CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas 2017

Crítica: Kazushi Ono dirige obras de Casablancas, Brahms y Shostakóvich con la Sinfónica de Barcelona

30 de noviembre de 2017

CASABLANCAS COMO PÓRTICO A LA OBC

   Por Albert Ferrer Flamarich
Barcelona. 25-XI-17. Auditorio de Barcelona. Temporada de la Sinfónica de Barcelona. Obras de Casablancas, Brahms y Shostakóvich. Abel Tomàs, violín. Arnau Tomàs, violonchelo. Kazushi Ono, director.

   Benet Casablancas es uno de los compositores preeminentes del panorama español actual. Desde su 60 aniversario diversas iniciativas le han otorgado un mayor relieve merecido y su obra consigue renovados impulsos de difusión ya sea a través de cedés, un nuevo libro ya a la venta o el programa en concierto como el des pasado fin de semana en el Auditori de Barcelona, dentro de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Barcelona (OBC).

   El programa se centraba en dos obras de repertorio como el Doble concierto de Brahms y la Sinfonía nº 5 de Shostakóvich. En Brahms el discurso lo encabezaron los hermanos Abel y Arnau Tomàs en una compenetración modélica y lírica, únicamente desangelada por la falta de volumen en los solistas en pasajes puntuales y un Andante errático en el fraseo y la expresividad, delante de una orquesta meramente correcta que denotaba que era la obra menos trabajada de la sesión. En cambio con Shostakóvich la OBC se reveló como el conjunto meritorio del lugar preeminente que ocupa en la programación catalana. El Largo podría contarse como uno de los momentos más redondos de esta temporada. El dramatismo del final del desarrollo y la reexposición del primer movimiento, la afinación y volumen de los violines, la claridad de texturas y la intensidad y nervio casi virtuosísticos del último movimiento sin paroxismos efectistas son algunas de la claves de una lectura general muy bien construida y planificada.

Casablancas como pórtico

   Programados por la Sinfónica del Vallés hace unos cuatro años y por la Sinfónica de Galicia hace dos, los Tres interludios (2011) sonaban como pórtico del concierto en estrecha colaboración entre Benet Casablancas y Kazushi Ono, y en primera audición para la orquesta barcelonesa. Presentada por el compositor delante del público, consta de tres movimientos contrastados, independientes (Pastorale, Scherzo y Memento e Corale, este último dedicado a las víctimas de Fukushima de 2011) que equilibran la escritura para conjunto sinfónico con un preciosismo preeminente en las maderas (especialmente oboe, flautas y clarinete).

   Técnicamente magistrales y con el refinamiento tímbrico que caracteriza Casablancas, el tríptico combina algunos elementos temáticos -tan ricos como diversos- con juegos de tensión y distensión, ataques nunca violentos y ambientes que basculan orgánicamente en un devenir condensado, austero y rítmicamente sugerente. La OBC respondió a gran nivel en unas páginas difíciles de concertar, consiguiendo una notable transparencia de texturas e idiomatismo. 

Desastre de notas al programa

   La política de notas al programa de mano hace años que linda el desastre en la sede barcelonesa y, en concreto, en la temporada de esta orquesta. El de este concierto fue un nuevo ejemplo. La autora no realizaba ni una sola mención útil para familiarizarse con las credenciales de los Tres interludios del compositor sabadellense mientras que la única referencia se colocaba estérilmente en el argumento principal del texto -¿progresistas o conservadores?- en relación a Brahms y Shostakóvich, recreando un debate superado y mal expuesto sin ningún inciso como guía de audición. La indignación del compositor era lógica. La de algunos abonados también.

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