CODALARIO, la Revista de Música Clásica

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CD: Carus publica la 'Misa en do menor' y el 'Stabat Mater' de Johann Simon Mayr

23 de abril de 2018

Recuperando el Mayr sacro

   Por Albert Ferrer Flamarich
Mayr: Missa in c minor, Stabat mater. Katja Stuber, soprano. Marion Eckstein, contralto. Fernando Guimarães, tenor. Tareq Nazmi, bajo. Orpheus Vokalensemble. Concerto Köln. Florian Helgath, director musical. CARUS 83.480 DDD 78 minutos.

   En los últimos años algunos sellos han recuperado la ingente obra del bávaro Johann Simon Mayr /1763-1845), especialmente la operística, pero también la religiosa que agrupa una docena de oratorios, dieciocho misas, siete réquiems, numerosas cantatas y 277 movimientos y piezas de tipo religioso. Por un lado se halla el único Stabat Mater conservado entero -fechado alrededor de 1803- dividido en ocho secciones, la primera (“Stabat mater”), la tercera (“Homo quis est”) y la última (“Quando corpus – Amén”) son para coro, mientras que las otras alternan solistas vocales con acompañamientos instrumentales estilísticamente influidas por el lenguaje operístico belcantista del momento. El aria del tenor “O quam tristis” y el de la soprano “Eja mater” son unos ejemplos evidentes. Esta última, por cierto, con violín obligado.

   Por otro lado, la Misa en do menor (1825) se estrenó el 28 de mayo de 1826 durante la Misa del Gallo en el convento de Einsiedeln y fue interpretada de nuevo el mismo año (14 de setiembre) y en 1829 (14 de setiembre) en ceremonias conmemorativas del recinto. Se trata de una obra que en algunos fragmentos reelabora otras composiciones religiosas propias y denota influencias de Beethoven como indica Frank Hauk en las notas de carpeta: el Trio para piano Op. 1 núm. 3 se reconoce en el Kyrie y el tema principal del primer movimiento de la Sinfonía núm. 4 en el inicio del Gloria. El Credo también toma partes de un pasaje homónimo compuesto por su alumno predilecto, Donizetti. El trato de la orquesta, el coro y los solistas se entronca con el espíritu sinfónico de las obras de Haydn, Hummel y Beethoven. Más allá del acompañamiento, algunos instrumentos incluyen partes obligadas como el violín en “Et incarnatus est”, concluida con un espíritu claramente operístico, igual que el Agnus Dei, donde el clarinete interviene con considerables dosis de virtuosismo.

   La obra también depara ideas ingeniosas como el inicio del “Quo tollis peccata mundi” en pizzicato de las cuerdas, el canto a dos flautas y contrapunto del fagot. A pesar de una tendencia de escritura homofónica del coro, Mayr combina algunos pasajes polifónicos como en el “Quoniam tu solus sanctus”, “Et vitam venturi” o en “Hosanna in excelsis” posterior al Benedictus, como pequeña fuga que busca la magnificencia y la espacialidad. En contraste con el Stabat mater, el trato vocal es menos exageradamente belcantista y no se divide en secciones que aíslan los solistas y los tutti. Los episodios en solitario quedan integrados en la trama musical y sólo en el Sanctus y “Dona nobis pacem” la soprano y el bajo reciben un trato individualizado, casi como mini arias.

   El prestigioso Concerto Köln interpreta con criterios historicistas una versión muy recomendable encabezada por Florian Helgath erigida en el equilibrio, transparencia e idiomatismo entre la orquesta, el coro y los cuatro solistas vocales, adecuados en afinación y cuidadosos en articulación. La edición cuenta con los cantables en latín, inglés y alemán y las notas de carpeta están firmadas por Frank Hauk, especialista en el compositor y director de algunas grabaciones editadas por la discográfica Naxos. Hay que agradecer que el inlay de los tracks incluya la nomenclatura de los intérpretes en cada fragmento.

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