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CD: 'JUAN VÁZQUEZ: GENTIL SEÑORA MÍA'. Por Mario Guada

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Autor: Mario Guada
4 de noviembre de 2013
Foto: Brilliant
Gentil señora mía. 16th-century songs and villancicos. Quink Vocal Ensemble. Brilliant Classics. Obras de Juan Vásquez.

NO SOLO DE MOTETES SE VIVE

   Quink Vocal Ensemble graban parte de la obra vocal polifónica profana del autor hispánico.
Juan Vásquez [Vázquez] es uno de esos autores del siglo de oro español, cuya música, como es de esperar en un país como este nuestro, apenas es conocida e interpretada en el siglo XXI. Nacido, aún sin seguridad, con el siglo XVI, este maestro estuvo indisolublemente unido a Badajoz y Plasencia de manera preponderante, pero también a otros ciudades como Madrid, Vila Viçosa y Sevilla, lugares en los que desempeño cargos musicales: primero como «cantorcico» -altvs-, luego cantor de capilla, para pasar posteriormente a ser maestro de los «niños cantorcicos» y «sochantre», terminando finalmente como maestro de capilla -recordemos, el cargo musical más importante al que se podía aspirar en una capilla catedralicia. De su no muy extensa producción destacan tres colecciones, una de ellas sacra, quedando las otras dos destinadas al mundo profano. Su Agenda defunctorum [1556] es una monumental colección de música sacra, la más completa de cuantas encontramos entre todos los polifonistas hispánicos referente a la misa y oficio de difuntos. Consta de 27 números, compuestos todos a cuatro partes -excepción hecha de un una pequeña pieza a 3 y otra a 5-, constituyendo el punto culminante de su producción musical.

   De su corpus profano proceden las piezas grabadas en el presente disco. Se conservan dos colecciones de obras vocales profanas de este autor: Villancicos i canciones a tres i a quatro [1551] y Recopilación de sonetos y villancicos a cuatro y a cinco voces [1560], siendo esta última su gran referente en este repertorio, que recoge, además de piezas nuevas, la inclusión de siete piezas de la primera colección, además de otras tres de esta, pero reelaboradas. Este disco incluye 20 piezas extraídas del total de 67 que contiene dicha colección. Se interpretan aquí villancicos -el género más habitual en este tipo de polifonía profana en la época; en esta colección se conservan 48-, pero también canciones y sonetos. La producción profana de Vásquez es una de las más destacadas de todo el siglo XVI, dando buena cuenta de ello la cantidad de piezas que fueron puestas en intabulatura [tablatura] de vihuela por los grandes maestros hispánicos del instrumento. Sus villancicos suponen todo un ejemplo del género en la polifonía hispánica, aunque si bien es cierto que este maestro se acercó al género de una forma tradicional, también debemos destacar el toque de imponencia que otorgó al género, expandiendo el estribillo con repeticiones de frases y repeticiones completas o parciales del propio estribillo antes o después de la mudanza. A pesar de que en alguno podemos encontrar ciertos «madrigalismos» y un uso recurrente de la imitación, Vásquez no destaca por ser un autor complejo en el tratamiento del contrapunto y la rítmica, destacando, además, el uso de melodías intrincadas en una tradición popular importante.
   Las versiones ofrecidas en este registro por las voces holandesas del Quink Vocal Ensemble resultan interesantes, técnicamente muy solventes, e incluso puede atisbarse en ellas cierta expresividad e intento por reflejar lo cantado. Sin embargo, lo alejado del idioma natal de los cantores con el que inspiró las composiciones de Vásquez es tan notable, que la interpretación forzosamente se ve afectada por ello. El texto resulta apenas ininteligible, siendo necesario echar mano de los textos del libreto para su comprensión. En una música como esta, en la que la calidad de los textos suele rozar la excelencia -algunos están firmados por autores de la talla de Garcilaso de la Vega, Juan Boscán o Gil Vicente-, y resulta además tan fundamental para el desarrollo de las diversas líneas que la componen, el dominio del idioma a interpretar se hace absolutamente indispensable. Dejando a un lado el aspecto textual, las lecturas del ensemble holandés -formado por Marjon Strijk y Mariette Oelderik [sopranos], Elsbeth Gerritsen [alto], Harry van Berne [tenor] y Kees Jan de Koning [bajo]- destacan por su exquisitez y finura, haciendo gala de un gusto y elegancia notables. Gran claridad en las líneas y un sonido empastado y equilibrado -solo hay que lamentar algún pequeño problema de afinación en puntos concretos. Tan solo el timbre del bajo puede resultar en algunos momentos un tanto oscuro y algo entubado. Se nota la calidad vocal de los miembros -habituales en algunos de los grandes conjuntos vocales holandeses y belgas.

   Estamos, pues, ante un disco de interés, si bien más por el repertorio interpretado que por las versiones ofrecidas del mismo. La figura de Juan Vásquez necesita de una revisión constante, y discos como estos son de agradecer en este aspecto. Lástima, de nuevo, que el problema lingüístico pase una factura considerable al resultado final. Ya lo decía Juan Bermudo en su Declaración de instrumentos musicales [1555], cuando recomendaba los «villancicos del acertado Juan Vásquez» como modelo a seguir. Música de gran calibre, pero falta en lo interpretativo de ese punto de excelencia que le hace falta para brillar en toda su plenitud. Habrá que esperar.
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