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XABIER ANDUAGA, tenor: «Cuando estudio un papel, Alberto Zedda siempre está presente»

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Autor: Inés Tartiere
3 de diciembre de 2018

XABIER ANDUAGA, tenor: «Cuando estudio un papel, Alberto Zedda siempre está presente»

Una entrevista de Inés Tartiere / [@InesLFTartiere]
Hemos podido hablar con el tenor donostiarra Xabier Anduaga después de su reciente éxito en el Festival Donizetti de Bérgamo. A sus 23 años puede presumir ya de haber cantado con muchos de los más grandes artistas de su generación. Su voz encandila a quien la escucha por su facilidad innata para emocionar. Se percibe en él además una madurez inusual en alguien de su edad. Aunque sólo cuente con dos años de carrera a sus espaldas, Xabier Anduaga ya ha dejado de ser una joven promesa para convertirse en toda una realidad del canto actual. Atención al trabajo de este joven gran tenor español, que a buen seguró dará mucho que hablar y le permitirá disfrutar de inumerables noches de éxito.

Acaba de abrir el festival de Donizetti de Bérgamo en el rol de Leicester de la ópera Il Castello de Kenelgworth, la primera de las cuatro óperas de la trilogía Tudor. ¿Cómo ha sido esta experiencia, en una ópera poco conocida, pero muy interesante y difícil, al lado de artistas como Jessica Pratt, Stefan Pop, o Riccardo Frizza?

Ha sido muy interesante, porque al final cuando tu haces una ópera como Elisir d’amore, que todo el mundo conoce y que tantos grandes tenores han cantado, todos esperan algo, esperan un color nuevo, que les des un plus. Esta vez nadie se esperaba nada y se han encontrado conmigo. Parece ser que mi voz era adecuada para el rol y ha sido todo un descubrimiento. Cantar con artistas como Stefan Pop, Carmela Remigio, Jessica Pratt o el director Riccardo Frizza, diría que es todo un honor, pero es mucho más. Ya no es solo el nivel vocal, sino todo lo que te pueden aportar en cada ensayo. Cada vez que te subes al escenario con ellos es espectacular.

Nuestro crítico Raúl Chamorro, que pudo verle como Leicester, ha dicho de usted en su crítica: posee la voz tenoril más bella y de calidad surgida en el panorama operístico de los últimos años. Una maravilla por belleza, esmalte, luminosidad, potencia, penetración tímbrica, squillo… Y sólo con 23 años. Las alabanzas a su canto desde sus inicios son constantes. ¿Da vértigo recibir tantos halagos?

Da vértigo, porque al final todo este tipo de halagos cuando eres tan joven se convierten en compromisos y una responsabilidad. Pero está claro que cuando tú trabajas todos los días, eres constante en tu trabajo, te exiges mucho, y la respuesta del público y crítica es buena, es muy satisfactorio. El hecho de hacer las cosas como las he hecho, y analizarlas y sentirme bien, pero que encima les guste a los demás, es muy importante.

¿Lee las críticas?

Sí, claro, todos las leemos aunque algunos digan que no (risas). Una crítica te puede ayudar mucho en tu carrera. Por supuesto nosotros sabemos cómo lo hacemos, pero siempre está bien tener esa segunda opinión. No todos los críticos son iguales, ni todas las revistas, pero es muy importante que personas que llevan muchos años en este mundo te escuchen y tengan su opinión de ti.

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Desde 2016 participa en el Festival de Rossini de Pésaro, cantando diferentes roles. Es sin duda uno de los mejores escaparates mundiales para darse a conocer, ¿no cree?

Pésaro ha sido siempre muy importante. Mi profesora Elena Barbé, con quien trabajo desde que tengo dieciocho años, me presentó a Alberto Zedda, por lo que gracias a ella, he podido trabajar con él, que ha sido sin duda lo más importante para mí. Cantar Il viaggio a Reims allí por primera vez ha sido un escaparate gigante y me siento muy afortunado de haberlo hecho. También de haber tenido la oportunidad de trabajar con Zedda y de volver con Ernesto Palacio.

Aunque nos haya dejado, el legado del maestro Zedda siempre será recordado. Haber tenido la oportunidad de trabajar con él, creo que siempre será un valor añadido en su carrera.

