CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas 2018

Crítica: Dario Solari, Yolanda Auyanet y Michele Pertusi bajo la dirección de Andriy Yurkevych en 'Simon Boccanegra' de Verdi en el Teatro Comunale de Bolonia

18 de abril de 2018

Reparto de altura     

   Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. Teatro Comunale. 13-IV-2018. Simon Boccanegra (Giuseppe Verdi/ Francesco Maria Piave). Simon Boccanegra (Dario Solari), Yolanda Auyanet (Amelia Grimaldi), Michele Pertusi (Jacopo Fiesco), Stefan Pop (Gabriele Adorno), Simone Alberghini (Paolo Albiani), Luca Gallo (Pietro), Rosolino Claudio Cardile (Un capitán de ballesteros), Aloisa Aisember (Una doncella de Amelia). Orquesta y Coro del Teatro Comunale de Bolonia. Director musical: Andriy Yurkevych. Dirección de escena: Giorgio Gallione.

   Después de su famosa trilogía, Verdi, muy interesado por la producción euopea, empieza un periodo de innovación y compone I vespri siciliani y Simon Boccanegra, donde se percibe la fuerte voluntad de cambio. Sin embargo la primera versión de esta última, estrenada el 12 de marzo de 1857 en el Teatro la Fenice de Venecia, fue acogida con poco entusiasmo y el compositor la reelaboró sobre un libreto corregido y mejorado por Arrigo Boito, estrenándose en el Teatro alla Scala el 24 de marzo de 1881, esta vez con gran éxito.

    La versión representada en Bolonia es la segunda, y se nota la nueva estructura sin las arias tradicionales. El montaje que hemos visto, en coproducción con el Teatro Massimo de Palermo, se vale de la dirección de Giorgio Gallione, que ve una relación muy estrecha entre Génova y Simon Boccanegra. Nacido en dicha ciudad, al igual que el escenógrafo y figurinista Guido Fiorato, siente fuertemente la presencia de los lugares en esta ópera, lugares que en su opinión han influenciado la música de Verdi que transcurrió allí un periodo. Por ello la escenografía, aunque sencilla, ya en el preludio proyecta sobre el telón un grabado en blanco y negro del núcleo urbano, donde destacan entre las callejas los palacios del poder y de las opuestas facciones. Toda la acción se desarrolla sobre una plataforma que representa una típica plaza genovesa, decorativamente empedrada de cantos de playa, con las callejuelas y ocasionalmente el mar al fondo. La iluminación de Daniele Naldi tiene un papel importante, con juegos de color que subrayan el azul del mar o tiñen de rojo las callejuelas de donde irrumpe la rebelión de la plebe.

   El maestro interpreta fielmente la refinada partitura sinfónica y resuelve la compleja concertación, secundado por una orquesta de gran capacidad expresiva. Andriy Yurkevych subraya el aspecto psicológico de la música, las emociones y los tormentos de los personajes y exalta la variedad de los colores y de los timbres fuertes, en especial en los momentos más dramáticos como en la maldición del final del primer acto o en la larga página que cierra la ópera con una ligera y emocionante sonoridad que acompaña la lenta muerte del protagonista. El coro, preparado por Andrea Faidutti representa en este drama un verdadero grupo social de gran protagonismo y se expresa, como siempre, con gran maestría.

   El cast es de altura. Dario Solari es un Simón Boccanegra convincente en el difícil papel de padre preocupado, que al final se reencuentra con su hija, y de Doge que intenta conseguir la paz entre las facciones enfrentadas. Con cabal dominio tanto de los graves como de los agudos, es especialmente intenso en la maldición contra Paolo Albiani y emocionante en el dúo con la hija y en la escena de la muerte. El bajo Michele Pertusi con voz profunda y bien timbrada es un logrado Jacopo Fiesco, fuerte y autoritario, con la nobleza no solo de su casta sino sobre todo de su alma, que sabe transformar en piedad el antiguo resentimiento. La soprano Yolanda Auyanet da vida a la joven Amelia con grandes calidades vocales, amplio volumen y gran extensión. El tenor Stefan Pop encarna a Gabriele Adorno con ímpetu juvenil y pasión por Amelia, pero sabe demostrar madurez y comprensión, tanto que Simón le concederá la mano de su hija e incluso el nombramiento de Doge. El barítono Simone Alberghini es un Paolo Albiani lleno de odio y rencor, que resuelve un difícil papel dramático. Correctos los intérpretes menores. Repetidos y merecidos aplausos de un público entusiasmado que abarrotaba la sala el dia del estreno.

Foto: Rocco Casaluci

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