Por Albert Ferrer Flamarich
Al margen de lo publicado en este portal sobre algunas de las novedades discográficas con la obra de Granados (caso de la integral sinfónica en tres volúmenes interpretada por la OBC y su ex-titular Pablo González editada por Naxos o las personales Goyescas de José Menor), esta reseña pretende comentar unos pocos discos destacables del mercado. No se trata ni de primeras grabaciones mundiales ni de referencias imprescindibles aunque si son cualitativas dentro del campo fonográfico dedicado al compositor leridano. Las cuatro referencias poseen algún aliciente bien sea por el interés de las obras incluidas, por la calidad de la interpretación o por ambas. Como colofón al ya pasado bienio conmemorativo las recordamos como sugerencia.
Obra de cámara
Tras grabaciones de sellos como Discobi, Columna Música y CPO la obra de cámara de Enrique Granados dispone de las suficientes referencias: unas centradas en su Trío con piano en Do mayor y otras en el Quinteto Op. 49 en Sol menor. El disco comercializado por Tritó (TD 0076 DDD 1CD. 50:27 minutos) en 2010 incluye ambas, estrenadas en Madrid el año 1895, y lo hace con la originalidad de presentar la dos versiones del quinteto, la de Madrid y la de Barcelona. La original es la de Barcelona y consta de dos movimientos a falta de la parte pianística del tercero. La madrileña es una revisión posterior al estreno que destaca por la condensación en el desarrollo del primer movimiento y leves modificaciones en el segundo movimiento. La lectura de las notas de carpeta de Douglas Riva es imprescindible. Tanto el Quinteto como el Trio son herederas del romanticismo germánico y francés tras su estada en París. Pero también hay un cierto exotismo u orientalismo que pasa por hispánico en pasajes modales. Esta amalgama, más rica que la de Bretón y Chapí, marcará el discurrir de Gaspar Cassadó. La interpretación a cargo de solistas de la Orquesta de Cadaqués y Jean Bernard Pommier al piano es referencial técnica y expresivamente y se sitúa a la altura de la grabada en 1994 por el Trio Salzburg para CPO. El compacto incluye la albeniciana Azulejos completada por Granados y que Pommier interpreta con exquisitez melódica y atmosferas de colorido velado. El pianista la concibe con una filiación raveliana, sin artificio, sencillo y balsámico.
Un Granados menos recurrente
No importa si pianistas como Alicia de Larrocha, Esteban Sánchez o Rosa Sabater sentaron cátedra en las grabaciones de Granados –igual que en Albéniz–. No importa porque ello establece referentes para intérpretes como Emili Blasco que se atreven a abordar los pentagramas y ofrecer lecturas entrañables. Su enfoque transita por aromas populares que lo aproximan al oyente en un flujo comunicativo luminoso y cálido en obras como Aparición, la Serenata Amparo o el Capricho español. Su Granados es sugerente, animoso con un significativo cuidado rítmico, rodeado de énfasis y soltura como en la Rapsodia aragonesa que respira y transpira el aire de lo propio. Hay inflexiones, notas y frases secundarias, retenciones y articulaciones en un buen trabajo interpretativo, sin extravagancias, especialmente en los Valses románticos, los Valses poéticos y en las dos series de las Escenas poéticas. Son obras cuya poesía es llevada a un loable grado de depuración, con pinceladas de jovialidad y fluctuando entre la trascendencia y el bagatelismo ofreciendo un plus que evita que cada pieza caiga en la nimiedad. Las resultantes son unas ejecuciones muy correctas, con dosis de transparencia, digitación bien articulada y, en definitiva, las cualidades de dominio técnico y expresivo mínimos para este repertorio lleno de cambios estéticos internos y de carácter evocativo. La edición cuenta con sucintas notas de carpeta en tres idiomas y la estética habitual en el sello catalán La mà de Guido (LMG 2100 DDD 1CD 79 minutos).
Las Goyescas de Atenelle
Abordar Goyescas de Granados es un desafío que se acompaña de un respeto y una exigencia paralelos que nos recuerda la ausencia de un número elevado de referencias discográficas pero sí cualitativas. Entre éstas podemos contar la que Columna Música ha editado (1CM0349. 54 minutos) con Albert Attenelle quien, fiel a su estilo austero y preciso, rehúye los arrebatos de pasión y el carácter flemático de otros pianistas. Es una lectura elegante, analítica, sensitiva con suficiencia, muy ritmada que convence por la maestría deudora de quien ha bebido de la fuente directa. En este caso de la Escuela Frank Marshall de la que es uno de los máximos representantes actuales. Especialmente en el dominio de la técnica de pedal entendida como método fundamental en la obtención de una sonoridad que permita desarrollar distintos estratos de planos sonoros que actúen a la manera de pilares armónicos para sostener los arcos de la línea melódica. Unos arcos que en Granados no pueden romperse porque han de fluir constantemente en la agógica que da forma a las obras. En este sentido Attenelle es muy expeditivo y se percibe el esfuerzo por trabajar la polifonía de las piezas para realzar notas y frases secundarias, retenciones y articulaciones poco frecuentes, con una versatilidad de toque en que destaca la sutileza característica y la pulcritud del pianista en los ataques de dedos y la diferenciación de voces y registros. No obstante, este interés diluye la fluidez del discurso y la construcción de un fraseo más ligado y con un grafo mayúsculo de sofisticación en los matices como poseía De Larrocha o la estilización de Achúcarro.
No se ha incluido ninguna otra obra como el intermedio de la ópera homónima ni El pelele también conectada con las pinturas de Goya. Un hecho que desperdicio el minutaje del compacto y la oportunidad de ofrecer un abanico personal más amplío sobre el compositor. La edición en dijipack es austera y contiene unas didácticas notas de carpeta de Àlex Susanna.
El Granados pedagógico
IBS Classical (IBS-72017 DDD 2017 60:22) amplió el abanico de novedades sobre Granados con la grabación protagonizada por el pianista soriano Emilio González Sanz, de quien las notas de carpeta no exponen información alguna salvo los comentarios firmados por él mismo en torno al Granados como maestro. Éstas, a pesar de su corrección y puntos de interés, no atesoran una buena guía de audición de las cinco obras recogidas. Con una interpretación cuidadosa e idiomática de González Sanz, configuran un muestrario de pianismo refinado y nítido aliento romántico temperado. Sobre ellas versa una gama expresiva que va desde la melancolía a la ensoñación en un cantábile cuyas sugerencias programáticas en los títulos son un estímulo abstracto o una mera evocación más que una voluntad descriptiva. Algunas, como el Andantino espressivo que abre el disco, presentan una estructura poliseccional mientras que otras, como Cuentos de la juventud, tienden a formas simples en un claro homenaje a Schumann. Por otro lado, la sombra de Chopin parece proyectarse en los seis Estudios expresivos a la par que Bocetos reúne un compendio de influencias centroeuropeas que configuran uno de los puntos en común de este repertorio, junto a la herencia de la música de salón y la marcada voluntad académica del Granados pedagogo. Quizá por ello, la integración de voces secundarias queda poco realzada puesto que se trata de obras pensadas para trabajar el fraseo y la expresividad más que la digitación, el juego contrapuntístico y densidad textural u otros aspectos técnicos característicos del último Granados. La edición se presenta en un dijipack con la pulcritud de diseño que caracteriza al joven y muy activo sello andaluz.
Fotografía: Bibliothèque nationale de France.
Compartir