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Libros: 'Escenografías, arte escénico y arte' (Ediciones Cumbres)

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Autor: Albert Ferrer Flamarich

ESCENOGRAFÍA, ARTES ESCÉNICAS Y ARTE

   Por Albert Ferrer Flamarich
Divino escenario. Aproximaciones a la historia de las artes escénicas. Esther Merino Peral, Eduardo Blázquez Mateos. Ediciones Cumbres. Barcelona, 2014. 243 págs. ISBN: 978-84-942793-1-7

El reino veneciano de Tetis. La tumba de Jacinto. Eduardo Blázquez Mateos. Ediciones Cumbres. Madrid, 2015. 80 págs. ISBN: 978-84-943713-5-6

El carrusel. La fiesta barroca francesa. Esther Merino Peral. Ediciones Cumbres. Madrid, 2016. 80 págs. ISBN: 978-84-945230-2-1

   Ediciones Cumbres es un sello editorial joven con una línea potente en la investigación sobre el mundo teatral y, en particular, el escénico. En los últimos años ha ampliado su catálogo con títulos sugerentes como los tres siguientes que comparten una misma orientación investigadora y unos mismos autores en torno al mundo escenográfico durante el barroco. Los tres se basan en un amplio estudio de fuentes de la época y en el conocimiento de la retórica y del simbolismo de una sociedad y cultura donde la representación fue la moneda de cambio.

   Los tres títulos presentan una buena calidad como producto, con numerosas ilustraciones y grabados de época que también son objeto de estudio. Naturalmente siguen el libro de estilo de la editorial con una letra de cuerpo grande, ilustraciones a dos tintas, márgenes espaciosos y notas a pie de página. Todo ello rezuma gusto por el libro como objeto de consumo y culto, aunque les falte el imprescindible índice onomástico para agilizar cualquier consulta. Algo con lo que todo instrumento riguroso, de investigación o no, ha de contar.

 

Divino escenario: theatrum mundi

   En Divino Escenario los investigadores Esther Merino Peral y Eduardo Blázquez Mateos realizan una aproximación histórica a las artes escénicas durante el Barroco, una época que apostó por el carácter escenográfico de sus apariciones sociales como forma de propaganda áulica. La escenografía también incluía ornamentaciones concebidas para celebrar exequias fúnebres, entradas triunfales, ballets ecuestres y mascaradas. Igualmente se comentan variantes de espectáculos como las ópera-torneo y el concepto de Theatrum mundi en un discurso que fluctúa entre muchos temas y pivota encadenándolos. Vasari Buontalenti, Aleotti Bernini o Bibbiena son algunos de los nombres aparejados a las referencias de la estirpe de los Parigi, y también a su herencia en España gracias a figuras como Lotti y Tacca, así como los grabados de Jacques Callot y algunos artistas holandeses convertidos en matrices de descripciones de obras y diseños concretos.

   Destaca el capítulo sobre la edad de oro de la escenografía en Florencia, y en concreto en la corte de los Médici, en los siglos XVI y XVII en los que el escenógrafo llegó a ser un artista completo, cuya función se extendía a todas las labores necesarias para las fiestas y representaciones teatrales. Unas representaciones que se concebían como instrumento de ostentación social y control político. En consecuencia se estableció una sistematización de normas y herramientas del espectáculo donde el simbolismo del agua y del fuego, los teatros de la naturaleza, las grutas y las ruinas tomaban un relieve fundamental como retórica de alabanza. Unas bases que se han prolongado en las artes escénicas contemporáneas y el cine como referentes, tal como argumentan Merino y Blázquez sobre films de Fritz Lang, Sergei Eisenstein, Leon Bask y Francis Ford Coppola. En consecuencia, el relato es denso, diverso y puede desorientar al lector sobre cuál es el objeto claro de cada capítulo, a pesar de los títulos y subtítulos explícitos. No obstante, se trata de un estudio de gran interés y uno de los buenos libros sobre la materia en lengua castellana.

