: Merry Cyr
Bastan unos pocos minutos de conversación para conectar con ella. Aclamada como uno de los talentos emergentes más prometedores del panorama operístico actual, Nadine Sierra disfruta de la experiencia de haber dejado de ser una promesa para convertirse en una reconocida cantante, que ha convencido a la crítica internacional y se ha ganado las alabanzas del público. El éxito le sonríe, pero no se le ha subido a la cabeza, sigue siendo la chica humilde, hija de madre portuguesa y padre portorriqueño nacida al sureste del país; una joven de carácter espontáneo y sencillo, que habla, entre risas y sin trabas, con su interlocutor. La soprano estadounidense (Florida, 1988), la ganadora más joven de las Audiciones Nacionales de la Metropolitan Opera y del Concurso vocal Marilyn Horne, se está convirtiendo en una de las cantantes más solicitadas de los grandes coliseos operísticos. Inició el nuevo año cantando el tradicional Concerto di Capodanno en el Teatro La Fenice di Venezia. Su calendario para la temporada 2016-17 comenzaba con su aplaudido debut en el Teatro alla Scala de Milán. Tras su éxito el pasado octubre como Zerlina en Don Giovanni, regresará a la Opéra National de París para cantar en tres producciones y al Metropolitan Opera, con las mozartianas Don Giovanni e Idomeneo, bajo la batuta de Fabio Luisi y del legendario James Levine. El pasado mes de marzo inauguró el famoso festival anual de la capital alemana (Festtage 2016-Staatsoper im Schiller Theater) como Amor en Orfeo y Euridice de Gluck, bajo la dirección de Daniel Barenboim.
El New York Times calificó su debut como Gilda (Rigoletto) en el Met, en diciembre del año pasado, como "El descubrimiento de la temporada" ¿Cómo recuerda el momento en que cantó el bis del dúo final en su exitoso debut de La Scala junto al veterano Leo Nucci?
(Risas) La primera reacción fue de absoluta sorpresa porque no me había ocurrido nunca nada parecido en mi vida, quiero decir, que no me había ocurrido nada así ni en La Scala ni en ningún otro sitio, y tampoco durante todo el tiempo que he cantado Gilda, así que estaba totalmente impresionada y sorprendida ¡Y ese momento en el que hicimos la propina, fue increíble! De hecho, creo que fue la experiencia más importante que he vivido en mi joven carrera operística. Recuerdo que luego, cuando por fin me sobrepuse de mi estado de shock (risas) y fui, realmente, consciente de lo que había ocurrido, me di cuenta de que era todo un honor para mí haber sido parte de un bis ,algo insólito, que no se había producido desde 1985 en La Scala y, además, junto a Leo Nucci. No me había imaginado algo así para mi debut en el Teatro alla Scala, o sea, que se cumplieron todas mis expectativas y muchas más (risas).
Ahora mismo está en plenos ensayos, preparando su debut en Berlín...
Sí, es cierto y, además, me apetece mucho cantar el rol de Amor, que estoy ensayando estos días en la Staatsoper de Berlín. Nosotros ya hemos empezado los ensayos, pero Daniel Barenboim llegará un poco más tarde porque ahora está en Japón. Anteriormente, ya había cantado el rol de Eurídice, pero nunca había hecho Amor, y me encanta hacerlo por dos razones: La primera, porque me da la posibilidad de trabajar junto al maestro Barenboim, a quien conocí por primera vez en Milán hace dos años, y la verdad es que fue una experiencia muy interesante, porque no solo hablamos de música, también hablamos de la vida en general, es decir, de nuestra visión de la vida en general, y para mí supuso una de las conversaciones más personales e inspiradoras que haya podido tener con un maestro en una primera toma de contacto. Así que la verdad es que esta nueva colaboración con él me hace mucha ilusión. Y la segunda razón, es porque también me encanta el contratenor Bejun Mehta. Mehta es un compañero estupendo, además de un cantante maravilloso que hace una genial interpretación de Orfeo, así que estoy encantada de poder trabajar con él. En fin, como le decía; estoy absolutamente feliz y muy motivada con este debut por todas estas razones que comento. Ah, me olvidaba de que, además, es la primera vez que canto en Berlín, o sea, que es también mi debut en Berlín (risas)
He leído que su modelo de cantante es la soprano italiana Mariella Devia
Ella es como una diosa de la ópera para mí. Creo que ahora ya tiene 67 años o así, y todavía sigue cantando y, además, cantando un repertorio que es tan agudo, porque yo también soy una soprano que canta Lucías y Gildas, pero cantar ese repertorio a esa edad es muy raro y, sobre todo, es casi imposible, pero ella lo hace. Además es una cantante que es muy fiel a lo que el compositor ha escrito. Me encanta escucharla, y para mí es toda una fuente de inspiración; la escuché muchísimo cuando, por ejemplo, estaba estudiando Lucia por primera vez. Es como Leo Nucci pero en mujer (risas) Son auténticos dioses de la ópera, leyendas, inspiradores...
