Por Albert Ferrer Flamarich
Lieder de Casagemas, Farga, Selva, Infiesta, Orfila, Madriguera, Campmany. Maria Teresa Garrigosa, soprano. Sílvia Vidal, piano. La mà de Guido. LMG 2127 DDD 52:51
Se puede afirmar que Occidente ha construido su historia sobre un monologo analítico, y las mujeres han sido dentro de la alteridad, la otra de la otra, y a la vez, la otra de si mismas. Su música y su existencia sonora son aún un mapa críptico de un camino por recorrer. En este sentido, iniciativas y trabajos como el presente, editado por la sabadelense La mà de Guido, son un instrumento para reescribir una historia reductora y demasiado centrada en la tradición erudita. De este modo la recuperación de canciones de compositores catalanes del Noucentismo a cargo de María Teresa Garrigosa (ref.: LMG 2127. 53 minutos) participa de la revisión epistemológica que agita el canon musical establecido. Además alarga la sombra de un disco anterior dedicado a las compositoras modernistas, editado por la misma discográfica.
Acompañada al piano por Silvia Vidal, Garrigosa presenta una selección que ejemplifica las corrientes artísticas del momento. Éstas se fundamentaban en un progreso vinculado en la recuperación de las raíces culturales del pueblo catalán al tiempo que la dignificación de la mujer en la sociedad. La mayoría de las compositoras reunidas (desde Lluïsa Casagemas, Ònia Farga y Blanca Selva hasta Maria Infiesta y Margarida Orfila, sin olvidar a Paquita Madriguera y Montserrat Campmany) canalizaron las aspiraciones artísticas y sociales a través del piano como vehículo de autorrealización. Al margen de considerarse una distracción, el instrumento fomentaba oficios como el de maestra de la música a través de las lecciones de canto y piano que eran el incentivo para desarrollar unas carreras musicales que, a menudo, también combinaban la actuación solista -a pesar de los prejuicios de la época- con las facultades compositivas.
Maria Teresa Garrigosa canta los textos con claridad (catalán, castellano y francés), buen legato y, en general, las cualidades liederísticas propias para unas piezas que no exigen virtuosismo vocal ni contraste acusado de registros. La expresividad es cuidada y modelada a pesar de una puntual tendencia a operizar algunas canciones para conferir mayor dramatismo. Sabe mantener una línea vocal dotada de color a través de una considerable diversidad de matices. Igualmente dota de idiomatismo, por ejemplo, el andalucismo de los Cantares andaluces de Ónia Farga, las líneas afrancesadas de Blanca Selva y el perfil de tonada popular de Margarida Orfila. Silvia Vidal demuestra un habituado ejercicio de estudio y equilibrio de sonido en cuanto a timbre y volumen, especialmente en las canciones de Madriguera.
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