CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Entrevistas

SABINA PUÉRTOLAS, soprano: 'Cuando voy a cantar salgo a disfrutar'

21 de septiembre de 2016

SABINA PUÉRTOLAS, soprano: ´Cuando voy a cantar salgo a disfrutar´

  Una entrevista de Aurelio M. Seco
Sabina Puértolas protagoniza mañana, jueves 22 de septiembre, la nueva  producción de Così fan tutte de Mozart que presenta la Royal Opera House Covent Garden de Londres. Es la segunda vez que la soprano española es invitada por el coliseo inglés, tras un debut en La rondine en 2013. Hemos hablado con ella por este motivo y por la espectacular agenda que, en los próximos meses, le llevará a debutar importantes papeles y afrontar exigentes retos artísticos a ambos lados del Atlántico. 

¿Cómo recuerda su debut en el Covent Garden con La rondine durante el verano de 2013?

No me lo podía creer ni tampoco tenía constancia de lo que iba a repercutir en mi trayectoria a efectos de carrera internacional. Simplemente hice el trabajo que hago siempre en cualquier otro teatro: moverme, cantar e interpretar el personaje desde el corazón. Fue una gran oportunidad para demostrar mis aptitudes como artista. Recuerdo que el público fue muy cálido durante toda la función.

Y tanto. En los pasillos algunos se preguntaban “¿Quién es esa cantante española que lo hace tan bien?”

Es que en la producción no hubo ningún contratiempo. Al final de la función, Peter Katona se acercó para darnos muestras de ánimo y cariño. ¿Sabe lo que pasa? En el Covent Garden te tratan con mucha familiaridad. Se trabaja muy duro, durante muchas horas y con mucha pulcritud, pero también te dan todas las facilidades del mundo.

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Un detalle que me llamó la atención entonces es que Angela Gheorghiu salió a saludar descalza.

Yo tampoco suelo ponerme los zapatos para saludar cuando el personaje no los requiere. Es como que no quiero deshacerme del todo del personaje. Es posible que Angela también lo hiciera así.

Y el 22 de este mes estrena Così fan tutte. Una nueva producción.

Sí, llevo en Londres desde el 13 de agosto, que era sábado, y ese mismo día ya tuvimos ensayo con Semyon Bychkov, el director musical de la producción con quien ya canté Così fan tutte en junio pasado en Roma junto a la Orchestra dell'Accademia di Santa Cecilia. Llevamos cuatro semanas de ensayos. Hay que tener en cuenta también que todas las óperas de Mozart son muy complejas, tanto por la música como por el libreto, ya que al tratarse de un drama giocoso posee la naturaleza dramatúrgica de ambos géneros, el serio y el cómico, lo que hace difícil hacerla entendible de la manera más clara. En lo que a esta producción se refiere, hemos trabajado compás por compás para que todo fluyera y que al final se entendiera también perfectamente el contenido del libreto.

¿Cuál es el mensaje de Mozart y Lorenzo da Ponte en esta ópera?

Yo creo que está poniendo a prueba la fidelidad entre las parejas, un hecho que la vida nos puede poner delante en algún momento. Mozart pone en entredicho que haya que ser fiel. En el camino de cada una de las parejas de la obra pone esa piedra para que se intercambien. En el caso de esta producción, hay una vuelta de tuerca del director de escena de la producción, Jan Philipp Gloger. Es una propuesta que no se ha hecho antes y viene totalmente de su imaginación. Personalmente me parece un giro muy interesante y, escénicamente, espectacular. Mi primera Despina la hice en el Teatro del Liceo de Barcelona pero esta producción de Londres no tiene nada que ver con aquella.

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En los próximos meses su agenda rebosa de importantes compromisos: Concierto de Navidad en el Teatro de la Zarzuela en diciembre; Mesías de Händel con Jean-Christophe Spinosi y Ensemble Matheus en una gira que le llevará por Valladolid, Toledo y San Sebastián en diciembre y Moscú en abril de 2017; Fiorilla en Il turco in Italia en el Théâtre du Capitole de Toulouse bajo la dirección musical de Attilio Cremonesi y una nueva producción de Emilio Sagi en noviembre de 2016; el papel principal de Rodelinda en el Teatro Real  bajo la dirección musical de Ivor Bolton y nueva producción de Claus Guth en marzo y abril de 2017; Fille du régiment en el Teatro del Liceo de Barcelona en mayo de 2017, con dirección de Giuseppe Finzi y producción de Laurent Pelly; Rigoletto en el Teatro Municipal de Chile en julio del próximo año… En fin, una barbaridad.