Ahora que habla de Lucia, precisamente, otro de sus éxitos fue en la Ópera de San Francisco cuando tuvo que reemplazar a Diana Damrau en el rol protagonista de Lucia di Lammermoor, un auténtico reto para una soprano de coloratura. Creo que, además, la llamaron cuando estaba haciendo la Zerlina de Don Giovanni en París y con escasa antelación ¿Recuerda ese momento tras recibir la llamada de su agente para sustituir a la Damrau?
(Risas) Me quedé totalmente sorprendida, porque además me encanta Damrau y para mí también es un icono, es una cantante que admiro mucho, porque no sólo es una cantante sino que es una cantante-actriz… es capaz de cantar top-quality todo tipo de personajes, y la forma en que mueve el cuerpo... Es impresionante cómo es capaz de cantar tan alto y, además, moverse tan bien al mismo tiempo. Así que cuando me enteré, pensé "no puede ser, ¿por qué me llaman a mí?, deberían llamar a otra" (risas). Luego lo entendí, y es que yo había hecho mi debut de Lucía en Zurich algunos meses antes. Pero la verdad es que fue bastante schocking y tiene razón, me enteré tan solo 10 días antes del estreno... Pero fue divertido, porque Lucia es un rol que siempre uso para calentar mi voz, así que ya estaba bien asentado en mi memoria, aunque tuve que aprender rápidamente todos los movimientos escénicos. Y tengo que decir que el tenor, Piotr Beczala, me lo hizo todo muy fácil. Fue un gran compañero, y disfruté muchísimo trabajando con él. Así que, honestamente, creo que, después de toda aquella tremenda presión inicial (risas) no habría podido hacer esa Lucia si no hubiera tenido esa buena energía a mí alrededor, la mía propia también (risas).
Su profesión implica trabajar bajo cierta presión y una exigencia de perfección constante ¿Esto de ser cantante de ópera es como se lo había imaginado?
(Risas) A mí me gusta tanto cantar que tampoco es que sienta mucho esa presión, porque al final del día sigo pensando que amo lo que hago, y en realidad, en cierto sentido, también me relaja, para mí tiene cierta función terapéutica, porque en el fondo cantar forma parte de mi vida desde muy joven. Así que es algo natural, quiero decir, que para mí es como cenar (risas). Siempre había escuchado historias que me contaban de cantantes, que tenían que reemplazar a otros en el último minuto y aprenderse el papel en muy pocos días y, por lo tanto, sabía que esto era así desde joven (risas), y siempre fui consciente de que tienes que aprender a manejarlo, pero como realmente me gusta tanto cantar e interpretar, el resto no me importa mucho. Estoy feliz porque estoy haciendo muchos debuts, y lo de sustituir a Damrau fue también fantástico porque, como digo, siento una gran pasión por mi profesión, así que por ahora solo intento disfrutar al máximo todo (risas)
El Gerda Lissner, George London, Loren Zachary, NeueStimmen, el premio Montserrat Caballé... Su lista de premios como ganadora de concursos es impresionante, ¿cómo recuerda su etapa de cantante-concursante? ¿Son muy duras las competiciones líricas? ¿Hay mucha competitividad?
Lo primero que debo decir es que todos estos concursos me han preparado mucho, sobre todo, en lo que respecta a controlar esa presión, de la que acabamos hablar (risas). La verdad es que yo nunca noté un ambiente realmente competitivo porque creo que la gente de mi edad o incluso más jóvenes que yo, formamos parte de una generación muy interesante y la prueba de ello la tienes en mi Facebook. Yo estoy en contacto a través de las redes y también vía email, con todas esas personas que también participaron en los concursos. Quiero decir, que nos apoyamos y nos damos ánimos unos a otros cuando tenemos nuevos debuts, o hacemos algo importante en nuestras carreras. Es muy interesante leer los posts. Yo también les pregunto cosas a otros competidores acerca de las casas de ópera en EEUU, por ejemplo, y creo que es también mi deber compartir esas experiencias con otros cantantes de mi edad porque al terminar el día, estamos todos en el mismo barco. Así que ¿por qué no hacer este tipo de cosas? Creo que todos nosotros formamos parte de la misma community. Así que, la verdad es que yo nunca tuve la sensación de estar en un ambiente competitivo y quizá, eso me benefició en muchos concursos, porque nunca sentí la presión de mis propios compañeros, ya que los veía como colegas. Y con respecto al jurado: ya se tratara de un concurso o de una audición, yo, en ese momento, sólo pensaba en que se trataba de una interpretación más; si al jurado le gustaba mi interpretación, estupendo, si no, pues no pasaba nada, no me iba a disgustar por eso, porque yo sólo quería disfrutar el momento. Recuerdo que cada vez que me presentaba a un concurso tenía una cosa muy clara, y es que no iba con ninguna expectativa y eso te ayuda mucho, porque evitas presionarte a ti misma. No tenía expectativa alguna, ni de ganar, ni de conseguir un premio, aunque fuera el tercer premio. Mi lema era: cantar y disfrutarlo, nada más.
