La Voz de Asturias (Lunes, 16/4/2012)
Luis Varela vuelve al Principado de Asturias para formar parte del reparto de "La del Soto del Parral" que, desde el pàsado lunes y hasta mañana, se pone en escena en el Teatro Campoamor como tercer título del Festival de Zarzuela de Oviedo.
- ¿Sigue encontrándose a gusto en Oviedo?
- Estoy encantado en la ciudad. La gente me trata de maravilla. Siempre viajo a Oviedo dos veces al año, porque aquí me siento muy a gusto, y no lo digo por compromiso, sino de corazón. Por alguna razón, los asturianos me tienen mucho cariño. En la rueda de prensa de presentación de la zarzuela dije que antes venía a Oviedo y me sentía como en casa, pero es que aquí se come mejor. A cualquier sitio que vayas, te ponen unos platazos...
- Esta vez su papel no es tan cómico
- En esta ocasión soy el malo de la película pero, de cualquier forma, es un papel precioso en el que me siento a gusto. Además, la producción es una auténtica belleza.
- Algunos todavía estamos emocionados por su intervención en la Gala de los Premios Líricos Teatro Campoamor, en la que recordó a su esposa. ¿Improvisó el fragmento?
- No, estaba escrito. Emilio Sagi y yo hablamos sobre el tema y lo preparamos. Pienso que, ya en el escenario, salió de una manera natural y fluida, seguramente porque era muy emotivo.
- También resultó bien su participación cantada
- Cuando Emilio Sagi me dijo que le hacía ilusión que yo cantase la romanza del "Caballero de Gracia" le dije que yo no era cantante y que iba a tener problemas. Emilio me dijo que el público no me iba a pedir que lo interpretase como un cantante profesional, así que, donde veía que no llegaba, introduje alguna broma o les dejaba cantar a las chicas. Creo que al final salió bien.
- ¿Habrá recibido muchos halagos a lo largo de su trayectoria?
- Me han dicho cosas preciosas. Una de las más bonitas me la dijeron cuando anuncié que me iba a jubilar. Una persona se acercó a mí y me dijo: "Por favor, no nos abandones. Continúa, porque verte nos hace sentirnos bien". Me emocionó mucho. Y seguí.
- ¿Por qué seguir?
- Por sentirme en contacto con mis compañeros. Durante toda mi vida he pasado más tiempo con mis compañeros de profesión que con mi propia familia. Necesito ver a mi gente y, de vez en cuando, subirme a un escenario. Ahora mismo voy a ir a comer con mis compañeros de la zarzuela. Me gusta vivir el día a día con ellos. Tampoco puedo quedarme sentado en un sillón. Mi trabajo me da vida y ganas, y de paso amaino la soledad.
- Qué se siente cuando uno se queda en blanco en el escenario
- Te quieres morir, pero auténticamente. Estás hablando tan tranquilo, de pronto te viene un vacío mental y dices: Dios míos, qué digo ahora. Pero los actores nos conocemos muy bien. Simplemente con que nos miremos a los ojos, mi compañero de escena ya sabe que estoy pasando por un bache. Entonces aparece la picardía del compañero, que es la que te mete en el papel. Son tablas, pero también mucha técnica y costumbre. Ocurre muy a menudo y la gente no se da cuenta, porque es nuestra obligación que no se dé cuenta. Precisamente haciendo esta misma producción en Madrid tuve un bache tremendo, en una escena bastante complicada en la que mi personaje tiene que decir muchos nombres. Ahí me enganché. No sé ni cómo salí de aquello
- Con su trayectoria, ¿no ha tenido la tentación de endiosarse un poco?
- No, por Dios, ni mucho menos. Huyo absolutamente de los endiosamientos. No es una figura numerosa en la profesión y, si bien es cierto que se da algún caso, seguramente es porque les falta seguridad en sí mismos.
- ¿Nunca piensa a dónde hubiera llegado de haber nacido o trabajado en EEUU?
- No, no me arrepiento de nada en mi carrera. Me siento muy satisfecho de ser Luis Varela. Algunas veces me dicen que quizás podría haber hecho más cosas de haber nacido en otros países, pero yo estoy encantado de haber nacido en España. He trabajado en Latinoamérica pero, no al no hablar inglés, tampoco es fácil participar en una película estadounidense.
- El teatro profesional asturiano está pasando por una crisis histórica. ¿Qué le diría a las más de treinta compañías profesionales de la región?
- Si aman su profesión no deben dejarlo. Hay momentos difíciles, como el actual, que no sólo se dan en Asturias pero, si de verdad es una vocación, no hay que tirar la toalla. Deben continuar, porque es una profesión muy bella. Que no se desanimen y tiren para adelante.
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