Sí, estoy muy contenta. Tras Il turco debuto con El Mesías de Haendel, a las órdenes de Spinosi. Rodelinda en el Teatro Real será muy especial, es uno de los grandes roles del Barroco, y regresar al Liceu con una producción tan bonita es todo un regalo.

¿Nunca ha cantado El Mesías?

No. He hecho La creación, de Haydn, con Rousset. Rodelinda también supone mi debut en el papel. Durante esta temporada no tengo más debuts, porque en el caso de Rigoletto es una obra que he cantado muchas veces y La hija del regimiento la debuté en el Teatro Villamarta de Jerez.

¿Cómo se organiza para estudiar?

Pues ahora mismo estoy repasando El turco y pronto empezaré con El Mesías y también abriré la partitura de Rodelinda. El período de estudio es, lógicamente, muy intenso, pero es algo que tengo más que asumido, sobre todo en los últimos tiempos. Cuando cambié de agencia mi vida dio un cambio totalmente. Ahora mi agenda está llena y me siendo cuidada y apoyada por Alex Fernández. Es como si me llevaran de la mano. Todo es más fácil y estoy muy satisfecha. No puedo pedir más.

Es obvio que para usted la figura del manager es importante

Yo creo que un agente no sólo tiene que darte trabajo; también debe apoyarte, ayudarte, e incluso ser un amigo en el sentido de cuando tengo un día malo o ha pasado algo desagradable, puedas hablar con una persona que te entienda o te va a dar un buen consejo. Yo no tengo que preocuparme de decirle lo que me gustaría hacer. Él es quien me lleva y sabe perfectamente lo que necesito. De esta forma yo sólo tengo que ocuparme de que la voz esté sana, estudiar y disfrutar de cada producción.

¿Se deja aconsejar por alguien? ¿Toma clases de vez en cuando?

Depende del tiempo que tenga. Si dispongo de tiempo entre producción y producción siempre tengo a alguien, algún amigo o compañero que me conoce muy bien y a quien le pregunto. “¿Me acaban de ofrecer Rodelinda, qué te parece?” Miramos la partitura, vemos los pros y contras y decido. Me gusta preguntar a gente que puede saber más que yo y que además pueda decirme sinceramente si es bueno para mí. No suelo decidir a lo loco, aparte de que las cosas que me ofrece mi representante siempre están seleccionadas desde un punto de vista lógico para mis aptitudes.

¿Es necesaria la figura de la persona que nos diga “las verdades” desde fuera?

Sí, es necesaria. Yo creo que el cantante necesita esa persona que la escuche desde fuera y le pueda decir si va por el buen camino o te estás desviando de él. En el segundo caso es muy importante porque es la única forma que te permitirá mejorar.

¿En qué estado se encuentra su voz? ¿Ha evolucionado en los últimos años?

Yo creo que no he cambiado mucho porque tampoco he cambiado el repertorio. Desde luego, no ha habido un cambio en lo que a extensión se refiere, aunque sí es posible que tenga más cuerpo en el centro. En cualquier caso, no querría hacer papeles más líricos sino seguir en la línea de lírico ligero, que es la que llevo hasta ahora. Mi intención es perfeccionar el camino que llevo recorriendo hace años. Me siento a gusto en la zona alta. No soy Mimí. No me siento Mimí.

¿Qué cantantes admira?

Mariella Devia. Me encanta su Turco en Italia. Su voz tiene un cuerpo y color que me encantan y unos agudos imponentes. También está Maria Callas, una cartista que siempre he admirado. El primer disco que me regaló mi padre fue de ella. En el campo de la zarzuela tengo que nombrar a Pilar Lorengar. Cuando he tenido que cantar algo muy específico, busco si lo ha cantado Lorengar.

¿Influyó su padre en su interés por el canto?

Nada. Yo cantaba jotas, al igual que lo hacía él en comidas o cenas familiares. Mi familia paterna es toda aragonesa, de tal forma que yo he cantado jotas navarras hasta los 14 años. Siempre cantaba la de Navarra es un continente. Empecé a estudiar música yendo al conservatorio, primero al de Tafalla y después en el de Pamplona. Luego me marché a Italia, a estudiar con Carlo Bergonzi.

