Una entrevista de Aurelio M. Seco | @AurelioSeco / Fotos: Fernando Frade/Codalario
Hace tiempo que el nombre Ramón Tebar se deja notar con fuerza en el mundo de la música. Es conocido y reconocido en su país, donde ejerce como titular de la Orquesta de Valencia y es principal director invitado del Palau de les Arts "Reina Sofía". Menudo privilegio para ambas instituciones, y qué buen ojo han tenido sus máximos responsables y políticos valencianos al dar sendos bastones de mando a su batuta, no ya emergente sino plenamente asentada, capaz - si le dejan, porque este mundo es difícil de lidiar incluso para los más talentosos artistas- de poner al Palau, a la mencionada orquesta y a Valencia en el lugar más alto. Tebar está haciendo carrera a ambos lados del Atlántico, abriendo los horizontes artísticos españoles en Estados Unidos, poniendo en el mapa y escribiendo con mayúsculas el nombre de dos instituciones que, antes de él, no estaban tan marcadas en el terreno de la música: la Palm Beach Symphony y la Florida Grand Opera, que dirige con sabiduría e ilusión, vinculando siempre su trayectoria con grandes nombres. Hay una mano maestra en cada una de sus elecciones, que delata una inteligencia difícil de encontrar también en el mundo de los directores de orquesta, un campo en el que con frecuencia se pierde la perspectiva, inmiscuidos o en su inherente glamur, la artificiosidad de sus sociedades o la incompetencia de algunos de sus gestores. Este mes debuta en la Ópera de Viena y, este fin de semana, con la Filarmónica de Gran Canaria. El talento, el nivel y potencial de este artista es importante: valorémoslo, potenciémoslo, disfrutémoslo.
¿Cómo ha sido acogido en el seno de la Orquesta de Valencia y cuáles son sus ideas y proyectos para la institución? ¿Hasta dónde quiere llevar a la entidad?
El primer concierto tuvo lugar el pasado diciembre, y me sentí muy bien acogido por la orquesta. Tienen muchas ganas de hacer música, mucho respeto en los ensayos y una mente abierta a nuevas ideas. Tocaron maravillosamente. En febrero tuvimos el segundo concierto probando que la Orquesta de Valencia tiene unas posibilidades enormes.
En principio me gustaría ligar ciertos artistas a la orquesta. La primera incorporación será la del compositor Francisco Coll. Me parece muy importante que una orquesta sinfónica impulse la creación musical actual, y la orquesta no había tenido nunca un compositor residente. Así es que tener a alguien como Coll, un compositor valenciano que está escribiendo música para instituciones musicales internacionales me parece una adición maravillosa.
Hay otras figuras que quiero incorporar y que se anunciarán muy pronto, estoy seguro de que enriquecerán la vida cultural valenciana y a la orquesta.
Me parece muy importante ampliar ciertos horizontes, invertir muchos más recursos en la orquesta de lo que se ha hecho hasta ahora. Así mismo, necesitamos traer más músicos. He entrado con una orquesta bajo mínimos en cuestión de plazas, en algunos conciertos la mitad de músicos de algunas secciones son de refuerzo, con esto es imposible llevar una continuidad, crear una forma de hacer música, en definitiva, subir el nivel musical, pues hay músicos que vienen y se van de una semana a otra o por cortos periodos.
Otro de los temas es el de salir fuera del Palau. Para mí salir supone visibilidad y mejora artística. No es lo mismo ensayar para tocar solo un programa diferente por semana que tener la oportunidad de tocarlo varias veces. La orquesta se familiariza así con ciertos repertorios y el margen de mejora se amplía. Por lo tanto, no es cuestión de cuan lejos una orquesta sale, sino estar preparados para esos retos y repetir programas para mejorar.
Asimismo sucede con las grabaciones. La orquesta no graba desde hace décadas. A pesar de que la industria del disco en la música sinfónica no es rentable, hoy nadie graba para sacar una productividad económica del trabajo, sino porque las grabaciones son la mejor tarjeta de visita, y al mismo tiempo la orquesta puede pulir repertorio. Mejora artísticamente a una orquesta al mismo tiempo que le otorga exposición al mundo, y mucho más hoy en día donde todo el mundo está ahí fuera en internet, en las redes. Si uno no está presente, no se existe.
