Una entrevista de Aurelio M. Seco | @AurelioSeco / Foto: Marco Borggreve
Es su primer año como titular de la Filarmónica de Gran Canaria. ¿Cuáles son sus planes?
La Filarmónica de Gran Canaria ya de entrada es una orquesta que tiene muchas cualidades, rematadas por el lujo de tener el Auditorio Alfredo Kraus, donde tocamos y que es otra joya. También tengo que decir que ahora tenemos muchísimos accesos a su sala sinfonica, algo que antes no era así, y eso hace que se pueda mejorar mucho el sonido de la formación. No todas las orquestas tienen una buena sala de conciertos, lo que con frecuencia les causa muchos problemas.
Una de mis obsesiones, y creo que una de mis especialidades, que además cualquier músico que haya trabajado conmigo sabe, es el sonido. Y me obsesiona en especial crear lo que yo llamo un “sonido constante”. Cuando se habla de balancear, se suele hablar con demasiada facilidad, pero balancear bien las maderas, por ejemplo, es algo que puede llevar años. Que el primer flauta y el primer clarinete tengan el mismo color y un acorde esté bien balanceado no es algo que salga en el primer ensayo, pero cuando se produce mejora mucho la entonación y sonido de la orquesta. Muchas personas hablan de problemas de las maderas en la orquesta, pensado que están desafinadas por ejemplo, pero en numerosas ocasiones, el problema es en realidad de balance. Yo estas cosas las trabajo mucho.
¿Cómo le han recibido los músicos?
Con muchísimas ganas y complicidad. Tengo la suerte de contar con un instrumento que ya está bien desarrollado. Hay un ambiente de entrega y dedicación al proyecto y por supuesto eso me facilita mucho el trabajo, porque no hay nada más grato para un director que ver que una orquesta crece de semana en semana.
Explíqueme mejor lo del balance de las maderas
Si hay un acorde y lo toca toda la madera, flautas, oboes, clarinetes y fagots, ese acorde está escrito para todos los instrumentos en "forte", pero la realidad es que no todos estos instrumentos pueden tocan con la misma fuerza ese "forte", y para balancearlo hay que saber afinar la tónica y de ahí enfocar el resto de instrumentos.
Imaginemos un acorde do-mi-sol-do
Lo más importante es el do obviamente, que tiene que estar muy presente, después el sol y el mi, pero lo que no puede ser es que el mi o el sol predomine antes del do. El acorde es do mi sol do. Balancearlo requiere mucha más sensibilidad de los músicos a la hora de escucharse porque a veces los acordes estan invertidos o incluso mal orquestados. Puedo asegurar que en el momento en que uno balancea un acorde que suena desafinado, normalmente se afina sin más. Sucede lo mismo con las trompas o la cuerda: el problema muchas veces es de balance. El otro dia ensayaba una obra de Debussy y un pasaje sonaba discordante sin musicalmente tener ese argumento. Trabajamos mucho en el balance de ese pasaje e imediatamente la tension discordante de la música se transformó en el ago muy bello.
En la Deutsche Radio Philharmonie Saarbrücken trabajé mucho el sonido. Es unos de mis credos que si empiezas una frase con un sonido acabas la frase con ese mismo sonido, que no debe cambiar porque haya un diminuendo o crescendo. Muchas orquestas cambian de sonido porque ven escrito un acento u otras "distracciones". Esta idea sonora era parte del “sello Karajan” y es algo que no te enseñan en ninguna academia. Lo aprendes primero dirigiendo a grandes orquestas y después lo desarrolladas ensayando y experimentando hasta que ya comprendes lo que tienes que hacer.
Tambien hay que tener en cuenta que un director titular no es un invitado. No se puede poner uno delante de una orquesta con la misma actitud. En mi intención está que el público de Gran Canaria disfrute, pero primordialmente quiero programar obras que mejoren la orquesta. Lo bueno es que tenemos tantas obras de calidad que no se sacrifican los gustos del público. La idea es hacer la orquesta más versátil. Y otra cosa muy importante en la que más de un colega se equivoca: no saturar el programa, porque si tienes una obra muy importante en la segunda parte es mejor no incluir otra del mismo tipo en la primera. La frase “Menos es más”, en mi caso, es algo que me tomo muy en serio. En cualquier caso mi deber es mejorar la orquesta a largo plazo, no sólo hacer buenos conciertos.
¿Qué cualidades debe tener un director titular?