Y seguir avanzando y nunca rendirse…como le he escuchado decir en alguna ocasión...
Sí, efectivamente, eso es lo que les digo siempre a todos los que se presentan a concursos.
Por cierto, hablando de competiciones, ¿todavía hace natación? ¿Aprovecha, por ejemplo, los momentos libres para escaparse a la piscina del hotel antes de la representación?
(Risas) No siempre me acuerdo de meter el bañador (risas) Pero, soy una persona muy activa, y siempre procuro apuntarme a un gimnasio cuando estoy en una ciudad nueva. Además, habiendo crecido en Florida estoy muy acostumbrada al agua del mar pero también al de la piscina de mis padres, y disfruto mucho nadando aunque el agua del mar no esté muy caliente (risas)
Entonces, seguro que se dará un chapuzón en el Mediterráneo cuando en junio regrese al Palau de les Arts de Valencia, para cantar Tytania en A Midsummer Night’s Dream de Britten.
Sí, eso seguro y, además, me apetece mucho estar con la gente de allí, porque hace sólo un año que estuve y estoy muy contenta de reencontrarme con la gente que conocí, hice muchos amigos. Seguimos en contacto a través de Facebook, pero siempre es mejor verlos en persona (risas). Y también me apetece mucho volver a Valencia porque me encanta trabajar con el maestro Roberto Abbado, con el que trabajé la última vez en Rigoletto en el Met; tengo una buena relación profesional con él, así que también será muy agradable reencontrarnos. Y, por supuesto, que también me apetece mucho volver a la ciudad porque será verano allí, así que hará calor y, además, puedo aprovechar para coger el tren e ir a Barcelona, a Madrid. Estoy segura de que lo pasaré genial (risas)
Tengo la sensación de que Nadine Sierra disfruta a tope cada cosa que hace, y de las experiencias que vive en cada ciudad. Recuerdo haber visto alguna foto en Instagram en un desfile de moda en Milán…
Sí, por supuesto. Y como tengo esa conexión con Europa por mis raíces portuguesas, a pesar de ser americana, cuando estoy en Europa me encanta disfrutar y aprender de su cultura. Afortunadamente, mi trabajo me permite conocer a otras personas y enriquecerme culturalmente. Así que I justloveit. I justloveit. Y, sí, es verdad, me encanta subir todas esas fotos…(risas)
Una última pregunta: Hoy en día, agentes, directores de casting, y sellos discográficos empujan a jóvenes cantantes a aceptar roles que pueden dañar sus voces; he leído que a usted, por ejemplo, le propusieron hacer Mimí con solo 25 años ¿Es difícil decir no?
La verdad es que no entendía muy bien por qué me habían hecho esa propuesta, siempre he pensado que Mimí es más bien para una voz más madura, más oscura… y aunque me sentía una persona madura a esa edad, creo que no era lo suficiente madura, en el sentido de que no había vivido las suficientes experiencias en mi vida, para ofrecer una verdadera y honesta interpretación de Mimí. Quiero decir, que estaba segura de que yo no sería creíble como Mimí. Y creo que estaba en lo cierto en pensar así porque yo creo que ahora soy más Museta en mi vida (risas), o sea, una persona libre, una persona que disfruta la libertad, e incluso una persona rebelde... Bueno, en realidad, no fue muy difícil para mí rechazar la oferta porque soy muy consciente y realista con mi staff cuando llega un rol que creo que no puedo hacer a día de hoy. Y cuando haga la Mimí quiero estar al cien por cien, quiero estar convencida de que tengo la voz adecuada y también la edad adecuada para hacerla. Mimí es un rol muy especial para mí, así que cuando llegue el momento de cantarla quiero que sea un momento increíble, y no tengo ningún problema en esperar al momento adecuado para que así sea (risas).