Hábleme de su trabajo con él.

Yo era muy joven. Tenía 19 años. Fui a Siena a hacer el curso de la Chigiana y allí desde el primer momento me apoyó. Estuve como alumna activa en julio, agosto y septiembre y en octubre estuve estudiando en Busseto, en su escuela. En invierno iba a la Academia Toscanini en Parma y en la Chigiana estudié durante cuatro veranos. Bergonzi me ayudó mucho en la forma de cantar y se portó muy bien conmigo. Me trataba con mucho cariño. Mi voz entonces ya estaba colocadita. Ya era soprano ligera por edad e hice mucho repertorio con él. Era una época en la que yo era muy joven y tuve que salir de casa, hablar en otro idioma, con otras costumbres… De todas formas iba convencida, no a disgusto. Realizar esos viajes y vivir tanto tiempo fuera de casa tan joven me dio seguridad en mí misma, tanto en los buenos como en los malos momentos. Se aprende mucho cuando uno está solo. Conocer los momentos malos de tan joven hace que ahora sea más fuerte. En lo malo te creces. Después de lo malo siempre viene algo bueno.

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Hablemos de los aspectos menos buenos.

Cuando me vine de Italia perdí la voz por un tema sentimental. Se perdió la unión entre la voz y el apoyo. Somos seres humanos y las cuerdas vocales se ven afectadas por la situación emocional. Si un día te encuentras mal anímicamente repercute en tu voz. El canto viene de la voz, el alma y el corazón. Fueron problemas que fui superando con los años. Me recuperé porque me rodeé bien. Regresé a España y empecé a trabajar poco a poco. No me resultó fácil entrar enseguida en los teatros. Puedo decir que estoy orgullosa de haber empezado a trabajar con una productora que se llamaba Opera 2001, que era una compañía itinerante. Hacíamos óperas e íbamos en autobús, unas 20 funciones en 2 meses y cantábamos día sí día no en un sitio diferente de España. Hacíamos unos 300 quilómetros al día. Eso me ayudó a sobreponerme. El trabajo desde abajo me ayudó. Vivir lo difícil. Recuerdo aquella época como una etapa muy bonita. Todo tiene algo positivo. De todo he podido aprender.

Se pierde la sonrisa con el tiempo.

Sonríes menos por cuestiones adversas, aunque yo siempre he tenido buen sentido del humor. Soy muy juerguista en el escenario o ensayos. Me encanta reírme y hacer reír a los demás. Hacer el rato agradable. Me gusta mi trabajo y eso hace que en mi entorno o mis compañeros estén a gusto.

¿Qué hace cuando no estudia?

Yo estoy casada y tengo un niño, así que cuando no canto o estudio estoy en el parque o ayudando a mi marido. Mi hijo ya es mayor, tiene 11 años y tiene que ir al cole. Está en sexto de Primaria.

Hablemos de tipos de directores musicales. ¿Qué debe tener el director ideal?

Para mí, un buen director es quien te ofrece un mixto entre la rigidez y que te dejen respirar. Nos tenemos que amoldar y conocer cómo yo canto y respiro…. Al final es un trabajo en equipo.

¿Cuántos idiomas habla?

Inglés, italiano, castellano y canto en francés.

¿Es fundamental dominar el idioma en que se canta?

Sí, es importante. De esta forma puedes estudiar bien tu papel. Yo domino bastante el italiano y, sin embargo, siempre hay alguna cosa que se te escapa. Para eso existe la figura del coach, que poseen todos los teatros para ayudarte. No obstante para mi debut en la Opéra de Lyon la temporada pasada como Eudoxie en La Juive en una nueva producción de Olivier Py, preparé el rol durante dos meses intensísimos antes de comenzar los ensayos, pues cantar en Francia un papel en francés es doblemente exigente. De hecho una vez comenzamos a trabajar, Olivier Py y Daniele Rustioni, el director musical, decidieron abrir todos los cortes tradicionales de mi personaje. Tanto Serge Dorny, el director del teatro, como Robert Körner, su director de casting y quien me abrió las puertas de Lyon, quedaron muy contentos. Para mi fue todo un reto y lo disfruté muchísimo.

Sigamos hablando de sus profesores. Entre ellos está Victoria de los Ángeles.

