CODALARIO, la Revista de Música Clásica

Críticas 2020

Crítica: David Afkham dirige obras de Bartok y Mendelssohn en el ciclo «Descubre» de la OCNE

11 de noviembre de 2020

Bartók con propina

Por David Santana | @DSantanaHL
Madrid. 16-X-2020. Auditorio Nacional de Madrid. Orquesta Nacional de España, David Afkham, director. Divertimento para cuerdas de B. Bartók y Sinfonía nº 4 en la mayor “Italiana”, op. 90 de F. Mendelssohn

    Una propuesta que ayude a acercar la música al público general siempre es una buena noticia. Especialmente con un compositor como Bartók, que es siglo XX, un periodo al que a veces es difícil acercarse, y en este caso, sí hay cosas que conocer y entender. Empezó muy bien Sofía Martínez Villar comentando las diferentes técnicas que usa Bartók en su Divertimento para cuerdas, y el que David Afkham [que sustituía a la inicialmente prevista Teresa Riveiro Böhm] las tocase durante la charla para ejemplificarlas de forma auditiva me pareció, sin duda, una gran idea para acercar este repertorio al público general. Martínez Villar no entró en demasiados detalles, podría haber ahondado más, pero hubiera corrido el riesgo de volverse demasiado académica. Además, debemos recordar que la charla no era para la crítica especialista, sino para el público general. En ese aspecto le he de dar mi enhorabuena, ya que a los académicos a veces se nos olvida hablar para el ciudadano medio.


   Excelente idea también la de acompañar  la interpretación de la obra con diapositivas y efectos de iluminación que ayudaron a realizar una escucha más atenta. De este modo se hizo énfasis en la contraposición entre la oscuridad del Molto Adagio con la claridad de los Allegri, destacando en los primeros el timbre de la sección de las violas. También se puso el foco sobre los solistas de cada sección que funcionaron de manera excelente como cuarteto. En general Afkham consiguió sacar un sonido profesional y compacto tal y como se pudo apreciar en los pizzicati del Allegro final.

   Menos adecuada fue la presentación de la «Italiana». Martínez Villar empezó con la biografía y se salió por la tangente para reclamar la memoria de la hermana de Mendelssohn, un alegato feminista que comprendo teniendo en cuenta que la cartera de Montero cuadriplicará en presupuesto al INAEM. Al final, hay que arrimarse al sol que más calienta, ¿no? Efectivamente menos importancia se le dio a la parte musical alegando que el Scherzo solía ser el tercer movimiento en la sinfonía clásica. Un dato falso, ya que lo habitual era un Minueto-Trío, tal y como lo hace Mendelssohn en su sinfonía, reservando un movimiento rápido y con carácter de danza para el final. Más clásico que Haydn, vaya. También eché de menos que se hablase de la Semana Santa napolitana y no se mencionase el parecido tímbrico entre el motivo inicial del Andante con moto y las Saetas del silencio que compusiera Francisco de Paula Solís en el siglo XVIII y que acompañan todas las madrugadas del Viernes Santo al Nazareno de la Hermandad del Silencio sevillana. Hubiera sido una referencia más acertada que la de Suspiros de España, sin duda.


   Ninguna sorpresa en la interpretación que realizó Afkham de la sinfonía a continuación. Ligero y divertido el primer movimiento, más profundo, pero igualmente ágil y elegante el segundo, sin recrearse demasiado. Las trompas destacaron en el trío y el vibrante Saltarello puso el broche final a una obra muy del gusto del público que es siempre resultona.

   En conclusión, creo que fue un «Conozcamos a Bartók» y, como premio por haber escuchado música del siglo XX, la «Italiana» de Mendelssohn. Si está bien o mal hecho, lo dejo a la opinión del lector.

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