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Crítica: Ensemble Télémaque y cinco estrenos en las «Series 20/21» del CNDM

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Autor: David Santana
28 de mayo de 2021

Cinco estrenos y una elegía

Por David Santana | @DSantanaHL
Madrid. 24-V-2021. Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Centro Nacional de Difusión Musical [Series 20/21]. Les inflexions d’Escher, de Francisco Ferro; Intérieur hollandais II, de Joan Magrané; Nafs. La cabeza cúbica, de José Manuel López López; Émancipation, de Étienne Haan y La Montagne Sainte-Victoire, de Jonathan Bell. Ensemble Télémaque, Raoul Lay [director].

   El número de invitados de honor, más alto de lo habitual y el hecho de que un actor con la cabeza cubierta por un cubo metálico se pasease entre el público indicaba claramente a los asistentes que este concierto final del ciclo Series 20/21 del CNDM no iba a ser un evento al uso. Por si fuera poco motivo de emoción el estreno de cinco obras –entre ellas aquellas que no pudieron ver la luz la pasada temporada debido a la pandemia– además contaríamos con tres ejemplos de música escénica, en la que además del oído también se exaltaría la vista.

   Incluso en las dos primeras obras, Les inflexions d’Escher de Francisco Ferro e Intérieur hollandais II de Joan Magrané, puramente instrumentales, encontramos que lo pictórico tiene un papel importante. Me fue imposible no recordar a Músorgski al escuchar la pieza de Francisco Ferro en la que el magistral uso de diferentes matices, texturas y combinaciones de timbres de los diferentes instrumentos permitió crear distintos colores y formas que daban lugar a distintas escenas, como si el oyente más que en una sala de conciertos deambulase entre las distintas obras de una galería de arte. Mientras que Joan Magrané jugó con los registros agudos de la flauta y el clarinete combinándolos con el sonido de la trompeta con sordina y el vibráfono para crear una atmósfera ensoñadora que perfectamente podría evocar los cuadros de brumosos paisajes holandeses del XVII en los que se inspira esta obra.

   Después de estas dos primeras obras debemos trasladarnos a otro plano: el de la música escénica. En las tres obras restantes contamos con la participación de Brigitte Peyré como soprano y Olivier Pauls como actor y director de escena. Además, el Ensemble Télémaque supo añadir a su excelente interpretación musical el componente escénico, ofreciendo un gran espectáculo al público como actores en Émancipation. La obra de Étienne Haan transforma a los músicos en niños de escuela con Brigitte Peyré como maestra. Se debe destacar la naturalidad y realismo con la que la agrupación supo transmitir la irreverencia y la experimentación que son el tema central de esta obra. Cuanto era interpretación de la partitura y cuanto improvisación es un secreto que se reserva el compositor.

   En la obra de Jonathan Bell, La Montagne Sainte-Victoire destacó la labor interpretativa de Olivier Pauls recitando en francés, inglés y español. Además supo cuadrar con gran precisión el movimiento escénico a la música, dotando de gran sentido la producción mixta de música escénica.

   La obra cumbre de la velada fue el estreno de Nafs. La cabeza cúbica de José Manuel López López. Anunciada en el programa como preludio de su futura ópera Flatland, demuestra que el compositor ha traspasado el escenario. Juega con la iluminación y con el sonido, creando efectos de envolvimiento, mediante el uso de actores distribuidos por el patio de butacas o  del movimiento de los músicos ­­–el de la trompeta se capta claramente casi al inicio–, lo que unido a la escasez de luz, envuelve por completo al oyente en un mar de sonidos que logra que no solo se transmitan desde el frente. Pero no es este el único recurso del que hace gala el maestro López López. Es asombrosa también la cantidad de efectos en diferentes registros que escribe para la soprano e igualmente laudatoria la maestría con la que Brigitte Peyré supo resolverlos.

   Creo, en definitiva, que el del pasado lunes fue un espectáculo muy digno, que honra la memoria de nuestro querido Cristóbal Halffter. Esté donde esté, creo que puede estar un poco más tranquilo sabiendo que hay quien continúe su estela. Durante esta temporada hemos podido ver su doble mirada al futuro y al pasado presente en las composiciones de Joan Magrané y, ¿quién mejor que López López para continuar elevando la categoría de la música española queriendo ir siempre más allá?

   Solo me queda decirle que descanse, maestro, pues su legado perdura.

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