Son siempre ventajas y todos ganamos. Para mí lo principal es que la orquesta no toque solo la música que estudian en casa y que ensayan durante toda una semana para tocarlo solo una vez, sino que tengan la oportunidad de poder repetirlo, pulirlo y de esa forma mejorar.
Usted empezó como pianista, ¿verdad? Hábleme de sus comienzos en el mundo de la dirección. ¿Cuándo decidió ser director y por qué? Si no me equivoco, fue importante la figura del maestro Bruno Aprea. ¿Qué personas le han influido y han sido importantes en su carrera?
Así es, y cuando puedo, sigo tocando recitales, principalmente con amigos y artistas con los que me gusta hacer música.
Nunca decidí ser director de orquesta, el piano y mi trabajo con ciertos artistas me llevó a dirigir. Hice mucha música de cámara y música con cantantes. Muchos de mis colegas fueron los primeros que me dijeron que me veían como un director. Una de los primeros grandes artistas que me apoyaron y creyeron en mi fue Montserrat Caballé. Me acuerdo mucho de lo que me dijo la primera vez que me vio tocar, y fue precisamente eso, que tocaba como una orquesta, que deberia ser director. Después con ella hice muchos recitales al piano y poco después la dirigía con orquesta. Como pianista, ademas trabajaba en teatros como el Teatro Principal de Valencia, Palau de la Musica, o con la Orquesta de Valencia y el Coro de Valencia (ahora Coro de la Generalitat), con los que empecé con unos quince años, asistiendo a maestros aquí y allá, dirigiendo bandas internas, etc...después de haber dirigido pequeñas cosas aquí y allá, y haber asistido a clases con varios maestros, en Siena, Paris, Roma,...me presenté a un concurso de la JONDE que gané y me dio la oportunidad de ser asistente con ellos durante varias temporadas, adquiriendo repertorio sinfónico mientras seguía haciendo ópera. En León y Roma coincidí con Bruno Aprea que me ofreció mi primer contrato en EEUU, así es que no me lo pensé dos veces. Este contrato me abrió despues las puertas en Palm Beach, Cincinnati, Miami,...
Una persona importante fue el pianista y director Philippe Entremont, al que conocí en America y fue mi mentor durante muchos años, de él heredé la Dirección Musical del Festival de Santo Domingo. Un maestro que hizo música con los más grandes y al que también le debo mucho.
Su carrera ha empezado a coger un nivel de responsabilidades importantes. Ahora debe compaginar su trabajo en Valencia con el que desarrolla en Estados Unidos. ¿Le resulta fácil compaginarlo? ¿Cuáles son sus planes en Estados Unidos?
Lo que peor llevo son los viajes. No me gustan los aeropuertos. Me gusta visitar nuevas ciudades, pero no el ajetreo de este tipo de viaje.
Por otra parte, las instituciones de las que soy ahora responsable en EEUU no tienen una temporada grande, por lo que puedo fácilmente compaginarlo con Valencia y otros proyectos como director invitado. Además, en general he bajado mi actividad en ellas. Por ejemplo, con Florida Grand Opera en Miami he reducido mi actividad, he pasado a ser Director Musical a Director Principal, de dirigir cuatro producciones a dos, y este año sólo una. Quiero seguir con un pie en EEUU pero dejando espacio para más presencia en Europa.
Un plan importante que tengo en EEUU es la construcción de un teatro de ópera para la compañía de la que soy director artístico en Naples, poder conseguir esto en los próximos años sería una proyecto que me haría sentir muy orgulloso. No todos los días un director artístico tiene la posibilidad de estar presente en un proceso similar. Todo está muy avanzando y todos esperamos que en los próximos meses se den todas las circunstancias para poder cerrar el proyecto y anunciarlo finalmente.
El mundo de la música tiene peligros y, en ocasiones, se vuelve un tanto artificioso, por la obligación de establecer determinadas relaciones sociales y por el propio mundo del artisteo ¿Qué tiene que hacer un artista para no dejar de tener los pies en el suelo en determinados aspectos importantes? ¿Qué hay que hacer para no perder la naturalidad, la propia y genuina personalidad?
