Entrevistamos al tenor mexicano Arturo Chacón-Cruz tras su debut en la Temporada de Ópera de Oviedo, donde ha interpretado por primera vez en su carrera el papel de Edgardo, de la ópera "Lucia di Lammermoor" de Donizetti. El sábado a las 20:00 h. volverá a ponerse en su piel, en la cuarta y última representación del título.
- ¿Le ha sorprendido el éxito de público que ha obtenido su participación en el estreno del pasado sábado 13 de octubre?
- La verdad es que estoy muy feliz. No me lo esperaba. Mucha gente me había comentado que el público de la primera función a veces es difícil y muy exigente, y que su reacción solía ser de cierta frialdad. Quizás por eso me ha sorprendido todavía más.
- "Lucia di Lammermoor" es junto a "La Bohème" el título más representado en las temporadas líricas ovetenses y el rol de Edgardo ha sido interpretado por figuras de primer nivel como Gianni Raimondi, Luciano Pavarotti, Jaime Aragall o Carlo Bergonzi. ¿Tenía referencias de nuestra temporada antes de venir?
- Por supuesto, es una temporada que tiene una gran tradición. Me comentaba una persona del público que Carreras y Aragall tuvieron en Oviedo sus primeras oportunidades.
- ¿Cómo empezó en el mundo del canto? ¿Fue la afición a la lírica la que le llevó al descubrimiento de su voz o el camino fue inverso?
- Desde que tengo uso de razón siempre me recuerdo cantando, aunque nunca pensé hacerlo profesionalmente. En mi niñez cantaba en cuartetos, tríos o mariachis completos. En la escuela empecé a cantar desde los 6 años en el coro de voces blancas.De hecho, sólo se podía ingresar en el coro a partir de los 9 años, pero a mí me dejaron a los 6 porque necesitaban mezzos...
- ¿Proviene de una familia de músicos?¿Recibió apoyo en su decisión de dedicarse al mundo de la lírica?
- Toda mi familia canta y todos son aficionados al canto, al piano, a la guitarra... Mi madre, por ejemplo, es pianista. En este sentido, tengo que decir que mi familia siempre me apoyó. Los que no lo hicieron fueron mis amigos. Me decían que estaba loco, que esa profesión no tenía futuro. Era algo totalmente desconocido para ellos.
- ¿Compatibilizó sus estudios musicales con otro tipo de formación?
- Estudié ingeniería y ya tenía trabajo asegurado en una constructora. Me iban a pagar muy bien e iba a tener muy buen futuro como ingeniero, pero quise intentar algo en el mundo del canto. Después conseguí mi primera beca. A partir de ahí ya no pude parar, en parte por el compromiso que había adquirido hacia las personas que me apoyaron y en parte porque cada vez quería llegar un poco más lejos, cada vez veía una nueva meta que conseguir, metas que al principio parecían muy lejanas pero que poco a poco se iban acercando hasta hacerse realidad.
- ¿Recuerda a su primer maestro de canto? ¿Considera que fue importante en su aprendizaje y desarrollo profesional?
- Por supuesto que lo recuerdo. Fue un tenor chino-cubano llamado Jesús Li que enseñaba en la Universidad de Sonora y con él aprendí mucho. De ahí me fui a México D.F. a estudiar en la SIVAM (Sociedad Internacional de Valores del Arte Mexicano) con el maestro Patrón de Rueda.
- Antes de adentrarse en el mundo de la lírica usted cantaba música popular. ¿En qué se diferencia la técnica con la que cantaba ese repertorio de la que utiliza para cantar ópera?
- Antes de estudiar técnica no podía cantar agudo y mi maestro me enseñó cómo, cambiando pequeñas cosas se me abría un universo de posibilidades que yo no había ni imaginado. No sé si es una cuestión hormonal o de otro tipo pero cantar bien hace que el cuerpo produzca algo que te da una gran sensación de satisfacción y bienestar.
- ¿Qué diferencia hay entre la técnica usada en el canto lírico y la que se usa, por ejemplo, en la música pop? ¿hay una sola técnica?
- Para mí, el canto lírico es el canto es su más pura expresión, hay más pureza de sonido y menos músculos involucrados. El canto popular incluye mucha garganta, que no dejan de ser recursos que dotan de expresividad a esas voces. El canto lírico supone dejar de lado esas "muletas" y encontrar tu verdadera voz, tus cuerdas vocales que vibran y se amplifican en tus resonadores.
- Una de las características de su voz que se aprecia con mayor facilidad es la riqueza del registro grave, así como cierta tonalidad oscura en toda la extensión.
- Efectivamente, comencé como barítono y durante 6 años canté en esa cuerda. Mis primeros once papeles fueron para barítono, pero no me sentía completo.
- En ese sentido, ¿es la voz de tenor la más artificial?
- Sin duda que es la menos natural, pero yo no la llamaría artificial. Cada sonido emite vibraciones en una determinada frecuencia. Muchas culturas cantan su música en tonalidades incluso más agudas y para ellos es algo totalmente natural. Cada frecuencia tiene un significado para las personas. Desde que nacemos asociamos sentimientos a las diferentes frecuencias y por eso las voces graves suelen representar personajes paternales, que imponen respeto y protección mientras que es raro que sea la cuerda elegida para reflejar el impulso y la pasión propia del enamoramiento.
- ¿Considera que en las producciones actuales los periodos de ensayos son excesivos o, por el contrario, los considera insuficientes?