Si, tuve la suerte también en hacer unas clases magistrales en Madrid y Coruña. Y luego mes y medio de Pésaro, que fue muy intenso. Muchas de las cosas con las que cuento en mi carrera, en lo que se refiere a la forma de estudiar cualquier rol, siempre pienso en Zedda, siempre está presente. La primera vez que me escuchó me dijo que tenía que trabajar Rossini y trabajarlo con él. Pero también que no sólo cantaría Rossini...me dijo que seguramente llegaría a las reinas de Donizetti, y mira que este año he cantado la primera, y el año que viene la segunda.

¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado Alberto Zedda?

Lo que mejor recuerdo, hablando técnicamente, él decía siempre que cuando cantes Rossini, que tienen tanta coloratura, muchas notas rápidas en el mismo compas, etc..., siempre tiene que estar todo ligado por el canto, todo tiene que ser una melodía. También cómo me hacia estudiar la coloratura, que era como un pianista, cogiendo cada parte por separado y juntándolo todo para poder obtener una melodía.

Este año ha debutado la ópera Riccardo e Zoraide junto a los increíbles cantantes, grandes rossinianos, Juan Diego Flórez y Pretty Yende. ¿Da mucho respeto cantar junto a ellos?

Da sin duda mucho respeto, porque son las personas que llevas viendo desde que empiezas. Pero más que miedo o respeto, lo que más me ha dado es conocimiento. Se aprende mucho, porque ves cómo lo hacen ellos para llegar al nivel que llegan e intentas aprender cada día.

Me gustaría hablar de sus inicios en este maravilloso mundo. ¿Cuando empezó a cantar? ¿Es su familia aficionada a la «música clásica»?

Mi padre es músico, y a parte, toda mi familia es muy aficionada a la música, por lo que, en este sentido, he sido muy afortunado. Empecé a cantar con ocho años en el coro de niños del Orfeón Donostiarra. Estuve desde los ocho hasta los diecisiete, cantando todos los domingos sólo en la iglesia, por lo que para mí cantar era ya algo habitual. Luego me cambió la voz, y empecé a hacerlo en el coro como solista, cantando natural sin que nadie me ayudase, pero realmente necesitaba alguien que me enseñase a respirar, una buena técnica. Ahí encontré a quien actualmente es mi profesora, Elena Barbé, que sigue siendo actualmente mi profesora y mi pareja, por lo que hacemos un gran equipo a diario. Es una suerte poder compartir algo así. Gracias a ella conocí a Zedda. Fue ella quien me lo presentó en un concierto en San Sebastian. Zedda me escuchó, me invitó a sus clases magistrales y así empezó todo.

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Creo que su voz, es la de un lírico ligero de manual. ¿Cómo la definiría usted?

Primero quiero decir que tengo 23 años. Puedo ponerme la etiqueta de lírico-ligero, pero lo que puedo decir es que estoy cantando los roles con los que me siento seguro y natural, nunca forzado, y eso lo más importante. Me siento bien cantando agudos y en el mundo de la coloratura. Es verdad que lirico-ligero viene de hace mucho tiempo. Antes las voces eran muy diferentes, y también se cantaba muy diferente. Es muy difícil responder a esta pregunta sin ponerme una etiqueta. Líricos ligeros somos tantos, pero al final cada uno estamos más identificados con los roles que con el tipo de voz.

¿Se deja aconsejar sobre su voz y los roles que le puedan ir bien o mal o es más intuitivo en este aspecto?

Lo primero que hay que hacer es probar el rol. Hasta ahora he tenido suerte porque he ido haciendo estos roles que van conmigo. Claro que escucho muchos consejos. Hay personas que te ofrecen otro tipo de repertorio pero yo sé que no son para mí en este momento. Es muy fácil convencer a un tenor ofreciéndole el Duca de Mantova, que todos queremos cantar, pero Rigoletto no es una ópera para mí en este momento. Tengo mucho tiempo por delante. Escucho mucho a mi profesora, a Ernesto Palacio, en quien confío plenamente, y también tengo la gran suerte de tener un representante que me da grandes consejos, y que ha llevado carreras largas y siempre con lógica.

¿Es difícil saber decir que no?

Para mí no lo ha sido, porque tengo claro mi objetivo, que es prepararme día a día, llegar al  máximo de mis posibilidades en cada rol, y llegar al teatro y cantarlo al 100%. Sé que algunos de esos roles no son para mí, porque en este momento no los haría al 100%, así que no ha sido difícil.

Es increíble pero con sólo  23 años ha conseguido hacerse ya un hueco en grandes escenarios. ¿Cuál cree que ha sido la clave, a parte de por supuesto, su ben hacer en los escenarios?