Concentrarse en la música, ser autocrítico, riguroso y muy exigente, ademas de establecer prioridades. A pesar de las responsabilidades administrativas y organizativas, no olvidar que el motivo último es transmitir sonidos, un mensaje, unas obras a un público, transmitir con el lenguaje musical a un publico, todo lo demás es secundario. Si el marketing, los intereses extramusicales están en primer plano, incluso querer agradar a los músicos como último fin, la música se resiente, y el artista pierde su naturalidad.
¿Cuál es la forma ideal de ensayo? Hablar mucho, poco, tutear a los músicos, tratarlos de "usted", dejarles salir antes de que terminen los ensayos, apurarlos hasta el último momento...?
Desde mi punto de vista, el ensayo que permita dar a entender lo que uno quiere de una obra. El ensayo ideal debería ser siempre distinto. Quizás haya días que de necesite hablar menos y tocar más, otros en los que se deba trabajar con el cincel, compás por compás o frase por frase, como esculpiendo una estatua. A mi personalmente, me parece que los músicos se merecen mucho respeto. Son muchos años de estudio, dedicación y sacrificio, además de poseer la mayoría de ellos una sensibilidad especial. Desgraciadamente muchos han perdido la motivación porque se han sentido tratados como una tecla más del instrumento.
A veces no hace falta agotar un ensayo, otras veces no se puede dejar perder un segundo. Creo que el ensayo debe de ser como el estudio del artista, donde la inspiración debe de tener cabida al mismo nivel que el trabajo duro.
Hablar, hay que hablar, intentando que lo que se diga sea importante para la música. Es normal que a algunos músicos no les guste que los directores hablen, piense que cada músico tiene su propia visión de la música que toca. Hay otros músicos que están muy desmotivados después de años en el mismo atril. A pesar de que yo intento hacer de cada uno de mis días una experiencia musical diferente, motivadora, la profesión de músico de orquesta es muy difícil, y muchos no logran crear un incentivo para hacer música diariamente, por lo que muchas veces se impone la rutina.
Yo creo siempre conveniente recordar por qué un día decidimos ser músicos y dedicar nuestra vida a este arte, y no perderlo nunca de vista a pesar de las dificultades.
Pero como decía Harnoncourt, hay que hablar en los ensayos, con respeto y por respeto al músico. El músico de orquesta no es una tecla que se toca sin más para que suene, sin darle una explicación del porqué. Por respeto al músico de orquesta, se merecen que se les de una explicación de por qué se necesita una articulación aquí, una respiración acá o como tiene que ser el fraseo, no imponerlo sin más. Lo más cómodo para muchos es esto último, esto es así porque uno lo dice. Pero es como dar las cosas masticadas. El músico es o deberia ser una persona con criterio y sensibilidad, que creo que debe ser motivado o al menos dar una explicación. No está ahí solo para obedecer órdenes de un director de orquesta, sino para interactuar, dialogar musicalmente con otras secciones, instrumentos. Creo que así podrá dar lo mejor de sí mismo. Además, creo que el gesto no lo dice todo. Tiene que ayudar a decir el máximo posible, pero es imposible que lo diga siempre todo, luego la palabra ayuda.
Además, hay que acostumbrarse a escuchar, hay muchas veces que uno se encuentra con músicos que tocan sólo su papel y se olvidan de cual es su función en determinado pasaje o sección. Parece algo lógico, pero no siempre se encuentra. Es como hacer música de cámara. Las grandes orquestas han conseguido esto, pero es algo muy difícil de conseguir y sobre todo de incorporar en otras orquestas. Se necesita tiempo para esto.
Usted que conoce ambos mundos, ¿Háblenos de las diferencias que encuentra en el mundo de la música en EEUU y en Europa? ¿Cuál prefiere? ¿Se trabaja mejor en EEUU, son más profesionales las orquestas, suenan mejor?