- Depende del tipo de producción. He comprobado que los mayores periodos de ensayos se dan en producciones donde hay algún cantante "first". Muchas veces estos profesionales tienen agendas tan ocupadas que no tienen tiempo a estudiarse los papeles que van a debutar y por eso en muchas ocasiones los aprenden durante los ensayos y agradecen que se extiendan por un periodo amplio.
- ¿Usted cómo se aprende los papeles?
- Tengo por suerte una memoria fotográfica, me vale una lectura o dos para aprenderlo, pero me gusta ponerlo en voz. En esos momentos mi cerebro conoce el papel pero mis músculos no.
- ¿Escucha grabaciones?
- Sí, estudio con piano y partitura para aprenderme el papel y después escucho grabaciones, sobre todo para ver tradiciones y analizar la orquestación. Aprendiendo el papel de Jacopo Foscari de "I Due Foscari", hace 3 ó 4 semanas, había una frase en el que la letra no se alineaba con la música y estuve escuchando varias grabaciones hasta encontrar una que me aclaró mis dudas. Escucho a muchos colegas, Pavarotti, Carreras, Domingo,Vargas... de todo. Me suelo bajar las grabaciones de iTunes y también tengo una gran colección de música en casa.
- ¿Prepara sus papeles meticulosamente? ¿Sabe exactamente donde colocar cada nota, cómo quiere pronunciar cada palabra, dónde quiere respirar y dónde ligar una frase?
- Sí, soy bastante meticuloso en ese sentido, aunque algunas cosas siempre las pruebo en los ensayos, y no sólo depende de lo que yo quiera hacer sino también de mis colegas o de la dirección escénica. Sobre el unir frases en un solo fiato siempre recuerdo una ocasión, en Milán, en la que el maestro Riccardo Muti estaba dirigiendo "Traviata". El barítono hizo en una sola respiración el inicio del "Di Provenza"... Muti paró la orquesta y le dijo "questo non è il circo, respiri" (risas). El hacer las frases en un solo fiato tiene su mérito pero es mejor conseguir que esa frase signifique algo, dotarla de significado y emoción. Para mí la ópera sin pasión no tiene sentido.
- El tenor mexicano Ramón Vargas es uno de sus mentores y se aprecian similitudes en el color vocal de ambos y en el fraseo ¿hasta qué punto le ha influido en su estilo actual?
- Nos llevamos 17 años, yo tengo 35 y él 52, pero nos encontramos cantando básicamente el mismo tipo de repertorio. Hay roles rossinianos que Vargas ha cantado mucho pero que no son para mi vocalidad. Este año he debutado "Idomeneo" y probablemente en un futuro haré Tito o Lucio Silla pero ese será mi límite con Mozart. Vargas es capaz de hacer unos pianissimi fantásticos y cuando le digo que mataría por tener esos pianissimi me responde que a él le encantaría tener mis fortissimi (risas). Yo trabajo en encontrar más colores a mi voz, acercándome al canto en pianissimo por medio del trabajo que hago con él ya que nos vemos varias veces al año y nos escribimos casi a diario. Hace un par de semanas que ha debutado el Manrico en Toronto y le ha ido fenomenal.
- ¿Qué tipo de repertorio se ve haciendo de aquí a 3 ó 4 años?
- Hasta ahora lo que más he hecho es "Bohème", "Cuentos de Hoffmann", "Butterfly" y "Rigoletto". Siguiendo esa línea del duque de Mantua pienso empezar a abordar los papeles de Verdi que siguen al duque como "Baile de Máscaras", "Don Carlo" y "Simón Boccanegra", y mezclarlo con algo de Puccini, algún que otro Edgardo, Hoffmann, Werther, Romeo...
- ¿Cuáles han sido los teatros que han marcado su despegue internacional?
- Sin duda que el concurso de Operalia que se celebró en Madrid en 2005 me ayudo mucho. No gané el primer premio pero salí de ese concurso con seis contratos, uno en Valencia, tres en Washington y dos en Los Ángeles. Cantar en Berlin también me abrió el camino a Munich, Milán o Viena.
- ¿Ha tenido que decir "no" a muchos teatros que querían que hiciese roles para los que aún no se sentía preparado?
- He tenido que decir no a muchas propuestas de Calaf, Don José , Manon Lescaut.... aunque ahora pienso que el debut en Don José no está lejano. Por lo demás, como ya comenté, me siento muy cómodo cuando estudio el Don Carlo así como en Ballo y Boccanegra.
- El próximo año va a debutar el Gabriele Adorno y hará 13 funciones en Goteborg, ¿cómo llena el tiempo libre en periodos de tiempo tan largos fuera de casa?
- Me gustar leer y también estudio mucho papeles nuevos y otros que ya conozco pero que quiero repasar. Además, en Suecia me acompañará mi familia.
- ¿Cuál es el descanso ideal para usted entre funciones?. Algunos de sus colegas argumentan que demasiados días de descanso son negativos.
- Lo ideal para mí son dos o tres. Con más se alarga innecesariamente el periodo de estancia en un lugar y no puedes aceptar otras cosas. La tendencia actual es la contraria y se tiende a concentrar más las funciones por una cuestión de costes. Por ejemplo, he tenido que cantar 10 funciones de "Werther" con 1 día de descanso ente ellas.... llegué a la última muerto de cansancio.
- ¿Recuerda algún momento especialmente comprometido o embarazoso sobre un escenario?
- En mi primer Hoffmann, en Turín, olvidé la letra en una ocasión, aunque creo que la gente no se dio ni cuenta. Miraba al apuntador y le hacía gestos con el pie pero me acuerdo perfectamente que estaba totalmente distraído comiéndose las uñas. Fueron los 3 segundos más largos de mi vida.
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