Sí, ese fue el primer curso que realicé. Tenía 16 años y fue en Santander. Allí me dijo: “Deja las jotas”, y lo dejé.

¿Por qué?

Porque se cantan con la garganta abierta y forzando mucho. De joven se puede hacer pero si quieres hacer una carrera profesional, no.

Miguel Fleta cantaba muchas.

Escucharlas me pone la piel de gallina pero no puedo cantarlas.

¿Cuál fue su impresión de Victoria de los Ángeles?

La recuerdo como una mujer muy educada y dulce. En el curso estaba Miguel Zanetti al piano.  Fue un regalo; un sueño: mi primer sueño hecho realidad.

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¿Algún consejo importante que dar a jóvenes intérpretes?

Cada voz es un mundo y cada cuerpo también, pero me parece importante que la forma de emitir sea la más libre posible, que la voz esté fuera y conectado el fiato con el apoyo. Que fluya. Aunque siempre es difícil dar consejos. Es muy complicado el trabajo de profesor.

¿A usted que le ayudó?

Hacer cursos y experimentar conmigo, y realizar concursos, porque te permiten enfrentarte al público. Eso te exige creer en ti mismo.

¿Se pone nerviosa?

No. Quizás en el estreno porque no sabes cómo va a reaccionar el público, pero es sólo pocos minutos antes de salir a escena. Una vez sales al escenario ya eres fruto de lo que has hecho en un mes de ensayos. Cuando voy a cantar salgo a disfrutar.

¿Lee las críticas?

Intento no hacerlo. ¿Sabe lo que pasa? Cuando realizamos un trabajo estamos muchos días ensayando con la intención de hacerlo lo mejor posible. Que ¿puedes no gustar? Sí, es natural, pero creo que también es importante ver el punto de vista humano del cantante. Después de pasar tantas horas intentando dar lo mejor de ti mismo, si las críticas no son buenas, te sientes un poco frustrado.

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Pero las críticas tienen sentido.

Si no es destructivo, sí.

¿En qué momento se encuentra ahora

Estoy disfrutando de lo que me toca vivir. Estoy muy orgullosa de decir que empecé en una productora itinerante. Mi primer trabajo era ir en un autobús. Desde entonces han cambiado mucho las cosas, incluso en lo personal. Me he casado con una persona que además entiende mi trabajo y lo que conlleva: la presión y la soledad. Es una persona muy alejada del mundo de la lírica. Trabaja como piloto de avión, lo que curiosamente me ha llevado a coincidir en algún viaje. Él me ayuda mucho, no cómo músico obviamente, sino como alguien que puede en determinados momentos corregirme si me equivoco en mi forma de ser. Son ya dieciséis años juntos. Se puede decir que ha sido una buena elección –risas-.

¿No le llama la atención la importancia que están adquiriendo en el mundo de la música países hispanoamericanos como Chile, Colombia, Méjico...?

Es cierto. En Chile llevan años teniendo una buena temporada de ópera. Yo volveré allí a cantar el papel de Gilda, de Rigoletto. Son grandes amantes de la ópera. Hace años canté el papel en La Plata, en Argentina y el público aplaudía muchísimo. Se veía que lo disfrutaban sinceramente. Me apetece mucho volver a Chile.

¿Lo peor de los viajes, aparte de la soledad del artista?

Las maletas. Odio hacer  maletas, y lo que es peor: deshacerlas. Lo peor de hacer una maleta cuando viajas para realizar grandes producciones que te exigen estar un mes o mes y medio fuera de casa es que pesan demasiado. Para llevarlo mejor pongo en una libreta en blanco los números de los meses y voy tachando día a día lo que falta para volver a casa. Es la única forma de visualizar cuánto me queda para poder abrazar a los míos. Actualmente vivo en Madrid y la idea de volver y coger energías en tu casa siempre ayuda.

¿Cómo pasa el tiempo cuando no trabaja?

Voy mucho al cine, o con mi hijo a ver películas de niños o con mi marido. También nos gusta cenar con amigos. Cuando estoy con mi hijo, hago las tareas con él.

Esta entrevista me ha cambiado su imagen. Es más cálida y cercana de lo que imaginaba.

He disfrutado mucho, ¡me alegra qué me haya conocido mejor!

Mozart Cosi fan tutte Covent Garden Sabina Puértolas Aurelio M. Seco