Grandísimas orquestas las hay en Europa y EEUU. Para mí la diferencia principal que veo es más en las instituciones. En EEUU están financiadas privadamente y aquí públicamente casi en su integridad. Esto tiene cosas negativas y positivas.
Por una parte la institución americana trabaja mucho por innovar, atraer a su público, ya que dependen de sus patrocinadores y de vender las entradas. Esto les da un dinamismo fantástico, siempre se están implementando nuevas ideas para mantener la institución en pie, pero por las mismas razones, son más sensibles a las variaciones económicas de su comunidad. Los trabajadores de cada institución saben que su trabajo depende de su resultado y esto ayuda a no acomodarse, al mismo tiempo se cambia mucho de trabajo.
La subvención pública ha hecho que algunas instituciones europeas no se preocuparan tanto por ese aspecto y se ha programado a veces de espaldas al público, llegando incluso a ignorarlo. Se ha entrado también en ciertas rutinas, en hacer las cosas como se han hecho siempre. Repito, para mi la comunicación es lo primero, transmitir un mensaje musical; si éste no llega, estamos haciendo música en una caja vacía, o incluso puede llegar a ser como hablar a alguien que no nos entiende o escucha. En esto tenemos mucho que aprender. Las orquestas deben de ser más flexibles, lo que funcionaba hace veinte años no lo hace ahora, por lo que hay que renovarse. Los músicos necesitan entender esto si no queremos ser una especie en extinción.
Por otra parte, que los gobiernos garanticen la música debería ser un derecho, que desgraciadamente no se ve así por parte de toda la sociedad, y menos aún por los políticos, y la prueba está en los grandes recortes que se han sufrido. Lo digo siempre, pero para mí los gobiernos tienen que garantizar tanto el alimento físico como el espiritual, y la cultura es alimento para el alma. Si no, estamos creando sociedades insensibilizadas, materialistas, en las que tiroteos masivos ocurren todos los días o niños mueren diariamente porque la burocracia no se pone de acuerdo en comas de un documento, y la siguiente noticia nos hace olvidar las tragedias de la humanidad.
Para mí el ideal sería un modelo mixto en el que los gobiernos puedan garantizar la supervivencia de las instituciones musicales mientras también se incentiva la ayuda privada. Donde tanto músicos como administración de las instituciones musicales se renueven continuamente, innoven, se flexibilicen, rompan con la rutina y quieran ser competitivos al máximo nivel.
Como decía antes, quiero tener siempre un pie en America y en Europa, pues aprendo mucho de los dos continentes.
Háblemos de la confianza. Cuando un artista está en un nivel como el suyo, debe saber quién es su amigo y quien se le acerca por interés. Hay tantos intereses diversos en este mundo, de críticos, gestores, artistas, directores... ¿Cómo sortea usted esta odiosa realidad?
Creo que eso sucede en todas las profesiones, con la diferencia que en música no se deberían hacer concesiones. Pero es verdad, hay siempre muchos intereses. Creo que a pesar de todo, concentrarse en la música debe de ser la brújula del artista, y más tarde o más temprano es lo que saca a flote a un verdadero artista. Quiero confiar en que la nueva generación de gestores y directores de orquestas y teatros están cada vez mas preparados, conozco a muchos de ellos.
En cuanto a los críticos, siempre es un tema delicado, el mejor crítico deberia de ser uno mismo.
Su concierto con Josu de Solaun en el mes de febrero parece haberse sido uno de los grandes acontecimientos del año en Valencia. ¿Si no me equivoco su relación personal y artística viene de lejos? ¿Por qué esa especial sintonía entre ambos?
Josu es una persona y músico que aprecio mucho. Somos valencianos, nos conocimos muy jóvenes como pianistas, y los dos nos fuimos a EEUU. Él fue uno de los primeros solistas a los que dirigí. Cuando hacemos música sabemos lo que queremos y la sentimos de la misma manera, así es que se puede imaginar que placer tenerlo como solista en mi primera temporada con la Orquesta de Valencia.
Este mes debuta en la Ópera de Viena. ¿Cómo ha llegado esta oportunidad? ¿Cuáles son sus objetivos como director de orquesta?
