La Voz de Asturias (Lunes, 28/11/2011)

Lugar: Teatro Filarmónica. Organiza: Asociación Lírica Asturiana Alfredo Kraus. Fecha: sábado, 26 de noviembre de 2011. Foto: Jocar Gonzabe 

UNA VELADA LÍRICA INOLVIDABLE

El IX Concierto Homenaje a Alfredo Kraus acercó a Oviedo a dos de las voces más importantes del actual contexto internacional, la del español Celso Albelo y Leo Nucci, extraordinario artista que,  próximo a cumplir 70 años, mantiene unas condiciones vocales sobrehumanas. "Sei un mito", le gritó uno de los asistentes. La entidad asturiana acompañó con una puesta en escena elegante, sencilla y atractiva, que sirvió de precioso marco para que, los artistas, hicieran delirar a un público que, sin complejos, llenó el Filarmónica con las mayores ovaciones que se han podido oír este año en Asturias. Nucci abrió la velada sorprendiendo, metiéndose a la gente en el bolsillo incluso antes de salir a escena, empezando entre bastidores la interpretación del conocido "Largo al factotum", un papel en el que ha sido una referencia en su juventud, pero que sigue manteniendo en el repertorio con una frescura y, sobre todo, maestría interpretativa descomunal. Nucci desprendió una naturalidad escénica arrebatadora. Sólo los más grandes consiguen comunicarse así con el espectador, haciendo accesible y sencillo lo que, en realidad, resulta casi inaudito. Cantó "Eri tu" o "Nemico della patria" sentando cátedra, con tal verosimilitud dramática que sobrecogió. Pero sobre el escenario no sólo había un gran cantante. Celso Albelo se entendió con Nucci como sólo lo puede hacer un maestro con su mejor discípulo. El tenor canario no se quedó atrás, y ofreció un comienzo  de recital espectacular, con un "Ah, mes amis" seguro, refinado y sentido. Le siguió "Una furtiva lacrima" emocionante y llena de finura. Resultó asombrosa su capacidad técnica, que le llevó a afrontar el re sobreagudo del aria "Vivi tu" de "Anna Bolena", con una seguridad que pocos cantantes están en condiciones de ofrecer. Más discutible resultó la inclusión de las obras de Ginastera y Penella, no por su interpretación, que gustó, sino por su estilo, demasiado diferente del resto del programa. El notable pianista Juan Francisco Parra acompañó con sensibilidad y aplomo.