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Crítica: Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics»

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Autor: Óscar del Saz
11 de julio de 2025

Crítica de Óscar del Saz del concierto protagonizado por Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics» de Las Palmas de Gran Canaria

Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics»

El arte de la técnica vocal

Por Óscar del Saz | @oskargs
Parque Doramas. Las Palmas de Gran Canaria. 9-VII-2025. V Festival de Música Clásica «Santa Catalina Classics». Obras de Francesco Cilea (1866-1950), Giuseppe Verdi (1813-1901), Giacomo Puccini (1858-1924), Amilcare Ponchielli (1834-1886) y Umberto Giordano (1867-1948). Anna Netrebko (soprano), Jorge de León (tenor). Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Karel Mark Chichon, director. 

   Asistimos a la V edición de este Festival, donde han comparecido -en ediciones anteriores- artistas de la talla de Gustavo Dudamel, Juan Diego Flórez, Roberto Alagna o Jonas Kaufmann. En esta ocasión, resaltó la presencia de la soprano rusa Anna Netrebko (1971) y del tenor tinerfeño Jorge de León (1970), contando con la inestimable dirección del experimentado y detallista maestro gibraltareño Karel Mark Chichon (1971). 

   Como «pero», sobre el planteamiento a la hora de anunciar y promocionar el concierto, diremos que se ha pecado de excesivo personalismo en torno a la soprano rusa, anunciando su imagen en exclusiva el concierto -en fotos, programa de mano, anuncios en prensa, etc.-, relegando al tenor Jorge de León al papel de mero acompañante cuando, en realidad, los dos artistas cantaron exactamente el mismo número de piezas en solitario, sin contar las que hicieron como dúos y propinas.

   Aun siendo un concierto al aire libre, y por no soplar el viento, la amplificación estuvo muy bien lograda e integró muy eficientemente orquesta y voces, para intentar en lo posible reproducir calidez sonora, a la manera de una sala o teatro, y lograr convencer en el sentido comentado al público que llenaba las localidades de un marco espacialmente amplio de bello verdor, como es el Parque Doramas, junto al prestigioso Hotel Santa Catalina-Royal Hideaway Hotel, uno de los hoteles históricos más lujosos de Europa. 

Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics»

   En los atriles, un programa comprometido y vistoso, cuyo diseño se basó en la trascendencia del amor -en idea de su director artístico, el colombiano (pianista y director) Felipe Aguirre que lo explicó previo al concierto-, a través de situaciones psicológicas complejas en alternancia de solos y dúos, cuando aquél abandona lo terrenal y se transfigura en eterno por causa de las vicisitudes de unos personajes enamorados, encarnados por cantantes que mediante su voz e interiorización de los personajes -como fue el caso-, lograron reflejar a la perfección la pasión, el sufrimiento, la esperanza o la cercanía a la muerte. 

   Anna Netrebko lleva algo más de 30 años de una sólida carrera sobre los escenarios, que comenzó asombrando en facultades en la cuerda de soprano lírico-ligera, con brillantísimas facilidades para la coloratura y el sobreagudo para -hace unos pocos años- cambiar el repertorio y adaptar su privilegiada técnica a roles más densos, cercanos a lo lírico-spinto, en los que ha conseguido unas magníficas prestaciones, conservando un asombroso dominio del instrumento por mor de un perfeccionamiento técnico que se equipara con el Arte mismo.

   Ello no sólo le permite dotar de empaque vocal a sus roles, sino que puede permitirse asombrosas recreaciones dinámicas del forte al agudo -y viceversa-, así como en la emisión timbrar, colgar, mantener y/o filar bellos sonidos al servicio de denodados y efectistas recursos expresivo-dramáticos que muy pocas colegas de su cuerda podrían ser capaces de firmar en la actualidad. Que luego uno se la encuentre en unos grandes almacenes, pocas horas antes del concierto, con ropa deportiva y con el aire acondicionado a tope -quién dijo miedo- es una historia que, no desarrollaremos aquí, pero que ciertamente asombra. 