Lo más importante es estudiar mucho, y estar muy preparado para todas las adversidades que llegan cuando estás en un teatro. Ha sido muy importante, poder trabajar todos los días con Elena, es una suerte poder tenerla día a día, y tengo que decir que sin ella yo nunca hubiese llegado a donde estoy. La suerte que tengo de estar con ella en el teatro, en todas las funciones, ayudándome siempre desde fuera y trabajar y corregir en el teatro es algo realmente importante para mí.

Aunque he de decir que creo e intuyo que usted tiene la cabeza muy bien amueblada. ¿Es difícil tener los pies en la tierra cuando se conoce ya el éxito siendo tan joven y en tan poco tiempo?

Yo intento vivir el momento. Saber que he hecho las cosas bien hoy es muy importante, pero es todavía más importante estudiar al día siguiente para continuar haciendo las cosas bien. Si no, tal y como te aplauden hoy se olvidan de ti mañana, y ése no es mi objetivo (risas).

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¿Cuándo podríamos decir que fue su debut oficial?

Mi primera ópera fue Il viaggio a Reims de Pésaro. Había hecho recitales sinfónicos, con órgano, pero Il viaggio fue mi primera ópera escenificada, por eso para mí Pésaro es tan importante.

¿Cuál es su mayor virtud?

La intuición que tengo para la línea de canto.

¿Le da miedo que le encasillen en el repertorio rossiniano?

No me siento tan encasillado, pero tampoco me importa, porque es con lo que me siento cómodo en este momento. Voy a hacer más cosas este año, así que al final no va a ser tan fácil. No les voy a dejar que me encasillen (risas).

¿Mozart?

Siempre estoy estudiando Mozart, es una escuela imprescindible y muy importante. Estoy preparando Così fan tutte y La flauta mágica, que me ayudan a cantar los demás roles.

Creo que Donizetti es un compositor que se ajusta muy bien a su vocalidad, como ha podido demostrar recientemente. Este año cantará en España dos roles suyos: Arturo, de Lucia di Lammermoor, que ya ha debutado en París y Nemorino del Elisir d’amore. ¿Se siente cómodo con el repertorio donizettiano?

De hecho, le podría decir que me siento más comodo, y no es para que no me encasillen con Rossini (risas). Es verdad que soy joven y la voz va cambiando. Cada día te despiertas, estudias y la voz va hacia distintos lados. En este momento Donizetti le va muy bien, y son papeles que sin duda me apetece mucho cantar.

¿Hay tanta diferencia entre cantar uno u otro?

Según que roles: la principal diferencia que veo es que Donizetti se deja cantar más que Rossini, que no te da tiempo ni a respirar ni pensar.

Creo que Ernesto de Don Pasquale puede ser también un gran rol para usted

Yo también lo creo y espero… que cante Ernesto en un futuro cercano (risas). Me siento muy cómodo, es un rol agudo que te deja cantar, hacer pianos y como personaje también lo siento.

 

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¿Qué es lo que más admira en otros cantantes?

Admiro mucho su trabajo cuando les veo en directo, la seguridad que transmiten, la mente fría, la serenidad... Luego no sabemos lo que pueden tener en la cabeza, pero por lo menos aparentan esta sensación (risas)

¿A qué cantantes admira?

He escuchado a Pavarotti toda la vida, pero también admiro muchísimo a Carreras, Kraus, Plácido Domingo, Aragall. En mi repertorio admiro sin ninguna duda a Juan Diego Flórez. Si hablamos de cuando era pequeño escuchaba siempre a los tres tenores. Tengo un referente en cada repertorio. También a muchas sopranos, me encanta la facilidad de Netrebko, Jessica Pratt, Nadine Sierra.

Ha trabajado ya con directores como Abbado, Zedda, Perez-Sierra, Frizza. ¿Qué se aprende de todos ellos?

De cada uno te llevas algo diferente, he tenido la suerte de haber trabajado ya con gente muy importante. El hecho de que un director está tan atento a cuando estas cantando, intentar ayudar a hacer que mejores en tu canto, esto me ha pasado con Frizza, que ves que te está escuchando e intenta todo el tiempo que des lo mejor de ti. También es verdad que ahora estoy más preparado para escuchar este tipo de consejos que antes. El momento en el que te los dan también es muy importante. Son muchos consejos los que me han dado. Los iré analizando con el tiempo.

Ya ha cantado Las golondrinas de Usandizaga ¿Le gustaría cantar más zarzuela en un futuro, como buen donostiarra, por ejemplo a grandes como Sorozábal o el mismo Usandizaga?

