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[C]rítica: «La traviata», de Giuseppe Verdi, en el Teatro Cervantes de Málaga, en una producción del Teatro Villamarta de Jerez

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Autor: José Amador Morales
30 de noviembre de 2018

La última Traviata de Arteta

Por José Amador Morales
Málaga. 23-XI-2018. Teatro Cervantes. Giuseppe Verdi: La traviata. Opera en tres actos con libreto de Francesco Maria Piave. Producción del Teatro Villamarta de Jerez. Ainhoa Arteta [Violeta], Antonio Gandía [Alfredo], Juan Jesús Rodríguez [Giorgio Germont], Mónica Campaña [Flora], Alba Chantar [Annina], Luis Pacetti [Gastone], José Manuel Díaz [Douphol], Isaac Galán [D’Obigny], Francisco Tójar [Dottore Grenvil], Elías Gallego [Giuseppe], Juan Antonio Blanco [Un mensajero], José Juan Guzmán [Un sirviente]. Coro de Ópera de Málaga [Salvador Vázquez, director del coro]. Orquesta Filarmónica de Málaga. José María Moreno, director musical. Francisco López, director de escena.

   El Teatro Cervantes de Málaga ha apostado por una temporada lírica íntegramente verdiana, toda vez que está compuesta por puestas en escena de La traviata, Aida y Otello. Si en el caso de este último título asistiremos al esperado debut de Jorge de León en el rol protagónico –acompañado por Carlos Álvarez como indiscutible gloria local–, en la que nos ocupa Ainhoa Arteta ha dicho adiós a un papel como Violetta Valery que ha prodigado desde los inicios de su carrera, si bien llevaba quince años sin abordarlo.

   Ha sido la tercera vez en dos décadas que quien esto suscribe ha presenciado La traviata protagonizada por la soprano vasca y, sin duda, la más interesante –aún desde el convencimiento de que es una sabia decisión retirar este rol de su carrera–. Lejos de las lecturas primerizas y epidérmicas así como de aquellos aires de diva advenediza, Arteta ha madurado enormemente en lo artístico y en lo vocal, manteniendo al mismo tiempo la gran presencia escénica y la elegancia de siempre. Ahora, nada más salir a escena el personaje aparece en todo su esplendor y es Violetta, no tanto Arteta cantando Violetta. La voz sigue siendo hermosa, esmaltada y con gran presencia aunque a veces no llegue a controlar del todo ese creciente vibrato y haya algún que otro ataque con la glotis no muy afortunado. Evidentemente el final del primer acto le plantea evidentes aprietos pero aquí, sin llegar a estar cómoda, salió bastante airosa, afrontándolo con inteligencia y sin comprometer en ningún momento su excelente musicalidad. Ya en el recitativo de «Ah, fors'è lui» ofreció frases de gran calado expresivo y que revelaban el grado de introspección al que ha llegado Arteta con este personaje. Algo que lógicamente fue a más en los siguientes actos y que de alguna manera cuajó en un «Addio del passato» recibido con grandes aclamaciones y en el que mostró un fraseo de muy buen gusto.

   A su lado, Antonio Gandía compuso un bastante desdibujado Alfredo Germont para el que a priori parecía tener las cualidades ideales, sucumbiendo con una línea de canto superficial y una caracterización vacía en todos los sentidos, que ni siquiera logró levantar el vuelo en su aria y cabaletta o en la escena de la casa de Flora. No fue el caso de Juan Jesús Rodríguez, quien cosechó el mayor éxito que le haya visto quien firma. No en vano, su Giorgio Germont se ajustó como un guante a sus cualidades vocales, esto es, voz de entidad, timbre atractivo y entrega a raudales, a despecho de esa resonancia nasal y engolada en el registro agudo cuando era atacado desde abajo. El público malagueño se rindió ante la actuación del barítono de Cartaya.

   Muy bien el resto del reparto así como el Coro de Ópera de Málaga, si bien le hemos escuchado en mejores prestaciones, algo extensible a la siempre solvente y comprometida Orquesta Filarmónica de Málaga. José María Moreno dirigió con corrección, atención a los cantantes y un mínimo sentido dramático. Aunque hubo demasiados sonidos romos, sus tempi proporcionaron acertadas fluidez y progresión de la acción.

   La conocida producción de Francisco López –muy aplaudido cuando salió a saludar– para el Teatro Villamarta de Jerez era una apuesta segura, habida cuenta de su solvencia dramática, aceptación por parte del público y respeto hacia la obra verdiana. A lo que deberíamos añadir que ya era conocida y valorada por Ainhoa Arteta por su participación en anteriores puestas en escena de la misma, según afirmó la soprano en rueda de prensa.

Fotografía: Teatro Villamarta/Teatro Cervantes.

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