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Crítica: Simon Rattle dirige «Don Giovanni» en Aix-en-Provence

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Autor: Raúl Chamorro Mena
5 de julio de 2025

El Festival de Aix-en-Provence acoge la ópera Don Giovanni de Mozart, bajo la dirección musical de Simon Rattle

«Don Giovanni» en Aix-en-Provence

Don Giovanni muerto escénicamente

Por Raúl Chamorro Mena
Aix-en-Provence, 4-VII-2025, Grand Théâtre de Provence. Festival Aix- en- Provence 2025. Don Giovanni (Wolfgang Amadeus Mozart). Andrè Schuen (Don Giovanni), Magdalena Kozená (Donna Elvira), Golda Schultz (Donna Anna), Madison Nonoa (Zerlina), Amitai Pati (Don Ottavio), Krzysztof Baczyk (Leporello), Clive Bayley (El comendador), Pavel Horodyski (Masetto). Estonian Philarmonie Chamber Choir. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. Dirección musical: Simon Rattle. Dirección de escena: Roberto Icke

   El Festival de Aix-en-Provence, creado en 1948 por Gabriel Dussurget con el apoyo financiero de la Condesa Lily Pastré, renueva en esta edición 2025 su enorme tradición mozartiana. En aquella primera edición fue Cosi fan tutte el título inaugural, bajo la dirección musical del gran Hans Rosbaud, pero pronto, al año siguiente, llegó el primer Don Giovanni. Si bien la obra del genio de Salzburgo siempre fue fundamental, el Festival de la localidad provenzal se fue abriendo a otros repertorios, como el barroco y el bel canto romántico. En Aix- en- Provence han triunfado numerosos cantantes españoles. La soprano Pilar Lorengar comenzó aquí su carrera internacional como Cherubino en 1955. Igualmente, otra eximia cantante española, la mezzo Teresa Berganza con su mítica Dorabella en la edición de 1957, repetida en diversas ediciones. Otros hitos de la madrileña en el Festival fueron Cherubino de Le Nozze di Fígaro, Ottavia de L'Incoronazione di Poppea, Rosina de Il barbiere, Dido de la obra homónima de Purcell y Ruggiero de Alcina. Otros triunfadores españoles en esta tierra Provenzal fueron Antonio Campo con su Don Giovanni dirigido por Hans Rosbaud y Montserrat Caballé y su legendaria Semiramide de 1980 con dirección del zamorano Jesús López Cobos. Con la de este año 2025, Don Giovanni suma ocho puestas en escena en el Festival, que este calurosísimo día 4 de julio celebró el estreno de esta edición.

«Don Giovanni» en Aix-en-Provence

   En esta ocasión, Roberto Icke parece inspirarse en el montaje de Claus Guth, que vimos en Madrid hace unos años, en el cual Don Giovanni resulta herido en el duelo del inicio con el Comendador. En esta ocasión, da la sensación que es Don Giovanni quien fallece y sale de su cuerpo cual fantasma y, tanto el protagonista como el Comendador, que vemos fallecer de un infarto antes de empezar a sonar la música, se confunden en una sola persona, que es asesino y víctima al mismo tiempo. Todo ello expresado de forma muy confusa por una puesta en escena apoyada en una escenografía horrenda, que acentúa su factura desagradable con un Don Giovanni en plan fantasma sanguinolento, que en el segundo acto se pasea por el escenario con un gotero y cada vez más envuelto en sangre. Asimismo, la producción presenta un Don Giovanni pederasta y corruptor de menores lo que simboliza la aparición constante de una niña con un osito que, incluso, es la destinataria de la serenata del protagonista "Deh vieni alla finestra".

   El montaje resulta demasiado confuso e ininteligible - o soy demasiado cortito o no recibí el correspondiente "libro de instrucciones"-, y altera, incluso, por su demasiada influencia en el mismo, el desarrollo musical, de lo que son buen ejemplo unos recitativos extraños, trabajados, pero supeditados a la idea del responsable de la escena y esos constantes y molestísimos ruidos- no "efectos de sonido" como se avisa antes de la representación - así como clamorosos parones, que detienen música y acción. Todo ello culmina en una escena final absurda y anticlimática con una cena a base de medicamentos, protagonista - con gotero- y Comendador luchando a brazo partido y una cama de hospital en la que termina Don Giovanni con una Donna Elvira al pie, aún enamorada y dándole el ultimo beso. El montaje fue recibido por una gran división de opiniones en la que predominaron claramente los abucheos.

   Está versión de la obra maestra Mozartiana tuvo como ajustado protagonista al barítono André Schuen. Buen actor, muy entregado y comprometido en escena, completó una buena creación interpretativa en el seno de esta producción. Vocalmente, la voz es grata, pero justa de volumen y proyección, carente de riqueza, variedad de colores, mordiente y brillo. Ajustó apropiadamente la vertiginosa aria del Champagne y delineó la serenata como si fuera un lied con una segunda estrofa a media voz.

   La mejor cantante del elenco fue la soprano sudafricana Golda Schultz, como demostró en "Or sai che l'onore" -le faltó algo de punta en los ascensos, pero se mostró vibrante en el muy dramático recitativo previo- y en un "Non mi dir" delineado con estimable legato, control y buena agilidad en el allegro. Fue el momento solista más aplaudido de toda la velada.

«Don Giovanni» en Aix-en-Provence

   No se puede negar la entrega de Magdalena Kozená en una Donna Elvira muy intensa y flamígera dramáticamente, subrayando el carácter neurótico del personaje. Sin embargo la escritura vocal, claro precedente de la tesitura exigente del soprano assoluto, le superó totalmente. En su salida "Ah, chi mi dice mai" resultó inaudible la repetida frase - muy grave- "Gli vo cavare Il cor" . Mejor se desenvolvió la Kozená en "Mi tradì" del segundo acto, pero más por compromiso dramático, que por prestación vocal, pues la complicada agilidad fue demasiado trabajosa y la zona alta, la más timbrada de su tesitura, no pudo evitar cierta acritud.

   Por su parte, Madison Nonoa, soprano ligera de limitado volumen, compuso una Zerlina finamente cantada y sensualísima, algo imprescindible en este personaje. El tenor Amitai Pati, hermano del más afamado Pene Pati, cantó con muy bien gusto y fraseó con buenas intenciones, con una segunda estrofa a media voz en "Dalla sua pace" y un meritorio "Il mio tesoro", si bien estamos ante una voz, corta y filiforme, muy limitada de presencia. Lo contrario ocurrió con el Masetto de Pavel Horodyski, material vocal sonoro, pero canto tosco. Muy flojo el Comendador de Clive Bailey, sin rotundidad ni definición alguna de bajo. Más bien gris tímbricamente y de canto solo correcto, el Leporello de Krzysztof Baczyk, un personaje que en esta puesta en escena resulta desdibujado.

   La dirección musical de Simon Rattle se erigió nítidamente prerromántica, como lo es está magistral creación mozartiana, si bien, en algún momento pecó de excesivo vigor sonoro y exaltación prerromántica. La presencia en el foso de la flamante Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, excelsa agrupacion principalmente dedicada al repertorio romántico y posterior, aseguró está propuesta. Lo cierto es que el discurso musical fue espléndido con un sonido radiante, empastado, transparente y de primoroso refinamiento tímbrico perfilado por una batuta precisa, que resaltó la fascinante construcción armónica Mozartiana, planteó tempi coherentes, así como pulso teatral y tensión dramática.

Fotos: Monika Rittershaus

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