Como buen donostiarra, con mucho orgullo (risas), me encantaría, pero ahora mismo no creo que sea la voz más adecuada para la zarzuela, aunque en concierto siempre intento cantarla. En el futuro me encantaría, soy español y me encanta nuestra música. Y siempre que quieran que cante zarzuela ahí estaré.

Un sueño por cumplir, o un teatro en el que le gustaría cantar

Tengo tantos todavía... Mi objetivo es seguir haciendo bien las cosas. Un sueño sería cantar en un teatro como el Metropolitan, o la Royal Opera House de Londres, pero más que eso es trabajar con personas de gran nivel, no tanto el teatro, sino poder estar rodeado de gente que al final te haga incluso cantar a ti mejor. En este caso, la oportunidad que he tenido en Pésaro o Bérgamo ha sido impresionante, y para mí eso es un sueño hecho realidad. Te aporta más un gran compañero que el teatro en sí.

¿Qué rol le gustaría cantar?

Un rol con el que sueño cantar dentro de unos años sería Edgardo de Lucia di Lammermoor.  

¿Qué sintió la primera vez que cantó en un teatro?

Creo que no era consciente de donde estaba, y fue lo mejor que me pudo pasar. Si hubiera sido consciente hubiese sido otra cosa (risas). El teatro lleno y un streaming de al menos 10000 personas, y yo con 20 años me pusieron en ropa interior y al escenario, imagínese. Hoy en día tengo muchísimo respeto, porque sé lo que supone cantar cada nota, siento mucha responsabilidad, por ejemplo ahora en Il castello de Kenelgworth, era una ópera que no se hacía desde hace 40 años y siempre supone una gran responsabilidad

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¿Está a favor de las representaciones en streaming?

Si estoy a favor. Es muy importante que todos puedan ver lo que hacemos. Creo que es sin duda una manera increíble de acercarse a todos los públicos. Gente que no sabia lo que era la ópera, está viendo opera, ¿qué más podemos pedir?. Me parece un valor añadido, un plus. El que pueda permitirse ir al teatro, por supuesto que vaya al teatro. Los grandes aficionados sabemos que no es lo mismo. Verlo en directo siempre te va a llegar mucho más, pero poder tener otra oportunidad, ha sido una gran idea.

¿Cómo cuida la voz?

Soy lo más normal que puedo. Lo que más hago es deporte, todos los días, no soy un loco pero me mantiene la mente y la cabeza. En cuando a comida intento ser lo más natural posible, intentar comer cosas que no te vayan a hacer daño pero tampoco me obsesiono demasiado.

¿Es muy exigente?

Mucho, y cuando no lo soy, tengo a quien me hace ser exigente conmigo mismo, no tengo tregua (risas).

Sabiendo que hay muchos cantando su repertorio, ¿qué cree que le ha hecho diferenciarse?, ¿cuál ha sido el secreto de su éxito?

Puede ser que cumplir con lo que se esperaba, y a veces superar las expectativas.

¿Ser tan joven le ha llegado a perjudicar en algún momento?

Perjudica en el sentido en que siempre se puede decir «sí, pero es joven..». Creo que es mucho más fácil criticar; puedes sacar más peros, digamos. Ya he escuchado lo de: «eres joven y cantas bien, pero a ver si duras…» y alguna cosa así.

¿Tiene ofertas de teatros españoles?

Sí, tengo bastantes compromisos que estoy cerrando. Me siento muy afortunado de que cuenten conmigo en España. Donde me cuesta más, sin embargo, es cantar en mi ciudad, San Sebastián. He cantado Cenerentola en Bilbao, y cantaré este año en Valencia y Mallorca, poco a poco me estoy haciendo un hueco.

¿Cuáles son sus próximos compromisos?

Ahora en diciembre voy a Padua a cantar La cenerentola, y en febrero iré a Pekin a cantar El barbero de Sevilla. Después tengo una gala en Paris, el Elisir en Mallorca, Cenerentola en Turín, y Arturo en Valencia. El año que viene voy a hacer un concierto en el festival de Pésaro con le soireé musicale. Vuelvo al festival de Bérgamo con Lucrezia Borgia, también el año que viene. Cantaré Arlequin de I Pagliacci en el Festival de verano de Hannover, y en Hamburgo la Cenerentola. Haré también el barbero en París. Estoy entusiasmado con todos mis próximos compromisos

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