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Libro: «Clara Schumann, un icono romántico» de Brigitte Francois-Sappey

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Autor: Fernando Nogales Álvarez
18 de octubre de 2023

Crítica del libro Clara Schumann, une icône romantique, de Brigitte Francois-Sappey

Clara Schumann, une icône romantique, de Brigitte Francois-Sappey

Un icono romántico

Por Fernando Nogales Álvarez
Brigitte François-Sappey: Clara Schumann, une icône romantique, Le Passeur éditeur, Paris 2023. 326 páginas. 

   Todo melómano curioso se ha interesado por la trayectoria vital de Clara Wieck - Schumann y su relación con al menos los tres hombres cruciales de su vida: su padre Friedrich Wieck, su marido Robert Schumann y Johannes Brahms. De otro lado, gracias al creciente interés por sacar de la sombra a compositoras e intérpretes antes relegadas, conocemos mejor la labor de otras que en vida nunca alcanzaron el reconocimiento de Clara en sus múltiples facetas. 

   La musicóloga francesa Brigitte François-Sappey, autora de una veintena de libros sobre el romanticismo alemán y más concretamente sobre Schumann y Mendelssohn, aclara ahora la cuestión, si no de manera «definitiva» – el oxímoron académico por excelencia -, sí de manera concluyente. Puede evitar el dogmatismo gracias a un conocimiento privilegiado, no sólo del entorno sociológico, sino también intelectual, filosófico y religioso.

   Relata con extrema minuciosidad una vida dramática: infancia marcada dolorosamente por el divorcio de sus padres; juventud desgarrada entre los dos hombres de su vida: su padre dominante pero cariñoso y su futuro marido, un ciclotímico genio como compositor y crítico; la cotidianeidad de joven esposa que debe conciliar deberes múltiples y contradictorios y que primará ante todo y en todo trance el apoyo al marido ahorrándole todo el prosaísmo de la vida conyugal para permitirle consagrarse a los géneros más prestigiosos de la sinfonía, el oratorio y la ópera; las dificultades de una viuda joven para compatibilizar los imprescindibles conciertos por varios países, la educación de sus hijos y una vida privada de madre de ocho vástagos de los que sólo llegarán a la vida adulta tres mujeres y dos varones, uno de los cuales fue «muerto viviente» ingresado en un quitapesares desde los veintidós años. 

   Ni desdeña ni carga las tintas respecto a los muy singulares logros del personaje para que podamos a la postre «integrarla plenamente en el panteón» evitando juicios ambivalentes: con 19 años primera mujer en dar un recital como antes Liszt o Moscheles, compositora unánimemente admirada, intérprete incontestable en la configuración del canon pianístico moderno con la obra de su marido en su centro, que luego editó en múltiples tomos, y, finalmente, profesora eminente. 

   En la cuestión central de su relación con su marido subraya que es absolutamente clave comprender que la música fue su primer lenguaje, pues tardó en hablar y, desde que conoció a Robert, su relación tuvo como pilar central e indestructible el intercambio de claves sonoras en sus obras respectivas entre dos iguales (el concepto de «Doppelgänger» o «doble» crucial en la cultura alemana de la época).

   Al mismo tiempo, a diferencia de Chopin, siempre primó en ella la intérprete sobre la compositora. En segundo y muy especial lugar, en un ambiente imbuido de los valores pietistas del cumplimiento del deber, la entrega al marido era la cualidad más apreciada en una mujer. De ahí que, en los cuarenta años tras la muerte de su marido Clara dejara de escribir y se consagrara al apostolado de la música que él había escrito, de Mendelssohn, Beethoven, Chopin, Bach y Brahms.

   Ese tiempo estará marcado por la relación con Brahms. La llegada de éste y Joachim a la vida de los Schumann fué crucial: renacimiento creativo para Robert y apoyo doméstico imprescindible para Clara durante la enfermedad de éste. Tras su muerte, Brahms y Clara «sopesaron todas las posibilidades» de vida en común, pero convinieron una amistad profunda animada por el culto común al genio de Robert y la experiencia común de niños prodigio. Aunque ambos tuvieron breves relaciones amorosas, no volvieron a casarse. Separados por la distancia de sus respectivas carreras, pasaban vacaciones familiares juntos y Clara asistió a los estrenos de obras centrales de Brahms, que con frecuencia conocía antes que nadie.

   La autora también contrapone su perfil al de Fanny Mendelssohn (judía, casada con un pintor, no un músico, y no expuesta a la crítica de otros por no ser intérprete) o el de Alma Mahler («marido tiránico») y luego repasa al final del libro los casos de otras compositoras y artistas de la época como Louise Farrenc, María Szymanowska o Paulina Viardot.

   Libro pues, imprescindible que convendría traducir al español. Riguroso, sin prejuicios, cubre todas las dimensiones del personaje mezclando extraordinariamente lo biográfico -sin caer en la especulación ni ceder a la crónica rosa como eje - y lo musicológico, con encuadres analíticos para cada una de las obras. Un estilo y estructura muy claros facilitan una primera lectura, y luego es puerta privilegiada para conocer una época central de la Historia de la Música.

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