CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas 2017

Crítica: Descomunales 'Goldberg' de Ignacio Prego para el Festival Internacional de Arte Sacro

22 de marzo de 2017

Fantástica la versión de las Goldberg del clavecinista madrileño, quien corrobora ser uno de los grandes especialistas en la obra para clave del genio de Eisenach.

TALENTO MÁS VALENTÍA ES IGUAL A ÉXITO

   Por Mario Guada | @elcriticorn
Madrid. 20-III-2017 | 20:00. Iglesia del real Monasterio de la Encarnación. XXVII Festival Internacional de Arte Sacro. Entrada gratuita. Música de Johann Sebastian Bach. Ignacio Prego.

Esta 27.º edición del Festival Internacional de Arte Sacro [FIAS] va de éxito en éxito. Y doy fe de que el conseguido en el presente concierto ha sido de los memorables. Y es que plantarse ante un público más o menos numeroso –en esta ocasión reducido a los ciento cincuenta espectadores, por exigencias del guion dictado por Patrimonio Nacional– para marcarse toda una integral de las llamadas Varaciones Goldberg, del genio de genios Johann Sebastian Bach (1685-1750), es un acto poco menos que de osadía, solo apto para los intérpretes más audaces, o bien para los menos conscientes. En el caso que nos ocupa, el de Ignacio Prego, es claramente adscribible al primero de los grupos. Lo vengo diciendo desde el 2014, momento en el que me enfrenté a la crítica del primero de los registros discográficos de Prego a solo –un magnífico CD dedicado a algunas obras para clave del Kantor, para el ya extinto sello Verso–: estamos sin duda ante uno de los mejores clavecinistas y especialistas en la obra de Bach de la última década.

   Las célebres Variaciones Goldberg BWV 988, cuyo título original es Aria mit verschiedenen Verænderungen vors Clavicimbal mit 2 Manualen [Aria con variaciones diversas para clave con dos teclados], son indudablemente una de las cimas de la escritura clavecinística de la historia. Y lo son por muchas y diversas razones, siendo la primera de ellas la genialidad de su Aria inicial –solo los primeros compases son suficientes para desestructurar a cualquiera–, con esa maravillosa melodía y el bajo inigualable y fascinante, del que parte todo y al que todo regresa. Como defiende uno de los grandes estudiosos bachianos, Christoph Wolff, parece que el tema del bajo está tomado de la Chacona con variaciones HWV 442, compuesta por Georg Friedrich Händel entre 1703 y 1706. Sea como fuere y esté inspirado o tomado de un tema previo o no, lo cierto es que lo que es capaz de efectuar Bach después con ese sencillo tema está solo al alcance del mayor genio musical en la historia de la música occidental. Treinta son, y treinta maravillas, las variaciones a través de las cuales va desarrollando y transformado de las maneras más fascinantes posibles dicho tema. Haciendo uso de uno o de los dos teclados en las distintas variaciones, todavía tiene tiempo para introducir –cada tercera variación– un juego casi matemático y absolutamente brillante, utilizando los diversos intervalos –desde el unísono hasta la novena– para elevar al estatus de absoluta genialidad el tratamiento temático. Por si fuera poco, una de las variaciones se desarrolla a la manera de una Ouverture francesa, otra como un genial Quodlibet –con el uso de temas de corte popular, más desenfadados–, una de las últimas como un fastuosos Adagio casi a la manera de una sonata en trío, y una de las primeras desarrollando una descomunal y modélica Fughetta con la que demostrar lo mejor de su escritura como compositor de ese estilo que estaba ya por extinguir.

   Una absoluta genialidad ante la que uno no puede sino sentirse ínfimo, ridículo, pero a la vez agradecido por poder coincidir en el espacio con intérpretes que sean capaces de honrar la figura de Bach con honestidad y talento a raudales. Hay que ser justos y felicitar a Prego por ser capaz de acercarse a estas obras en directo de una manera tan natural, cómoda y brillante. Precisamente porque no se concibió esta colección como piezas de concierto, ni siquiera para ser tocadas probablemente de principio a fin, el hacerlo en pleno 2017 –con el cambio de concepción que ello implica hacia la obra– supone un ejercido realmente complejo y arriesgado. Las Goldberg en concierto pueden o hundirte o catapultarte. Quizá exagere, pero hay que comprender el acto de valentía que supone el interpretarlas de seguido durante casi ochenta minutos, especialmente por lo que supone a nivel de concentración y también a un nivel puramente físico. Pero Prego ha salido indemne de la prueba, de tal forma que se ha catapultado un poco más hacia el Olimpo de los clavecinistas del siglo XXI. Dejando algunos errores al margen –pocos y que no afectaron, en general, al fluir global de la música–, Prego ofreció una lectura muy contrastante, reposada por momentos –magistral su elección de tempo y fraseo en el Aria–, pero enérgica y veloz en otros; realmente contundente, solventando con facilidad los tremendos escollos técnicos con los que Bach examina a los intérpretes; inteligente, haciendo un uso selectivo y muy expresivo de las ornamentaciones en las repeticiones –que detalle tan sutil pero efectivo el eliminar la appoggiatura final en el último acorde del Aria conclusiva–; pero especialmente, y si tuviera que destacar algo por encima de todo, qué absolutamente cristalino el juego entre las líneas, con un balance exquisitamente conseguido entre el bajo, la melodía y las líneas intermedias, resolviendo el contrapunto siempre en su punto justo de finura. Las suyas son unas Goldberg que fluyen de manera tan natural como pocas veces se escuchan, grabaciones discográficas incluidas. El Bach de Prego tiene precisamente eso, es muy suyo y muy fácil, lo cual es tremenda difícil. Otro nuevo hito en su carrera y un nuevo éxito que sumar a la presente edición del FIAS, que sigue deparando momentos para el recuerdo. Y que dure...

Fotografía: Noah Shaye.

arte sacro mario guada festivales conciertos crítica johann sebastian bach ignacio prego