CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Opinión

Artículo: «Entre dos orillas». Una semblanza de la compositora española Montserrat Campmany. Por Blanca Alfonso Salas

2 de agosto de 2020

 Montserrat Campmany, entre dos orillas [Barcelona 1901 -  Buenos Aires 1995]

Por Blanca Alfonso Salas
Montserrat Campmany i Cortés nace el 7 de Marzo de 1901 en Barcelona. Cuando cuenta 8 años de edad su familia emigra a Argentina por motivos económicos, estableciéndose en la ciudad de Buenos Aires. Es allí donde, viendo sus padres las grandes cualidades de su hija para la música, se matricula en la Escuela Argentina de Música, donde estudia piano con Julián Aguirre, composición con Constantino Gaito, canto con Guido Capucci y violonchelo con Alberto Shiuma, obteniendo los títulos en todas las materias. En 1919 gana un premio de composición, otorgado por el Orfeón Catalán de Buenos Aires, con su obra para coro Uvas y Espigas.

   Durante esta primera etapa en Argentina compone sus primeras obras, en las que utiliza en muchas de ellas la escala pentatónica incaica, principalmente en el modo menor (La-Do-Re-Mi-Sol-La), con variaciones, acercándose así a un estilo nacionalista. Muestra de ello son  Poema otoñal (1922) para voz y piano, con letra de Rubén Darío, editada por Lottermoser;  Poemas de Cuyo (Día de fiesta en Tunuyán, Patio de Guaymallén, Siesta, Médano) (1925), letra de Alfredo R. Bolano, para voz, flauta y arpa, editada en Buenos Aires por la Sociedad Nacional de Música; Llama-Ckati -El canto de los llameros (1926), para piano solo; Danza india (1927), para conjunto de viento, percusión y piano; Visión sinfónica (1928), poema sinfónico para orquesta, editada por Ricordi Americana.

   En 1928 se traslada a Barcelona para trabajar rítmica “dalcroziana” con Juan Llongueras, música de cámara con Juan Massiá y análisis musical con Blanca Selva. El método Dalcroze fue una novedad en la enseñanza  de la época, que ha perdurado hasta nuestros días. Ideado por Émile Jacques-Dalcroze, consiste en la interiorización del ritmo a través de movimientos corporales. Montserrat lo puso en práctica con sus alumnos.

   En esta ciudad ejerció la docencia en la Escuela Blanquerna, en la escuela de Música de Barcelona y en la Escuela del Mar hasta 1939.  Entró en contacto con Pablo Casals, que le permitió dar a conocer sus obras Danza india y Visión sinfónica, estrenándolas con su orquesta. De esta época es su obra La Guspira (1931), sardana para cobla, y La chispa (1931), otra sardana, dejándose llevar por los aires de su tierra.

   En 1940 regresa de forma definitiva a Argentina. Allí se integra en el grupo de investigación que dirigía Carlos Vega (Grupo de Compositores del Instituto de Musicología), siendo la primera mujer en él, en el que se armonizaban temas tradicionales, por lo que continúa así en su línea nacionalista. Surgen obras como Suite Incaica (1940), para piano; La leyenda de la yerba mate (1941), comedia; La casita de Tucumán, para voz y piano (1941), editada por Korn, S.A.; Jueirío (1941), para voz y piano, aunque de estilo postromántico, editada por la Sociedad Nacional de Música; Coplas al Tulumaya (1943) o Romancillo del milagro (1943), editada por Ricordi Americana.

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   A principios de la década de 1950 se produce un cambio drástico en su estilo, debido al contacto con el movimiento dodecafónico iniciado en Argentina por Juan Carlos Paz, llamado Grupo Renovación. Si bien ya había tomado contacto con esta nueva corriente en el marco del Congreso de la Música Sinfónica Internacional, que se realizó en Barcelona en 1936, la guerra civil española le impidió seguir ese camino. Esta nueva técnica está representada por el grupo de composiciones en las cuales utiliza series de doce sonidos en un tratamiento libre. Así lo plasma en obras como  Cuarteto de Saxofones (1958), una de sus obras más importantes; Dúo para saxos (1967), concebida con un fin más didáctico; Música para trompeta solista, metales y timbal (1969), editada por Ricordi Americana; Quinteto para vientos (1976) o Trío Río Paraná (1981).