   En sus solos, encandiló con su primero, ‘Del sultano Amuratte m’arrendo all’imper… Ecco: respiro appena… Io son l’umile ancella’, incluyendo el parlato inicial, de «Adriana Lecouvreur». Siendo verdad que la amplificación puede acrecentar virtudes y defectos, no hubo atisbo de estos últimos, encarnando la artista una versión paradigmática, etérea, transmitiendo el carácter casi «sobrenatural» del personaje, con hábil manejo de las medias voces, los filados y el empleo del rubato, contando con que sus características vocales le permitieron también recrearse en el registro más grave, con timbre fresco, volumen y potencia ajustados a lo que pide la partitura con un remate final en la frase «…al novo di, morrà» manteniendo un maravilloso calderón sobre la palabra «di» -en mezzo piano- que dejó sin respiración a la concurrencia.

   En ‘Pace, pace mio Dio’, de «La forza del destino», ya la primera mágica y larga nota de Leonora surgió de «la nada», evolucionando después su discurso a un mayor dramatismo hacia la palabra «fatalitá!», exhibiendo -en el legatísimo camino- filados y bellas notas colgadas. El agudo final, «maledizione!» se remató con verdiana potencia dramática.

Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics»

   Por el lado de Puccini, quizá el ‘Vissi d’arte’ de Netrebko sea más técnico que verista -aunque ambas cosas no sean incompatibles-, dada la cantidad de floritura que desarrolla en los reguladores -dinámicas, matices-, pero créannos que no nos importa en absoluto porque no carece de profundidad emocional y demuestra apego a cada palabra del texto, en su análisis introspectivo, al querer reflejar y equiparar -el personaje, su versión- conceptos tan importantes como «arte» y «amor». En esta parte, el maestro Chichon y la «diva» se entendieron a las mil maravillas. 

   Según hemos podido saber, Jorge de León estrenará próximamente nuevo rol en el Liceo de Barcelona -se hacen apuestas-, y actualmente goza de una buena presencia en importantes escenarios, así como reconocimiento a través de premios como el «Talía», que recibió en 2023 por cuenta de la Academia de las Artes Escénicas de España. De León es un cantante entregado, muy pendiente de lo que quiere ofrecer con su voz a los grandes personajes que interpreta (Andrea Chenier, Radamés, Cavaradossi, Manrico, Otello…, también el Javier de «Luisa Fernanda» o el príncipe Sergio de «Katiuska», etc.), buscando siempre la verdad y entendiendo que el canto es como un puzzle de muchas piezas que hay que cuadrar y compensar, para que todo funcione, atendiendo a la técnica, la palabra, la dicción o la expresividad…, y si hay que «darlo todo» escénicamente -según sus propias palabras-, porque lo pide un Puccini, pues se hace.

   La recoleta aria ‘L’anima ho stanca’, de «Adriana Lecouvreur», fue la primera de De León, intercalada con la de Netrebko, quizá cantada a una velocidad demasiado rápida para nuestro gusto. Aun así, supo mantener un buen control del legato, aunque le diera menos tiempo a emplearse a fondo con las dinámicas y los matices a fin de expresar más lentamente el paso de la resignación a la desesperación. En las notas más agudas nunca se perdió la calidad del timbre.

   En ‘Quando le sere al placido’, de «Luisa Miller», el tenor -como nosotros- creemos que echó de menos que se hubiera incluido el prólogo ‘Ah!, fede negar potessi’, ya que es importante para poner en situación el episodio de la traición conyugal. En todo caso, estuvieron muy bien expresados, en virtud del buen control del legato, la lírica, la melancolía y la nostalgia de tiempos felices, en una mezcla de ternura y dolor.

   ‘E lucevan le stelle’, de «Tosca», piedra de toque para cualquier tenor spinto que se precie en el control del legato y la matización dinámica, requiere una alta expresividad emocional -el personaje está a punto de ser ejecutado-, transmitiendo correctamente De Leon una mezcla de nostalgia, desesperación y sincero amor, mostrando su pegada en el registro agudo con claridad y potencia. 

