Crítica de Raúl Chamorro Mena de West side story de Leonard Bernstein en el Teatro del Liceo de Barcelona, con Gustavo Dudamel, Nadine Sierra y Juan Diego Flórez
De lujo
Por Raúl Chamorro Mena
Barcelona, 29-VII-2025, Gran Teatro del Liceo. West side story (Leonard Bernstein). Nadine Sierra (María), Juan Diego Flórez (Tony), Isabel Leonard (Anita), Jarred Ott (Riff), Milán Perisic (Bernardo), Montserrat Seró (Rosalía), Laura Brasó (Francisca), Cristofol Romaguera (Baby John) ... y Sondra Radvanovsky cantando "Somewhere". Orquesta y coro del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical: Gustavo Dudamel. Versión concierto semiescenificada.
En su estreno de 1957, el musical West side Story causó un gran impacto por su trama enjundiosa, que trataba temas de gran calado social y final trágico. Todo ello contrastaba con lo que era habitual en los musicales de Broadway hasta el momento. Sobre un libreto de Arthur Laurents y letras para los números musicales de Stephen Sondheim, Leonard Bernstein (1918-1990) - figura fundamental de la música Estadounidense del siglo pasado- crea una obra maestra en su género. El inolvidable Lenny no sólo fue uno de los mejores directores de orquesta del siglo XX y un divulgador único de la música con una capacidad comunicativa simpar, también demostró ser un magnífico compositor. Buen ejemplo de ello es West side Story con su capacidad de amalgamar la herencia de la música Europea con los ritmos latinos, el jazz, el swing y demás músicas folklóricas de origen afroamericano, en la senda de lo realizado por Georges Gershwin.
La obra adapta libremente el Romeo y Julieta de Shakespeare al paisaje urbano de la zona Oeste de Manhattan, en el que los clanes de los Capuletos y Montescos se convierten en las pandillas rivales de los Jets - blancos de origen irlandés - y los Sharks - hispanos de origen portorriqueño -. La violencia y el odio atávico impedirán el amor entre Tony y María, pertenecientes a clanes rivales.
La versión cinematográfica de musical -1961- a cargo de Robert Wise y Jerome Robbins obtuvo nada menos que 10 premios Oscar. A su vez, Bernstein realizó una adaptación de más calado sinfónico- operístico para su grabación discográfica de 1984, sello Deutsche Grammophon, con José Carreras, Kiri te Kanawa, Tatiana Troyanos y Marilyn Horne. Lógicamente, esta ha sido la versión elegida por el Liceo para el estreno en su escenario de la obra, a modo de colofón de temporada y con un reparto de estrellas en los dos conciertos programados. La interpretación fue semiescenificada, con movimiento e interactuación entre los artistas, pero faltó fibra teatral, sin poder evitarse la sensación de una sucesión de números musicales.
La amplificación es normal en estas obras y quizás fuera adecuada en un teatro grande y eminentemente operístico ante la orquestación brillante y la pretensión de mantener la interpretación de los cantantes dentro del estilo genuino de este repertorio. Sin embargo, a mí la amplificación siempre me echa para atrás, porque la distorsión del sonido que provoca es clara y muy difícil de aceptar para mí oído.
Juan Diego Flórez aprovechó bien está circunstancia para degustar un "María, María" escanciado con mucha clase sin preocuparse por la proyección vocal y, por ello, centrado en los matices y un fraseo torneado con gran gusto. Menos cómodo se encontró en la inicial "something's coming" de tesitura baja y muy difícil de ajustar rítmicamente, que concluyó con una nota en pianísimo que se quedó fija.
Espléndida la Marie de Nadine Sierra, por timbre atractivo, escuela de canto, estilo, desenvoltura en escena y esa naturalidad y capacidad para huir de cualquier atisbo de cursilería - es fácil caer en ello en "I feel pretty" - en una María juvenil, vital, y apasionada. La Sierra, incluso, fue capaz de contrarrestar la expresión a veces demasiado edulcorada de Juan Diego Flórez en momentos como "Tonight" y plantar cara a una volcánica Isabel Leonard como Anita en "A Boy like that". Efectivamente, la mezzo neoyorkina se mostró plenamente idiomática y en estilo, dotando de gran relieve a sus dos intervenciones principales. "América", en la que, además de elegante, fue particularmente efusiva y elocuente, e, incluso, estimuló a sus muy discretas compañeras de número musical, y el ya citado "A boy like that who kill your brother". Una Leonard incandescente, vibrante, con muy eficaces notas cargando pecho y a la que dio adecuada réplica una intensa y arrebatada Sierra en uno de los grandes momentos de la velada.
Y si hablamos de momentos destacables qué decir de la aparición por sorpresa de la soprano Sondra Radvanovsky para cantar un sentido y emotivo "Somewhere". Una prueba más del cariño de esta soprano por Barcelona y su Gran Teatre del Liceu.
A destacar el Riff del barítono Jarred Ott por medios adecuados, estilo y acentos, frente un rudo Milán Perisic como Bernardo y unos secundarios muy discretos. Gustavo Dudamel y su entusiasmo contagioso y carismático oficiaron una dirección muy brillante, en la que el ímpetu rítmico del mambo y demás ritmos latinos surgió evidentemente genuino y tan eléctrico como el del swing y los elementos jazzísticos. El venezolano obtuvo un magnífico sonido de la orquesta del Liceo y un notable rendimiento del coro, intenso e implicado. Si hay que resaltar, que la batuta de Dudamel fue más espectacular, brillante, incandescente, enérgica y briosa que detallista, dejando, en definitiva, una sensación de superficialidad, no es menos cierto, que resultó apropiada respecto al contexto y partitura a interpretar, erigiéndose como elemento fundamental de una noche muy disfrutable.
Fotos: Teatro del Liceo de Barcelona
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