Por David Santana | @DSantanaHL
Madrid. 16-XII-2019. Auditorio 400, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Centro Nacional de Difusión Musical [Series 20/21]. Ocho tientos, op. 35 de Rodolfo Halffter; Cuarteto de cuerda n.º 5 «En tiempos turbulentos», de Marisa Manchado; Seis bagatelas para cuarteto de cuerda, Op. 9, de Anton Webern; Cuarteto de cuerda, Op. 3, de Alban Berg. Cuarteto Quiroga.
Es curioso. Hay ocasiones en las que, cuando hablo o escribo de música contemporánea me siento como el caminante sobre el mar de nubes del cuadro homónimo de Friedrich, la más representativa, quizás de las manifestaciones pictóricas del movimiento romántico. Solo frente a un mar de niebla que parece que se debe despejar para encontrar algo de belleza: el valle bajo las nubes. No siempre es así, el pasado lunes en un Auditorio 400 repleto era difícil encontrarse en soledad y las obras escogidas por el Cuarteto Quiroga poco tienen que descubrir, pues hasta un oído inexperto o incluso uno poco atento puede percatarse fácilmente de la belleza que entrañan.
Son obras muy diferentes que muestran la variedad de estilos que desde el siglo XX se dan en la música académica y que, finalmente se acaba metiendo dentro de la enorme etiqueta de «música contemporánea» aunque Halffter y Manchado tengan tanta relación con Berg y Webern como con Bach y Mozart. Sí se podría decir que Rodolfo Halffter mira, de su generación anterior, al maestro Falla, ya que en los Ocho tientos podemos apreciar claramente esa mirada a la España medieval que el gaditano mostró en su Concerto para clave y en El retablo de Maese Pedro. Halffter toma prestado este estilo junto con sonoridades de la época y las imbrica con su propio estilo compositivo dando lugar a interesantes contrastes entre texturas homofónicas en las que destacó la capacidad del Cuarteto Quiroga para lograr el empaste sonoro en cuanto a timbres, así como partes solistas en las que Helena Poggio como cellista supo sacar a su instrumento sonidos tan dulces como estridentes en función de las demandas de la obra.
Pero los Ocho tientos fueron sólo el aperitivo de una velada en la que el talento español sería el protagonista gracias al estreno del quinto cuarteto de Marisa Manchado. La compositora madrileña que ha mostrado su interés por la experimentación tímbrica en obras como su Concierto para fagot «Notas para la paz», destaca en el Cuarteto de cuerda n.º 5 «En tiempos turbulentos» por la forma otorgada al primer movimiento a través de un ritmo que emerge desde unos graves y potentes golpes del violonchelo y que se convierte en unos pizzicati que finalmente permitirán avanzar a esta obra. Se detendrá también en varios momentos para regocijarse en una textura que muestra un excelente conocimiento de la escritura para cuarteto de cuerda por parte de Manchado. La tercera parte es la más agitada y muestra el contraste entre homofonía y melodía con acompañamiento de una forma completamente diferente a la de Halffter. En los movimientos Delicado y Mixturas - In silence –segundo y cuarto, respectivamente– sí hay experimentación tímbrica pues obliga a los intérpretes a tocar sobre el puente de sus instrumentos creando una textura muy interesante en la que, una vez más, los integrantes del Cuarteto Quiroga se hicieron valer al mostrar una delicadeza necesaria para esta parte del cuarteto en el que la compositora intenta reflejar unos tiempos políticos que para Manchado resultan, si no turbulentos, al menos tensos. Quizás es en este planteamiento de la obra en el que más se pudiera debatir sobre la percepción en el cuarteto del reflejo de esta época por el oyente. Yo, al menos, no lo percibí, pero quizás porque estaba demasiado concentrado en las excepcionales técnicas compositivas de las que hizo gala Manchado.
La segunda parte, aunque no hubo descanso para el público, puso el foco en los intérpretes. Al escoger un repertorio más habitual en los circuitos de música contemporánea –o que al menos no admite discusión en cuanto a la composición pues ya la tuvo en su momento–, el ojo crítico se desplazó hacia los músicos. El Cuarteto Quiroga que a base de esfuerzo y un interés consumado por la grabación y difusión del repertorio de los siglos XX y XXI se ha convertido en todo un referente en esta área. Se esperaba que diese un gran concierto y así lo hizo. Poggio y Josep Puchades –violonchelo y viola– tocaron con cuerpo y potencia, mientras que los violinistas Aitor Hevia y Cibrán Sierra interpretaron, en general, con mayor delicadeza, cuidado en la línea y flexibilidad. Claro que, en momentos como el segundo movimiento del Cuarteto de cuerda de Berg, Sierra se llegó incluso a levantar de la silla en varias ocasiones para acompañar el movimiento del arco con toda la potencia del resto del cuerpo.
Despidieron el concierto con una obra tan poco contemporánea como lo es el primer coral del Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach. La intrusión del alemán en este ciclo de música contemporánea la justificó Sierra citando a Webern, quien decía que toda la música estaba contenida ya en los corales de Bach, un argumento un poco cogido con pinzas, pero que les perdono pues nos permitió disfrutar una vez más de la maravillosa capacidad de esta agrupación para sonar en conjunto como un único instrumento, con una homogeneidad que, bien es cierto, funciona tanto para el barroco como para la música contemporánea.
Fotografía: Ben Vine/CNDM.
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