Por Alejandro Fernández
Málaga. 21-XII-2017. Teatro Cervantes. Temporada de abono OFM, Concierto n.º 6 Navidad. El Mesías, HWV. 56/ Der Messias, K. 572 de G. F. Haendel/ W. A. Mozart. Isabel Monar, soprano; Marta Infante, mezzosoprano; Enrico Iviglia, tenor y Thomas Laske, barítono. Orquesta Filarmónica de Málaga. Coral Carmina Nova. Director coro: Diego González Ávila. Director musical: Igor Ijurra.
Esta afirmación resume todo lo acontecido en el abono dedicado a la Navidad por la Filarmónica de Málaga. Concierto que a pesar de la respuesta del público, que abarrotaba el Teatro Cervantes, estuvo plagada de sombras en la lectura del gran oratorio haendeliano apocado e insípido y con grandes momentos de incomprensión. En el ambiente flotaba cierta incertidumbre por el reciente nombramiento del titular de la OFM Manuel Hernández Silva como nuevo director musical y artístico de la Orquesta Sinfónica de Navarra y que no fuese su batuta la que defendiera la versión elegida para este Mesias. No obstante, los esfuerzos de Igor Ijurra evitarían buena parte del naufragio.
En vida de Haendel, desde su redacción en 1741, el propio músico realizaría varias revisiones de la primera redacción estrenada en Irlanda. Así para el estreno londinense escribiría nuevos números, reasignó algunas arias y transportaría otras con la idea de adaptar el texto al auditorio inglés. Hasta su muerte, la obra sufriría varias vueltas más e incluso tras su deceso músicos como Mozart adaptarían la partitura (1789) al gusto vienes y con libreto traducido al alemán. Esta versión, menos conocida, fue dura de digerir por la inexpresión del conjunto sinfónico perdido entre aires barrocos contenidos, dinámicas en ocasiones excesivamente pausadas y finalmente un toque mozartiano bastante rancio: ni Haendel, ni Mozart.
Dudosa fue también la lectura de la coral Carmina Nova, la formación malagueña se encontró con una versión muy alejada del brillo de otras interpretaciones acusada por un lado, por la falta de efectivos en las cuerdas de tenores –desbordados– y bajos (decididamente insuficientes). A Carmina Nova, su actuación la rescató, por enésima vez, la solidez de las sopranos y contraltos. Y finalmente en segundo lugar, destacar que el libreto en alemán lo único que aportó fue una insoportable cascada de onomatopeyas nada semejante a la dicción alemana. Los esfuerzos de Ijurra se centrarían en marcar dinámicas más ajustadas a la realidad de la masa coral con la que contaba.
Desafortunado también resultó el cuarteto solista. La valenciana Isabel Monar firmó una primera parte deshecha, con timbre rasgado en el plano alto, y agrietado en el medio de escaso gusto y en absoluto apropiado a las exigencias de El Mesías, sencillamente sonrojante. La cruz vendría de la mano de la Mezzosoprano Marta Infante, lo más sobresaliente del concierto. Infante haría doblete el veintitrés con la Joven Orquesta Barroca de Andalucía junto a la soprano malagueña Alba Chantar. El tenor Enrico Iviglia y el barítono Thomas Laske cerraban el cuarteto vocal con una actuación justa y resuelta.
Hernández Silva debió defender la versión de El Mesías en el podio de la OFM para extraer todas las esencias volcadas por Mozart y hacer su lectura más accesible y como no de nivel. Ijurra se dejó la piel en el escenario, atendió entradas con claridad y optó por atender a las notables limitaciones con ajustes en los tempis. Tampoco la Filarmónica estuvo agraciada de ese sonido rotundo que ha venido mostrando desde el comienzo de la temporada.
Concierto en definitiva incómodo, muy incómodo que dejó mal sabor de boca y una más que entendible desbandada al término de la interpretación. En ocasiones duele escribir, pero ¿no sería menos reprobable caer en la adulación o mirar hacia otro lado?
Fotografía: orquestafilarmonicademalaga.com
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