Pintura y escenografía

   El reino veneciano de Tetis. La tumba de Jacinto agrupa tres ensayos que presentan Venecia como eje matriz enlazando la llegada de Leonardo da Vinci a la ciudad con Muerte en Venecia de Thomas Mann. El historiador Eduardo Blázquez Mateos reflexiona de manera sintética y densa sobre la iconografía de la ciudad, la dimensión del color y la creación de paisajes tomando temas alegóricos como los mitos de Jacinto y Tetis. Estos temas ubican al lector en un marco de alta cultura en medio de una marcada proliferación de edificios teatrales a lo largo de los siglos XVII y XVIII. No se trata de un ensayo que se centre directamente en las fuentes escenográficas y sus protagonistas, pero sí de las referencias que los inspiraron y de las tipologías paisajísticas en pintura y escenografía que las imitaron.

   El primero de los tres capítulos toma esta línea y vincula la representación del paisaje de la pintura de Leonardo con la escenografía. Lo hace citando tratados y aportaciones como las de Cristoforo Sorte y Paolo Lomazzo, que se explican y entrelazan como ejes temáticos fundamentales. Al tiempo refleja Venecia como centro de publicación de numerosos trabajos de unas figuras con amplios conocimientos, considerados perfectos humanistas dotados de conocimientos científicos y artísticos. El segundo capítulo gira en torno a la representación de la muerte de Jacinto y el homoerotismo a través de cuadros de Tiépolo en que el elemento escenográfico es fundamental. Igualmente cita puestas en escena y debates como el Ut pictura poesis que ultrapasan las disciplinas enfrentadas en un marco teórico abonado por el mundo teatral. Este juego iconográfico también influye en películas recientes como Brokeback Mountain y clásicos del cine como Muerte en Venecia. Por último, la temática de la soledad y los paisajes (cuevas, grutas, paisajes pastorales y campestres, ambientes abruptos) es justificada por obras de Andrea Mantegna y Lorenzo Lotto en un capítulo que, como todo el libro, tiende al ensayo sobre pintura y grabado más que a la escenografía. Precisamente por esto, se trata de un magnifico complemento interdisciplinario a los otros dos títulos comentados de estos investigadores.

El carrusel: Ménéstrier

   Igualmente sugerente, El carrusel. La fiesta barroca francesa de Esther Merino se divide en dos partes. La primera, historia del espectáculo. La segunda gira en torno a Claude-François Ménéstrier y sus tratados, en especial el Traite des tournois, joustes, carrousels et autres spectacles publics de 1669. Comparte numerosos temas con Divino escenario en el repaso a modelos de espectáculos de la Francia barroca como las ópera-torneo, las naumaquias, la importancia de la danza y la relación con el mundo antiguo. Más allá del estudio sobre Ménéstier y el vínculo con la importancia del ballet y la ópera o el influjo de la perspectiva en la escenografía, destacan los incisos sobre Molière como dramaturgo y la mirada sobre los torneos concebidos como enfrentamientos mortales de una clase alta con signos de decadencia que también tuvo su puesta en escena en la ceremonia del Estado-espectáculo que fue la Francia barroca.

   No obstante, la estructura seguida requeriría una subdivisión del texto por apartados que especifiquen mejor el contenido concreto. Por ejemplo, en el tercer capítulo, dedicado a los precedentes de los torneos no se señala como posible subapartado los parágrafos sobre los torneos alla barriera, de la ópera-torneo o el torneo de Belvedere. Por otro lado tampoco se indica cuál es el capítulo quinto: se pasa del cuarto al sexto. En el índice, también. Tampoco se entiende por qué en el capítulo sobre el espectáculo en Francia con las oportunas páginas dedicadas a Molière, se incluye una historia de la escenografía con focalización en Florencia e incisos en figuras como los Parigi, Buontalenti, Lotti, Vasari o Da Vinci, sin establecer una conexión directa con el dramaturgo. El contenido de este apartado, de unas cuarenta páginas, ya figura en Divino escenario (Ediciones Cumbres) y debería de constituir un capítulo exclusivo, anterior si se quiere a este capítulo VI.

   Finalmente cabe remarcar que Ascanio no era el padre de Eneas (pág. 180). Era el hijo. Y que la excesiva reiteración en ideas generales desvirtúa el anhelo de concreción del volumen. Una concreción también afectada por una redacción de parágrafos excesivamente largos, llenos de aposiciones y subordinadas. A pesar de las irregularidades señaladas, el libro es una meritoria referencia sobre la materia.

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