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Crítica: Aarón Zapico dirige a la Orquesta Ciudad de Almería en Vélez Blanco

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Autor: José Antonio Cantón
2 de agosto de 2022

Aarón Zapico dirige Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz de Franz Joseph Haydn al frente de la Orquesta Ciudad de Almería en el Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco

La Orquesta Ciudad de Almería en Vélez Blanco

Esperanzador recogimiento

Por José Antonio Cantón
Vélez Blanco, 29-VII-2022. Iglesia Parroquial de Santiago.  XXI Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco (FESTIMUVB). Orquesta Ciudad de Almería (OCAL). Narrador: Julio Flores Hidalgo. Director: Aarón Zapico. Obra: Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz de Franz Joseph Haydn.

   Dado el éxito que alcanzó la presentación de este programa en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de La Encarnación de Almería el pasado día 3 de abril dentro de la programación del XIX Ciclo de Música Sacra de Almería 2022, la dirección del  Festival de Vélez Blanco ha querido tenerlo, con los mismos intérpretes que lo ofrecieron en aquella ocasión, integrándolo dentro de los conciertos de su presente edición en el marco de la Iglesia Parroquial de la localidad veleña. Su contenido religioso, la participación de la OCAL y la dirección de Aarón Zapico, músico muy valorado en el Festival por sus muchas participaciones desde hace años en conciertos y talleres, habían levantado gran expectación en el público, de ahí su masiva asistencia.

   La primera impresión que causaba el adagio de la Introducción a modo de pequeña obertura era la identificación de sentimiento existente entre el maestro y la formación, consecuencia, entre distintas causas, del buen trabajo realizado en el montaje de esta obra que, dado su particular carácter religioso no es encuadrable en los géneros tradicionales al uso pertenecientes a la música sacra cristiana. Por su naturaleza estrictamente instrumental, se puede decir que tiene en una especie inspiración de carácter incidental, recogida en siete sonatas que hacen referencia a otros tantos momentos trascendentes de la Crucifixión entresacados de distintos pasajes evangélicos de Lucas, Mateo y Juan, que fueron aceptados y ordenados  como una de las ceremonias arraigadas en el pueblo cristiano a escenificar la tarde de Viernes Santo, y cuyos episodios se suceden incrementándose su dramatismo conforme se presenta inminente la muerte de Cristo.

   Aarón Zapico ha tenido muy en cuenta las palabras de Haydn al referirse a su obra: «Cada sonata, cada movimiento, está expresado por música meramente instrumental, de tal manera que hasta el oyente menos iniciado deberá conmoverse hasta lo más profundo de su alma». En este sentido, el director asturiano ha mantenido una línea homogénea en el conjunto de la obra dándole una orientación meditativa a su música, sólo contrastada con la tensión hierática de su gesto que venía a implementar la emotividad de cada palabra enfatizada a la máxima expresión por el actor Julio Flores Hidalgo que, en calidad de narrador, ponía en situación al espectador.

   La orquesta respondió con máxima atención, reflejando el dolor que transmite el Largo de la sonata primera, el sosegado canto de promesa de la segunda, el carácter dialogante que contiene la tercera, el profundo dolor en perplejidad y abandono que desprende la cuarta, uno de los momentos sustanciales de la obra, el estado sediento como necesidad vital de la quinta, la absoluta resignación que ocupa la sexta y, finalmente el tono orante de la última con un sustrato claro de esperanza que irradia su modo mayor. Todo este bagaje emocional venía estimulado por la gestualidad del director absolutamente inmerso en el leguaje musical y simultáneamente en el contenido dramático de cada pasaje. Il terremoto que cierra la obra sirvió para superar la tensión acumulada generándose la máxima plenitud dinámica imaginable de la orquesta, implementada por la expansiva reverberación acústica del templo, percibiéndose en todo momento como la OCAL estaba muy comprometida con la obra y con el planteamiento de esperanzador recogimiento de su conducción, lo que llevó al aplauso más prolongado y multitudinario de todo el Festival.

   Éste se ha convertido a lo largo de sus más de dos décadas en uno de los eventos culturales más relevantes de la provincia almeriense y de los más singulares de Andalucía en su especialidad por su historia, las actividades didácticas que desarrolla, los foros de investigación que promociona, la calidad musical de su programación y la belleza de sus escenarios, entre los que destaca el esbelto Castillo, todo un ejemplo de fusión arquitectónica entre fortificación militar y residencia palaciega característica del siglo XVI, edificio que imprime un definitivo y definitorio sello a la población, albergando, como viene siendo frecuente desde hace años, algunos de los conciertos más relevantes del Festival.

Foto: Antonio Giménez / Festival de Vélez Blanco

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