   Pero además de la composición hay otra faceta muy importante en su vida, que es la enseñanza, a la que dedicó también numerosas obras como; Mirringo Mirrón (de gatitos y ratitas), Música para juego de rítmica dalcroziana o Juguetes rítmicos (1961), además de varias canciones infantiles como Tres canciones escolares (1927), editadas por Lottermoser; El Pollito Piu (1941), editada por Ricordi Americana; Firulete (1942), seis canciones infantiles para canto y piano (1943), en la misma editorial  o El gorrión más chiquitito (1954), además de algunas obras de teatro infantil como El ratoncito ingenioso (1953). Fue profesora en la Escuela Normal nº 1 de Buenos Aires hasta su jubilación y miembro activo de la Asociación Argentina de Compositores de Música, ingresando en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) en 1949.

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   Como en las compositoras anteriores (Emiliana de Zubeldía y María Teresa Prieto) vemos en Montserrat la dualidad y el conflicto emocional entre su país natal y el de acogida, entre las sardanas y las escalas incaicas. Aunque la edad en que ella emigra, y no por voluntad propia, es temprana, bien por los recuerdos que ella pudiera tener o por influencia de sus padres, la nostalgia está presente. Consecuencia de ello es la vuelta a su ciudad natal durante diez años, donde parece ser que hubo un intento de establecerse, pero quizá la situación del país en ese momento después de una guerra, no era el panorama más adecuado para continuar con su carrera, por lo que decide regresar a Argentina para no volver. Eterno conflicto de la emigración, pero que enriquece al emigrante aunque tenga que repartir sus afectos entre dos mundos y culturas diferentes, y aún más en esa época en la que las comunicaciones y los traslados no eran tan fáciles.

   La localización de sus obras no ha sido una tarea sencilla, ya que muchas de las editoriales argentinas que las publicaron han desaparecido; sólo prevalece Ricordi Americana, ahora con el nombre de Editorial Melos. Hace unos años, cuando aún no había variado el nombre, estaban localizadas y disponibles en dicha editorial las publicadas por ellos,  pero a día de hoy no aparecen en su catálogo. La única fuente fiable que conserva algunas de sus obras y documentación varia, es la Biblioteca de Cataluña (www.bnc.cat). De algún modo, por tanto, regresó a sus orígenes y la ciudad que la vio nacer custodia su legado.

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Bibliografía y Fuentes

• AA.VV., Montserrat Campmany

Gran Enciclopèdia de la música. www.enciclopedia.cat. Barcelona. 2003.

• Asociación Catalana de Compositores. www.accompositors.com

• Biblioteca de Catalunya. www.bnc.cat  Montserrat Campany.

• D'Harcourt, R y D'Harcourt, M. La música de los incas y sus supervivencias. Ed. Paul Geuthner. París. 1925.

• Editorial Ricordi Americana. Calle Teniente General Juan Domingo Perón, 1560. Buenos Aires (Argentina). www.melos.com.ar  

• García Muñoz, Carmen y Mondolo, Ana María.  Montserrat Campmany. Diccionario de música española e hispanoamericana, tomo 3, pág. 978. S.G.A.E. 2003.

• Matamoro, Blas. Montserrat Campmany. Centro Virtual Cervantes. Rinconete: Música y Escena. 2006.

• Montagut Sancho, María Cinta. Montserrat Campmany Cortés. Diccionario biográfico de mujeres. Generalitat de Cataluña. 2010.

• Norlander, Mar. Mujeres instrumentistas, piano y violoncelo. Montserrat Campmany. mujeresinstrumentistas.blogspot.com. 2013.

• Ozaíta Marqués, Mª Luisa. Las compositoras españolas. Artículo incluido en el libro de Patricia Adkins Chiti “Las mujeres en la música”. Alianza Música. Madrid, 1995.

• Rodríguez de la Torre, Fernando. Montserrat Campmany. Real Academia de la Historia. dbe.rah.es/biografias. 2018

• Vega Toscano, Ana María. Compositoras españolas, apuntes de una historia por contar. En Manchado Torres, María Luisa, “Música y Mujeres”. Editorial Horas y Horas. Madrid. 1998.

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