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CD: 'The 'Assisi' Sonatas', el Corelli desconocido del Ensemble Aurora

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Autor: Mario Guada
8 de mayo de 2015

El violinista italiano y su conjunto graban por primera vez estas sonatas inéditas, recientemente atribuidas al maestro de Fusignano, en unas lecturas fascinantes y preclaras que suponen un aporte trascendental a la fonografía existente del compositor italiano.

CORELLI REDESCUBIERTO

Por Mario Guada

The ‘Assisi’ Sonatas. Música de Arcangelo Corelli. Ensemble Aurora | Enrico Gatti. Glossa Music, 1 CD [GCD 921209], 2014. T.T.: 74:43.

   La música es fascinante. Cuando parece que ya está todo dicho de un autor dado –además de uno de esos sobre los que se ha vertido mucho trabajo– llega alguien y nos muestra que todavía cabe un poquito más. Este es el caso del registro fonográfico que presentamos aquí, que tiene como protagonista a Arcangelo Corelli [1653-1713], figura fundamental en el desarrollo de la sonata para violín –da Camera y da Chiesa– y del concerto grosso, además de uno de los maestros más influyentes de todo el Barroco europeo, imitado por muchos de los más grandes. De Corelli se tenía claro desde hace varias décadas que su corpus compositivo se componía únicamente de seis colecciones: cinco de ellas dedicadas a sonatas para violín –la última para violín y continuo, mientras que todas las anteriores para dos violines y continuo–, centrando su Op. VI en el concerto grosso, publicando la colección más importante e influyente en la historia de la música dentro de este género. Además de estos seis opus se ha ido añadiendo algunas piezas sueltas que se le han ido atribuyendo a lo largo de los años, especialmente para violín y continuo, algunas sonate a quattro, e incluso alguna obra para trompeta.

   Por lo tanto, lo que supone esta aportación, ya no solo al mercado discográfico, sino a la historia de la música es algo que va más allá de un mero registro discográfico en el que se graban algunas piezas de nueva atribución. Y es que estas «Assisi» Sonatas suponen un descubrimiento mayúsculo, pues hablamos de la incorporación del que sería su séptimo opus, compuesto por estas doce Sonate da Camera à violino e violoncello solo hasta ahora desconocidas y por supuesto nunca antes grabadas en disco compacto. Estas doce sonatas, llamada así por encontrarse custodiadas en el Sacro Convento di San Francsico de Assisi, se han hallado en el llamado Ms. Assisi 177, junto a una serie de obras, copias de piezas conocidas de autores como Tomasso Albinoni, Giuseppe Torelli o el propio Corelli –algunas sonatas de su Op. V–, así como algunas obras de autor anónimo. El manuscrito parece haber sido descubierto en 1963 por el musicólogo Mario Fabbri, aunque desde el comienzo estas sonatas fueron catalogadas como espurias por Hans Joachim Marx, quedando fuera, por tanto, de la edición crítica de la Opera Omnia de Corelli. Sin embargo, y tras un exhaustivo estudio por parte de musicólogos e intérpretes, se ha llegado a la conclusión de que sí se trata de piezas con la mano de Corelli tras de sí. Piezas sin duda muy unidas a la sonata de la escuela bolognesa del XVII, además de con grandes similitudes en cuanto al uso de ciertos recursos, pero también en su estructura, y con claras concordancias con algunas de las sonatas posteriores de las que no se tiene duda de su autoría. Todo ello hace que, tanto para Guido Olivieri –musicológo y autor de las magníficas notas críticas del registro– como para Enrico Gatti –quien no solo las graba aquí, sino que ha sido el autor de la edición crítica de las mismas–, se trata de una colección de sonatas con clara autoría por parte del maestro de Fusignano.