La primera es ser un lider de todas las formas necesarias. Tambien ser justo y siempre respetar a los músicos como personas humanas, escucharles y tomar decisiones duras si corresponde también. Lo mismo que yo exijo en el escenario los musicos me exijen afuera del podio que les apoye y escuche y es como debe ser. Y así se crea una complicidad con ellos, cuando uno tiene intenciones honestas de hacer las cosas bien. Y cuando están sentados en el borde de las sillas y hay una energía, eso normalmente se irradia al público, que es muy sensible y se da cuenta de esta conexión. A lo mejor no sabe que hay una nota falsa, pero sí si ocurre algo especial. Yo muchas veces pregunto siempre a las orquestas, ¿qué queréis decir cuando tocáis esto? ¿Cuál es el mensaje? Estamos para transmitir emociones.
¿Emociones?
Cada persona tiene una manera diferente de apreciar un momento. Está claro que el compositor a mi juicio tiene en su música un cierto mensaje. El Réquiem de Verdi muestra muchos momentos donde Dios es bondadoso, pero también otros donde se enfada y castiga. Cuando dirigen esta obra maestros como Muti o Gatti, con quienes he aprendido esta obra, cuando concluye la partitura no sabes si Dios nos perdonara o no y acabas aplastado.
¿Ve apropiado programar el Réquiem de Verdi durante unas fiestas veraniegas?
Sinceramente, al aire libre, no. Es una obra que necesita de mucha intimidad y silencio.
Es tan difícil pretender mejorar hoy el nivel de las orquestas… Los músicos se cansan pronto de los directores, sobre todo de los que más exigen, de los de mayor talento. A veces da la sensación de que molestan.
Hay orquestas que quieren trabajar y orquestas que no. Algunas te las encuentras pasando por un período muy difícil y no puedes pretender que en ese momento estén contentísimos, lo mismo que hay momentos en la vida de todo el mundo que ha fallecido un pariente o te separas de tu pareja/familia, por ejemplo y esas cosas obviamente condicionan estar abierto a determinadas perspectivas o no. No creo que haya orquestas vagas que no quieran trabajar, pero sí es verdad que hay orquestas que posiblemente estén a un nivel muy alto y piensen que no es necesario subir más. En mi opinión se equivocan. Yo siempre asocio la música con el atletismo. Cuando alguien quiere competir al más alto nivel si no entrena no gana.
Después hay cosas que no entiendo, como que un violinista, cuando estudia sólo en casa lo hace con frecuencia nota por nota, muy despacio y repite y para y repite..... pero parece que hacerlo así en el mundo orquestal es ser pesado, aburrido. Eso nunca lo he comprendido. Yo creo que tanto si se ensaya por separado como en grupo, la actitud debe ser la misma. Hay que entrenarse, fortalecerse para mejorar. Siempre se puede mejorar el nivel y dar más de uno mismo.
Creo que puedo decir que me llevo bien con el 90 % de las orquestas que dirijo y que, por ello, vuelven a invitarme, pero después hay otras que, cuando voy, no me siento a gusto y no vuelvo. Y ya no me importa si están en Berlín, Viena o Nueva York. Si no siento que puedo expresarme sin preocuparme, no vuelvo. Yo no estoy en esta profesión para contentar. Eso no significa, obviamente, que esté en esto para insultar a nadie, pero sí tengo claro que vengo a trabajar, y si encaja en la filosofía de la orquesta, fantástico y, si no, yo me voy por mi camino y la orquesta por otro. Esa es la diferencia entre el Karel de hace 10 años y el de ahora. Cuando algo no funciona con una orquesta, no siempre significa que uno es un mal director o que la orquesta es mala orquesta; simplemente no encajamos. Hay muchas orquestas en el mundo. Yo creo que ésa es la actitud que me mantiene sano.
Lo estaba hablando precisamente con mi esposa y yo creo que a veces los artistas nos apartamos de lo que es importante. ¿Nosotros para qué estamos? Para hacer música, para trabajar, pero no para contentar a otras personas. Y estamos aquí siempre tratando de buscar la felicidad. Ése es el objetivo de todo ser humano.
La felicidad no existe.
