La programación del Teatro Real continúa con un programa doble, tan singular como atractivo, compuesto por Il Prigioniero de Luigi Dallapiccola y Suor Angelica de Giacomo Puccini. Detrás de esta propuesta está el descartado tríptico pucciniano previsto por Moral y desechado por Mortier, del que sólo ha quedado ahora esta Suor Angelica. La combinación de estos dos títulos que ahora se ofrece pudiera sorprender a no pocos espectadores, pero nos permite asistir a la experiencia de dos experiencias radicales con importantes paralelismos. Supone ésta, además, una ocasión excelente para ver escenificada una ópera de no muy frecuente programación, como es Il Prigioniero. En colaboración con el Liceo de Barcelona, la producción, en términos escénicos, corre a cargo de Lluís Pasqual, ya responable en el Real de los montajes de Don Giovanni (2005) y Tristán e Isolda (2008). La propuesta, en el caso de Il Prigioniero, retoma una producción de Lluís Pasqual ya estrenada en 2008 en la Ópera de París, formando cartel, en otro programa doble, con Oda a Napoleón de A. Schönberg. El entramado central de la propuesta escénica, común a ambas óperas, lo forma una enorme jaula en forma de torre que hace las veces de máquina de tortura, imagen y metáfora de esa opresión, tanto física como psicológica, que atenaza a los protagonistas de ambas obras.
      La dirección musical de estas once funciones en Madrid corre a cargo del aclamado Ingo Metzmacher, consolidado como un director de enorme progresión, que viene de dirigir Die Soldaten en el Festival de Salzburgo de este pasado verano.
La conocida Suor Angelica de Puccini forma parte de Il trittico planeado por este compositor, junto a Il tabarro y Gianni Schicchi. El título que podrá verse en Madrid se sitúa a menudo como la segunda pieza de dicho tríptico, que Puccini insistió con frecuencia en que debía representarse completo, sin escindir ninguna de sus tres obras, alegorías, a su entender, de las tres partes de la Divina Comedia de Dante. Sea como fuere, Suor Angelica la historia de una madre, recluida en un convento, que espera noticias del hijo que le fue arrebatado.

      Por su parte, ambientada en Zaragoza, Il Prigioniero de Dallapiccola, cuyo libreto se basa en La tortura por la esperanza de Villiers de L´Isle-Adam, entre otros textos, relata los anhelos de libertad de un encarcelado, recluído en una prisión de la Inquisición, en la Zaragoza de la segunda mitad del siglo XVI. Estrenada originalmente para una retransmisión radiofónica de la RAI, el 1 de diciembre 1949, con Hermann Scherchen a la batuta, fue meses más tarde, en mayo de 1950, cuando se estrenó ya escenificada, en el Teatro Comunal de Florencia.
      El rol protagonista de la partitura pucciniana recae en esta ocasión en dos sopranos, Veronika Dzhioeva (ya vista el año pasado como Iolanta) y Julianna di Giacomo (ya escuchada en 2011 como Valentine en Les Huguenots). En el caso de la obra de Dallapiccola, serán Vito Priante y Georg Nigl los encargados de dar vida al prisioniero protagonista. Junto a todos ellos, la soprano Deborah Polaski, habitual del Teatro Real en los últimos años, regresa una vez más a este teatro para dar vida a La madre en Il Prigioniero y a La tía princesa en la obra de Puccini. Finalmente, y por motivos de salud, el veterano René Kollo no se podrá encargar del rol de El Gran Inquisidor, que recae ahora en Donald Kaasch, que se encargará también del papel de El carcelero.

      El Teatro Real ha previsto dos funciones a precios populares, los días 6 y 13 de noviembre. El día 15 la función se retransmitirá en directo a través de Radio Clásica.