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Crítica: Accademia del Piacere y lleva el mestizaje al XXIX Música Antigua Aranjuez

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Autor: Ana María del Valle Collado
8 de octubre de 2022

El afamado conjunto español, con dirección artística de Fahmi Alqhai y junto a la soprano Quitera Muñoz, dedicó su programa a la producción barroca española, con el mestizaje como pilar fundamental

De influencias e improvisaciones en el Real Sitio

Por Ana M. del Valle Collado | @ana.budulinek
Aranjuez, 2-X-2022, Capilla del Palacio Real. XXIX Música Antigua Aranjuez. Músicas mestizas en la Nueva España: Chaconas, fandangos, folías y canarios. Capilla del Palacio Real. Obras de Mateo Flecha, Henry de Bailly, Andrea Falconieri, José Marín, Fahmi Alqhai, Luis de Briceño y Gaspar Sanz. Fahmi Alqhai [viola da gamba y dirección artística], Quiteria Muñoz [soprano], Accademia del Piacere: Rami Alqhai [viola da gamba], Johanna Rose [viola da gamba], Javier Núñez [clave], Carles Blanch [guitarra barroca], Agustín Diassera [percusión].

   Desde 1994 el Festival de Música Antigua de Aranjuez viene siendo un referente en cuanto a música antigua se refiere, especialmente española. Y se lo ha ganado a pulso, ya que durante su larga trayectoria se ha ocupado de llevar a un público cada vez más heterogéneo un repertorio que aún resulta difícil para algunos, así como de recuperar numerosas obras  con la creación del sello Música Antigua Aranjuez Ediciones. Además, gracias a la colaboración de Patrimonio Nacional, el festival puede contar con los magníficos escenarios del Real Sitio, volviendo a sonar la música allí donde tuviera su mayor esplendor bajo el impulso de los encargos reales.

   Como ya es habitual en el ciclo de Música Antigua de Aranjuez, la programación es excelente y pocos de los que han asistido a cualquiera de sus conciertos puede decir que haya quedado decepcionado. Con el paso de los años a los conciertos se han venido sumando alternativas de ocio como la posibilidad de acercarse a la ciudad a bordo del Tren de la fresa o realizar un paseo en barco por el Tajo. Dentro de estas actividades paralelas se encuentran los Paseos Musicales, un concepto didáctico que, pese a los años de andadura del festival, aún sigue conservando su novedad constituyendo una agradable introducción al concierto posterior. Sin embargo, en esta ocasión el Paseo Musical se quedó «pequeñito», y no por carencia de tiempo y de interés en las explicaciones, que supieron combinar lo riguroso con lo ameno, sino precisamente en lo «musical» al centrarse exclusivamente en los aspectos históricos de los jardines y espacios del Real Sitio. Se echaron de menos aquellas explicaciones sobre aspectos históricos, arquitectónicos y botánicos que hace años se intercalaban con la interpretación de algunas piezas musicales breves a lo largo del recorrido. El pasado domingo éste finalmente convergió en la Capilla del Palacio Real de Aranjuez, magnífica e ingeniosa solución arquitectónica de Sabatini, donde esperaban Quiteria Muñoz y Fahmi Alqhai al frente de los músicos de la Accademia del Piacere. Si existe una agrupación especialmente renombrada en este repertorio es ésta... y su fama es justa.  Lo hizo notar Alqhai ofreciéndonos una interpretación históricamente coherente, fresca y desenvuelta –como suele ser habitual– marcada por la acústica de la capilla, cuya reverberación a veces resultaba algo excesiva haciendo que el sonido de las cuerdas se empastara y no fuera del todo nítido. Efecto que, sin embargo, sí que supo aprovechar la soprano Quiteria Muñoz quien acompañó algunas de sus interpretaciones, ajustadas y expresivas, con pasos hacia el público que la situaban debajo de la linterna de la cúpula, con el consiguiente efecto acústico.

   El repertorio, redondo. Chaconas, folías, fandangos, jácaras y otras danzas compusieron un programa que, bajo el nombre Música mestiza en la España barroca, resaltó la riqueza de la música profana hispana, proclive a asimilar influencias de otras tradiciones –napolitana, portuguesa o, allende los mares, de los virreinatos americanos–, componiendo un corpus musical rico y original. Obras muy á propos del lugar donde se estaban interpretando y que son puro reflejo de una época y del espíritu de difusión del repertorio de la música antigua de Fahmi Alqhai y la Accademia del Piacere.

   La interpretación resultó magnífica, muy personal, como viene siendo habitual en los conciertos de esta agrupación, pero rigurosa desde un punto de vista historicista. Y salvo algún desajuste leve y ocasional en las cuerdas, pudimos disfrutar de una perfecta coordinación, cuidadas dinámicas  y un excelente equilibrio sonoro entre los intérpretes, algo especialmente delicado en las intervenciones de la guitarra barroca de Carles Blanch. Las improvisaciones y glosas sobre temas tan conocidos como el Guárdame las vacas o La Negrina de Mateo Flecha «el viejo» resultaron vivaces, amenas y virtuosas, especialmente el clave de Javier Núñez quien, abandonando su discreta labor en el basso ostinato, realizó unas variaciones sugerentes e ingeniosas. Por su parte, Quiteria Núñez puso de manifiesto una cuidada dicción y una voz bien timbrada en unas expresivas y personales interpretaciones de «Yo soy la locura» de Henry de Bailly y el menos célebre, pero no por ello menos brillante, «Ay Amor loco» de Luis de Briceño.

   El de Música Antigua de Aranjuez es un festival de larga andadura que, pese a su reciente viraje hacia lo turístico, merece una atención detallada no solo por sus emplazamientos privilegiados sino también por sus cuidada programación y reconocidos intérpretes.

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