Sí, pero uno puede encontrar en la vida un motivo que te hace sentir bien. Un feeling, y para conseguir eso a mi juicio hay que saber muy bien lo que uno quiere y lo que a uno no le satisface. Lo que desde luego no se puede hacer es tratar de contentar a la gente. Hace tiempo, si recibía una oferta de Berlín lo aceptaba antes que otra orquesta menos importante, pero ahora no. No estamos en las Olimpiadas. Si tengo una orquesta que es menos "famosa' pero me da un resultado tan bueno que está más en mi línea de trabajo, eso a mí me contenta más. Me siento más realizado. Sí, la felicidad no existe, pero sí puedes sentirte realizado y encontrar tu lugar como ser humano. Hay que tener las cosas muy claras. Me sucede algo parecido con mi familia. No me contenta estar separado de mis hijas más de dos semanas. Si paso más de dos semanas sin verlas, vienen a verme. Y si me paso más de tres semanas fuera de casa me encargo de volver por un periodo de dos semanas después, indiferentemente del proyecto que me ofrezcan en ese periodo. Es algo que respeto totalmente porque es lo que más me llena. Mi familia. Creo que no hay un regalo más grande que tener hijos y que estén sanos.
En lo que a la carrera de director se refiere lo tengo tan claro..., y doy gracias por ello, porque hay mucha gente confundida que no sabe realmente lo que quiere. Algunos incluso tienen mucho éxito en el mundo de la "música clásica", pero siguen siendo personas tristes y tienen una vida muy sacrificada. La carrera no te puede mandar. Tú mandas en tu carrera. Tú no trabajas para el agente: es él quien trabaja para ti. Y no digo que haya que faltarle al respeto, pero muchas veces ciertas agencias piensan que tú trabajas para ellos, y es lo contrario, porque si tú no trabajas ellos no ganan comisión. Me vienen muchos directores jóvenes que me piden consejo y yo siempre intento dedicarles tiempo porque cuando era joven no me dieron ese tipo de recomendaciones.
No es un secreto que la mayoría de los directores no se llevan bien. Son muy pocos los que se llevan bien aunque tengo que decir que yo agradezco las pocas amistades que tengo con mis colegas porque son muy valiosas ya que permiten contrastar experiencias personales. Por supuesto hay excepciones, pero la mayoría es porque, empezando por un maestro tan importante como Karajan, los directores somos criaturas muy inseguras. Yo he visto a directores de orquesta que son los mejores del mundo y que, cuando les vienen músicos de la orquesta hablando bien de un director joven se ponen malos de la inseguridad. Esta actitud es muy de director de orquesta.
¿Qué ha pasado con el anterior gerente de la orquesta que lo han cambiado tan pronto?
Nada, simplemente había un período de pruebas y el Cabildo tomó esa decisión tras hablar conmigo. Simplemente tras seis meses de prueba consideramos que era mejor cambiar y se ha sacado esa oposición a concurso. Tengo que decir que, en lo que a mí respecta, tengo el respaldo absoluto del Cabildo, cosa que agradezco porque hace que mi gestión y relación con los músicos vaya en la buena dirección. Con el consejero, Carlos Ruiz, me comunico cada pocos días y es un constante apoyo. Es algo que no pueden decir todos los directores titulares de España y fue unas de la razones claves para aceptar mi titularidad y me hace ver el futuro con optimismo. Es una orquesta con muchas posibilidades. Tenemos un programa de conciertos infantiles didácticos maravilloso, muy desarrollado, que llega a 250.000 niños.
¿Cuál es su opinión sobre los escándalos sexuales que relacionan a directores con situaciones de abuso sexual como el caso James Levine?
Tras escándalos como ése, como director, te paras a pensar cada palabra que dices. Tenga en cuenta que yo dirijo coros de niños en óperas como Carmen, etc. A veces viene un niño a pedirte un autógrafo y parece normal mostrarse cariñoso, pero hoy te lo piensas mucho, y no debería ser así. ¿Dónde está la solución? Es dificil saberlo, pero creo estamos sacando un poco el asunto de quicio. Llega el momento en que antes de abrazar a un niño hay que pensárselo, aunque seas moralmente intachable. Todo el mundo de la música se siente algo incómodo por esta situación. Sea en el ámbito que sea. Y es triste.
Hábleme de su política artística.
En lo que respecta a Canarias, me he enfocado en promocionar a sus jóvenes talentos. De hecho, Rafael Sánchez Araña es mi asistente y trabaja en los conciertos didácticos. Ha estado estudiando en Dresde y es un hombre de gran futuro. Lo que necesita un director de orquesta joven es ver cómo se montan obras, tener la experiencia de ver qué hacen los maestros con obras de Beethoven, Strauss, Brahms… En la próxima temporada tendremos a directores como Michael Sanderling, Roberto Abbado, Leonardo Alarcon, Guillermo Garcia Calvo y solistas como Cañizares, Iván Martín, también amigos míos como Albrecht Mayer, para mí el mejor oboísta del mundo, Felix Klieser, Ingrid Fliter, Goran Nikolitch. Quiero que a la orquesta vengan músicos de esta talla. En los últimos años se ha echado de menos el repertorio clásico. Cada temporada vamos a tener grandes especialistas en ese ámbito como lo son Gerard Korsten, Clemens Schuldt y Leonardo Alarcon. A mi ver, si una orquesta puede tocar bien Mozart, Beethoven o Mendelssohn puede tocar cualquier cosa.