Anna Netrebko y Jorge de León en el Festival «Santa Catalina Classics»

   Intercalado con todo lo anterior estuvieron los dúos, en los que pudimos comprobar complicidad, equilibrio de fuerzas y mucha química entre ambos intérpretes. Aunque no se interpretó el anunciado ‘No, la mia fronte, che pensier non muta’…, de «Adriana Lecouvreur», muy destacable fue la atmósfera y la intensidad alcanzadas en ‘La fatal pietra sovra me si chiuse… O terra addio’, de «Aida», manejando ambos a la perfección el amplio rango vocal, con ascensos repetidos al Si natural, control de las dinámicas y afinación/empaste conjunto perfectamente ensamblado con el sostén armónico de las cuerdas en la orquesta. Verdad es que no habiendo Amneris ni coro de sacerdotes, se perdió algo del dramatismo al final, pero no se puede tener todo.

   Para descomprimir un poco la densidad dramática en la sección dedicada a Puccini, y que demostró la buena comunicación entre ambos cantantes, se ofreció el dúo ‘Mario!, Mario!, Mario!... Ma falle gli occhi neri’, donde la escena muestra los celos de Tosca creyendo que Mario estaba hablando con otra mujer, y aunque Cavaradossi logra calmarla, ella descubre un retrato en el que reconoce a la marquesa Attavanti, y ello acrecienta de nuevo sus celos. Sin embargo, Mario logra de nuevo acallar esas sospechas, pidiéndole ella -no obstante- que cambie el color de los ojos del retrato.

   Por último, el flamígero dúo ‘Vicino a te s’acqueta’, de «Andrea Chenier», que tantas veces se escucha gritado por la tesitura que alberga, resultó muy bien delineado por ambos artistas en claridad, proyección y potencia, así como en el control del fraseo y del legato conjuntos, siempre conectados y coordinados a la continuidad emocional de su discurso para desembocar en el tremebundo clímax de la guillotina que les espera, gritando al unísono ‘Viva la morte insiem!’, con ese final orquestal tan espectacular como descorazonador.

   Además del evidente y estupendo trabajo como concertador -orquesta, cantantes- de todo lo comentado, a cargo del maestro Chichon (de hecho, le vimos trabajar porque asistimos a los últimos retoques del ensayo general el día anterior), pasaremos a comentar sucintamente los números de sólo orquesta, a saber: la obertura de «La forza del destino», la obertura de «Luisa Miller» y la ‘Danza de las horas’, de «La Gioconda». En todas ellas se destacó la claridad y energía de su gesto, tanto en lo que se solicitaba y cómo se solicitaba, abundando su trabajo en el cuidado de los empastes en las cuerdas graves y agudas, vigilancia de los rangos dinámicos, matizaciones continuas, rotundidad en los ataques, rítmica precisa y explosión briosa en los finales en ‘tutti’ orquestal.

   Evidente fue que el público no se conformó con lo ofrecido y pidió más, por lo que se concedieron sendas propinas -una por cada intérprete-. En el caso de Anna Netrebko -entendemos que recordando sus principios-, y alejándose de los micrófonos y demostrando que en el espacio escénico al aire libre se podría cantar sin amplificación, ofreció el famosísimo vals ‘Quando m’en vo’ -que canta la coqueta Musetta-, con gran despliegue técnico, de dinámicas y de matices, colocando y alargando perfectamente el agudo final, con regulador, como procede, de manera virtuosística. Algo para recordar. 

   En cuanto a Jorge de León, quizá no tuvo más remedio que recurrir al ‘Nessun dorma’ para intentar igualar la apuesta, y creemos que lo consiguió, pues ofreció una versión de muchos quilates con un agudo final expandido y muy bien colocado. En la despedida final, ambos interpretaron la bella y celebérrima canción de Ernesto de Curtis ‘Non ti scordar di me’, que terminó por dejar satisfecho al público asistente.

   Sabemos que programar es muy difícil, y que levantar cada año un poco más el nivel de un Festival que todavía cuenta con una corta edad -cinco años, aunque la consolidación es un hecho- lo es todavía más. Obviamente, si como hasta ahora, se cuenta con los mejores ingredientes, como son los artistas y las orquestas convocadas, la querencia proactiva del entendido público de Gran Canaria y el apoyo de las instituciones tanto públicas como privadas, entonces todo es más llevadero y merecerá la pena porque en el resultado se comprobará que en todo ese trabajo de cada año no se dejó nada al azar.  

Fotos: Festival «Santa Catalina Classics» 

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