Los artistas siempre hablan, sea para bien o para mal. Muchos artistas con los que he trabajado cantan en ese fantástico teatro, y hace unos años el teatro se puso en contacto con mi agente. Dirigir en la Ópera de Viena con esa orquesta es un sueño.
Obviamente me gustaría dirigir los conjuntos más importantes, es una de las grandes experiencias de un músico, pero también me parece muy necesario desarrollar proyectos propios. Esto es lo que nos hace crecer como artistas. Tener la posibilidad de cambiar algo, mejorar algún aspecto de alguna institución, dejar una huella son algunas de mis metas.
Hablemos de música y versiones. Creo que usted admira mucho el trabajo de Harnoncourt. ¿Por qué? Hábleme de la trascendencia de sus ideas y de cómo le influyen en las suyas. También de los artistas del pasado que ha admirado, de los que sigue aprendiendo cuando oye sus versiones.
Para mi es un músico que combina una aparente "antigüedad" con la modernidad. Yo siempre he creído que es muy moderno en la forma que nos ha hecho ver ciertas musical del pasado, por eso digo "aparente". Me parece un director magnífico porque era un grandísimo músico. Su gestos faciales suplen con creces el de sus brazos porque es un músico auténtico y profundo. Tenía clarísima la función de la música en la sociedad, los mensajes que transmitía y lo que se ha perdido. Estaba convencido de que si esto no se recupera la música que hacemos no tiene sentido. En esto estoy totalmente de acuerdo.
La música no es mero placer auditivo, pero la falta de educación a este respecto ha hecho que el verdadero valor de ciertas músicas se haya quedado en la superficialidad.
A pesar de hacer música con instrumentos originales, no le interesa el hecho de que estén hechos con tal o cual material, sino lo que significa hacer música de cierta manera, de hecho, él mismo hacía cada vez más música con orquestas "modernas".
Con respecto a otros artistas a los que admiro, son tantos que no podria nombrar a todos. En principio me gustan versiones antiguas, donde no existen trucos de edición. Si son en vivo incluso mejor. Y me interesa muchísimo escuchar cantantes antiguos. Para mí, cualquier instrumentista deberia aspirar a conseguir un estilo cantabile en general, y para ello debemos de aprender de los grandes cantantes.
A mi me parece que la educación ha dejado de lado la música. Se estudia literatura, matemáticas, ciencias, etc...y la música, un lenguaje esencial para el hombre, se deja de lado. Después sucede que todo el mundo opina sobre ella y cree saber. La música está tan presente en nuestra sociedad que todos deberían al menos saber leerla. Estamos más expuestos a música que a libros. El ser humano medio escucha mas música durante un día normal que lee un libro. ¿Por qué no nos enseñan a todos a leerla?
Con respecto al repertorio para dirigir. Pues, en este momento es una combinación de lo que necesita la programación de una orquesta u ópera y lo que uno puede programar en su propia orquesta. Aun no me ha llegado el momento en el que puedo elegir todas y cada una de las obras que quisiera hacer. No obstante, cuando a veces te piden dirigir alguna obra muchas veces esto supone un descubrimiento, así es que lo disfruto de todas maneras. Obviamente, las obras que más me gusta dirigir son las que me son musicalmente mas afines, o en las que me siento como gestualmente. Al final, el gesto debe de obedecer a la variedad, creatividad, imaginación del director y esto a su vez de los colores de la música, así es que, cualquier música a priori deberia de resulta interesante para explotar todos los recursos de un artista.
En su manera de dirigir hay varias cosas que llaman la atención. Una de ellas se su intención de aligerar las versiones, de que éstas fluyan con ligereza, no quiero decir rápidas, sino con facilidad, sin esfuerzo aparente. ¿Es éste uno de sus anhelos? ¿cuáles son?
La fluidez me parece algo esencial para el discurso musical. Creo que la música deberia fluir como un relato. Estoy muy convencido del elemento narrativo importantísimo en la música. Hay otros aspectos obviamente en la música, pero éste me parece esencial.