Hoy predomina en la interpretación de la música anterior al XIX un fundamentalismo historicista absurdo.
Hoy en día tú no puedes ir a una orquesta alemana seria y hacer Beethoven con ese vibrato romántico. Te miran con una cara… A mí lo que no me parece bien es el extremo. Me encantan las versiones de Paavo Jarvi, por ejemplo, de las sinfonías de Beethoven. Es verdad que si tú reduces el vibrato de la cuerda, o lo quitas, inmediatamente el balance con la madera es mil veces mejor, y lo mismo sucede con las trompetas y timbales. Yo he hecho la música de Beethoven con timbales barrocos y trompas naturales porque, efectivamente, el balance es otro, más claro. El problema es que al hacerlo todo “A la antigua” los detalles a veces no se escuchan.
Haciéndolo historicista, sin vibrato, suena todo demasiado rápido.
El tema no es hacerlo lento o rápido sino encontrarle su punto. Es verdad que el movimiento historicista lo hace a veces todo demasiado rápido. Yo no busco velocidades, sino claridad en el mensaje. Y eso se puede hacer rápido o lento. La cuestión es qué te aporta cierto grado de rapidez. Yo siempre he tenido un conflicto en el tercer movimiento de la Novena de Beethoven con Karajan, que es una experiencia religiosa. Esa forma de hacerlo no hay orquesta que lo haga acudiendo al espíritu histórico.
¿Cómo está llevando la programación?
Por lo que me dicen a veces en España se programa bastante tarde. Yo trabajo de otra forma, y prácticamente tengo cerrado todo de la temporada 2019-20 y empiezo a trabajar en la 2020-21.
¿Estará Paavo Jarvi?
En eso estoy. Hay que tener en cuenta que yo tengo un mandato limitado a tres años. Es un proyecto muy ilusionante y he tenido que cancelar cosas para asumir este puesto. A la hora de programar, creo en invitar a grandes artistas y directores y balancear el presupuesto de forma responsable. Si el maestro que viene a trabajar una semana lo hace mejor que yo, es que estoy haciendo bien mi trabajo. Yo no entro en el juego de traer directores medianos. No es mi forma de trabajar y ninguna orquesta lo agradece. Para un director es importante saber qué se le da mejor, si hablamos de repertorio. Personalmente me encuentro muy afín a Bach, Haydn, Mozart, Mendelssohn, Beethoven, Brahms, Schumann, Dvorak, Tchaikovsky, Prokofiev, Strauss, Falla, Debussy, Ravel, Stravinsky, Elgar y Mahler como mi repertorio sinfonico "central'. En el caso de Mahler no he hecho todavía las sinfonías nº 7 y 9. Me considero joven todavía para la Novena de Mahler. Lo mismo me pasa con Bruckner. Pero he invitado a Günther Herbig, nuestro principal director invitado, para hacer este repertorio del que es un gran especialista. Sería de locos que yo diese a Herbig un repertorio que me va más a mí y a la inversa.
¿Podremos ver también a Elina Garanca?
Todo el mundo gana si mi esposa viene a Las Palmas. Ambos somos conscientes de separar nuestras carreras, pero contar con Elina sin duda será enriquecedor y es algo que hace ilusión al público.
¿La zarzuela es la ópera española?
Absolutamente, sí. Yo hago mucha música española porque la siento y es de calidad. Creo sinceramente que con ella tengo algo que decir.
¿Volverá pronto al Metropolitan de Nueva York?
Sí, en la temporada 2019-20, con La traviata, y ya estamos hablando de otros proyectos mas adelante. Antes de eso dirigo La traviata en la Opera de Paris en Diciembre 2018. En estos teatros lo más importante es volver y yo tuve una gran relación con la orquesta del MET al igual que con la sigo teniendo con la Ópera de Baviera, donde regreso todas las temporadas y donde quiero volver, porque me entiendo bien con sus músicos. No soy de ir dirigiendo orquestas como invitado todo los meses del año, pero también tengo buena relación con otras orquestas en Europa, especialmente en las orquestas de la radio de Berlin y Amsterdam. Estos teatros y orquestas tienen una actitud ejemplar que me encanta y hacen de ellos los mejores del mundo.