¿La cultura de los "musicales" está sustituyendo a la "operística"? ¿Están los teatros de ópera convirtiéndose en meros contenedores de producciones musicales de cualquier tipo con el único objetivo de hacer caja? Son las dos preguntas que se nos vienen a la mente tras observar la nueva crisis abierta en en la Englist National Opera, una de las entidades operísticas más importantes de Reino Unido, que esta semana ha tenido que asumir que su directora de producción, Terri-Jayne Griffin, haya decidido dejar la compañía desilusionada "por tantos cambios ... y la falta de ambiciones artísticas actuales" bajo la dirección de Stuart Murphy, nombrado gerente de la institución este mismo año, y quien, según información publicada por The Guardian, parece haber enfocado su trabajo a obtener una importante rentabilidad económica alguilando el Coliseum, sede de la institución, a eventos musicales ajenos a los propios de la entidad. "Mientras que el Coliseo se usa este verano para musicales como The Glenn Miller Story protagonizada por Tommy Steele, el coro de ENO tiene contratos de 10 meses y la compañía está presentando solo cinco nuevas producciones allí durante la temporada 2018-1919 y siete en 2019-20 - en comparación con 10 nuevas producciones hace una década", explica el citado medio. "La presión se ha intensificado en la compañía después de las críticas negativas para la primera ópera de Daniel Kramer como director artístico", explica The Guardian.