Después hay otro aspecto, y es que en la mayoría de casos en las que tenemos marcas metronomicas del compositor o músicos que convivieron con ellos, tienden a ser generalmente mas rápidas de lo que estamos acostumbrados a escuchar. Esto siempre me ha llamado la atención y cuanto menos, nos plantea muchas preguntas. Después, estan las tradiciones, que es algo para considerar a parte.
Por otra parte, eso de la facilidad sin esfuerzo aparente, puede en algunos casos ser el ideal, parece una contradicción, porque precisamente para llegar una facilidad se requiere mucho esfuerzo. Pero sí, el discurso musical deberia fluir fácilmente como quien cuenta una historia, aunque a veces el esfuerzo también deberia ser parte de como contarla cuando es oportuno para el drama.
Para mi, las cosas más importantes para trabajar en música son principalmente las relacionadas con este discurso musical: el fraseo, la articulación del texto musical, las respiraciones, la atmósfera, el mensaje, la caracterización de los temas y motivos, el diálogo, la escucha,...
Tiene un usted uno de los gestos más naturales y mejores del actual circuito internacional. ¿De dónde sale? ¿Qué aspectos musicales quiere aportar con su manera de trabajar?
Gracias por el cumplido, a pesar de que a mí mismo no me gusta verme dirigir. Es como escucharse la voz de uno, no lo puedo soportar. Lo que tengo claro es que nunca preparo el gesto, preparo la idea musical delante de la partitura, e intento que despues el gesto y la cara refleje lo más cercanamente esa idea cuando los músicos están delante. A veces con un gesto impreciso se consigue más que con algo más claro, pero entonces, ¿es eso claridad o imprecision? No lo tengo tan claro, -risas-. Este es uno de los temas que mas me fascinan de la dirección de orquesta. El gesto y su resultado sonoro.
El ideal sería un concierto en el que cada gesto está íntimamente relacionado y reflejado en el sonido de una orquesta. Obviamente, esta correspondencia entre gesto y resultado musical no siempre se consigue, ahí estriba la gran dificultad de la dirección.
La aparición de directores como Kirill Petrenko parecen haber abierto una nueva perspectiva dentro del mundo de la dirección, no sólo a nivel gestor, pues parece que el talento se ha impuesto por sí mismo en la Filarmónica de Berlín, cosa importante para el mundo de la música, en el que son tan frecuentes las presiones de gestores, intereses y manejos de agentes. ¿Qué virtudes y defectos tiene el mundo de la música de hoy en su opinión?
Quienes sabíamos de él era por muy buenas referencias, pero sorprendió a otros muchos por no tener una "imagen" en el mundo del marketing musical e incluso con escasas grabaciones y ninguna de ellas con grandes sellos discográficos, lo que nos da a pensar que la elección se ha basado en hechos puramente musicales, y eso es esperanzador.
Siempre se habla de los problemas de la música clásica, por eso que en algunos casos se le dé más importancia al aspecto del marketing, a artistas que aparentemente puedan vender más y que puedan "salvar" a la música clásica de su "crisis". No estoy tan seguro de que la música necesite ser salvada. Yo creo que tiene el valor y la fuerza propia para no necesitar de asistencia. Pero si la educación general no la incluye, el público sera cada vez mas ajeno a sus valores y cualidades reales.
¿Qué proyectos por venir le hacen más ilusión? ¿Tiene previsto grabar?
En cuanto a grabaciones, en este año han salido mis dos primeras grabaciones, en los dos casos con dos grandes artistas e importantes sellos, uno con Gregory Kunde para Universal Music y el otro con Joseph Calleja y DECCA. Más grabaciones están proyectadas para el futuro, y entre los proyectos que más me ilusion me hacen, a parte del de la construcción del teatro en Naples, es la de los proximos años de hacer música en mi ciudad, tanto con la Orquesta de Valencia como en el Palau de Les Arts.
¿Cómo lleva compaginar la vida de un artista de éxito con la familia, porque es obvio que tiene que pasar largas temporadas lejos de su esposa e hijas?
Compaginar los viajes con largas temporadas lejos de la familia es lo que peor llevo. Como le decía antes, no me gusta viajar, pero si es solo aun menos, así es que cuando se puede, intento que me acompañen.