   Obras de duración muy breve, que suelen construirse en base a tres movimientos: un preludio inicial de carácter calmo y tempo lento, que es seguido por dos movimientos de danza con un tempo más ágil y un carácter más animoso, que suelen ser un Balletto/Alemanda para el primero, y una Corrente/Gavotta para el último de ellos. Por su estructura, así como su lenguaje, y por supuesto por la localización del manuscrito, se apunta a que se trata de obras escritas durante su etapa en Bologna –las datan como anteriores a 1675–, probablemente como ensayos previos a sus composiciones posteriores –para Olivieri se aprecia cierta inexperiencia en la escritura en el tratamiento de la sonata–. Si bien es cierto que no se trata de piezas tan redondas como las de su Op. V, ni tan siquiera de su primer opus, publicado en Roma en 1681, no lo es menos que se aprecian algunos momentos gloriosos de esa escritura que tan grande le haría en Italia y en gran parte de Europa. Algunos de sus movimientos lentos iniciales son de una elocuencia y  belleza fascinantes: escúchese el Preludio: Adagio de la Sonata n.º 4 en Do mayor, el Preludio: Adagio de la Sonata n.º 2 en La mayor, o el Preludio de la Sonata n.º 12 en La mayor –fantástico el bajo caminante tan característico en la escritura de Corelli–.

   Se completa el disco con cuatro sonatas que forman parte del catálogo «corelliano», dentro del apéndice Anhang, piezas que parecen proceder de su período romano, con una escritura más refinada, experimentada y pulida, pero que precedida de la escucha de las «Assisi» Sonatas da interesantes y claras muestras de la similitud existente en el lenguaje compositivo entre todas ellas.

   El trabajo realizado aquí por el violinista Enrico Gatti, especialista en el violín barroco, y de manera particular en el repertorio italiano de los siglos XVII y XVIII, es absolutamente admirable, y en el caso que nos ocupa poco menos que devocional por su parte. Gatti es uno de los intérpretes más solventes en el aspecto técnico de cuantos se han dedicado en las últimas décadas al violín barroco, pero se presenta como un intérprete muy dotado en el aspecto expresivo, que cuida de manera muy profunda. Es, por lo demás, uno de los intérpretes musicológicamente más rigurosos del panorama, seleccionando siempre programas de gran interés y que aportan algo siempre novedoso, mostrando siempre lecturas muy acertadas en la elección de los tempi y en el carácter que aporta a cada pieza. Por eso, el hecho de que se muestre tan seguro al atribuir la autoría de estas piezas al gran Corelli, convierte a este registro en un descubrimiento de unas magnitudes muy considerables.

   Le acompañan en la empresa el violonchelo barroco de Gaetano Nasillo –otro de los intérpretes más capaces del planeta en su instrumento–, así como Anna Fontana en el clave. Todos interpretan con instrumentos puramente originales –violín Cornelis Kleymann, Amsterdam, c. 1660; violoncello Giuseppe Ungarini, Fabriano c. 1750; clavicembalo anónimo, Firenze, segunda mitad del XVII–, lo que confiere a esta grabación otro punto más para auparla a un lugar de privilegio. La lecturas resultan límpidas, realmente honestas, muy apasionadas, pero manteniendo esa mirada con cierta distancia que aporta sosiego. En definitiva, unas interpretaciones muy inteligentes, que saben gestionar de manera sobresaliente los escollos y encumbrar piezas quizá aún carentes de la genialidad del Corelli maduro, pero con trazas de una calidad compositiva de enorme calado.

   Un disco, que como es habitual en Glossa, se completa con una edición de lujo, una gran toma de sonido –gran balance entre las líneas, aunque quizá algo presentes algunos ruidos externos que perturban un tanto la escucha– llevada a cabo por Raffaele Cacciola –quien también produce–, con la edición y masterización de Sigrid Lee, pasando por las manos finales de Carlos Céster y su asistente editorial, María Díaz, para firmar un trabajo de lujo. Sin duda un trabajo que muestra un nuevo Corelli, hasta ahora inédito, que sitúa a este álbum como un imprescindible para los apasionados seguidores de su música, que el mundo hay muchos. Creo que Gatti no pudo estar más acertado al dedicar la presente grabación –aunque editado en 2014, la grabación es de diciembre de 2013– con las siguientes palabras que me permito el lujo de reproducir aquí para cerrar esta crítica, pues me parecen el homenaje más sincero que un intérprete puede hacer:

Ad Arcangelo Corelli
Maestro di stile, grazia e dolcezza, nel 300º aniversario della sua morte.
Ratio nunc est, impetus ante fuit.

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