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Crítica: «El último hechicero» de Pauline Viardot en Segovia

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Autor: Raúl Chamorro Mena
30 de julio de 2021
«El último hechicero» de Pauline Viardot en Segovia

Hadas y elfos en la noche segoviana

 

Por Raúl Chamorro Mena
Segovia, 23-VII-2021. Jardín de los Zuloaga. Festival Musical de Segovia-MUSEG 21. Le dernier sorcier-El último hechicero (Pauline Viardot García). William Hernández (Krakamiche), Laura Cruz Bautista (Stella), Jessica Poppe (Lelio), Manuel Rodríguez (Perlimpinpín), Rachael Stellacci (Reina de los elfos), Angela Herrero (Verbena). Dirección musical y pianista: Francisco Soriano. Director de escena: Davide Garattini

   Dentro del proyecto Pauline Viardot, que en el bicentenario del nacimiento de la ilustre cantante y compositora impulsa con entusiasmo el pianista Francisco Soriano, la Fundación Don Juan de Borbón, promotora de la cultura en general y especialmente la música en la ciudad de Segovia, ha tenido el acierto de coproducir en el ámbito del MUSEG 2021, el montaje de la ópera o más bien opereta, qué más da la denominación, Le dernier sorcier-El último hechicero compuesta por la Viardot en 1859, si bien su estreno no llegó hasta 1867 en la villa Turguénev de Baden Baden. En esta producción colaboran junto al Museg 21, el Festival italiano del Valle d’Itria (Martina Franca) y el Little Opera de Zamora. 

   La Viardot, hija de una figura musical tan emblemática como el tenor, pedagogo y compositor Manuel García y hermana de la legendaria soprano Maria Malibrán, crea una música de indudable encanto e impecable factura sobre un libreto en francés del poeta Ivan Turguénev, a la sazón su amante de tantos años. Las influencias de músicos como Offenbach, Gounod o Delibes se combinan con oficio y habilidad en una música bien cosntruida, elegante y refinada, que encauza una historia sencilla de elfos, hadas y magos, con un delicioso toque de ingenuidad. Un gran hechicero venido a menos y en constante enfrentamiento con la Reina de los elfos junto a una historia de amor favorecida por ésta y que implica a la hija del mago culmina en el apropiado final feliz.

   Con medios limitados y encuadrada en un bellísimo marco de una ciudad tan espléndida como Segovia, hay que destacar la enorme dignidad de la representación, con una amplificación excesiva y demasiado invasiva, bien es verdad, pero con una impecable pátina musical garantizada por Francisco Soriano, estupendo, asimismo, como pianista, ya que supo destacar los colores de la partitura de la Viardot, además de acompañar convenientemente al canto. Una agradable noche lírica a la que también contribuyó el sencillo montaje de Davide Garattini con parcos elementos escénicos como unas bolsas de basura, que simbolizan la decandencia del mago Krakamiche y su palacio, junto a un columpio que evoca la historia amorosa entre Stella, hija del hechicero y el cazador Lelio, favorecidos ambos por la incordiante Reina de los elfos. Estos últimos tuvieron como intérpretes a la Escolanía de Segovía dirigida por María Luisa Martín Antón, que completó una buena interpretación, plena de entusiasmo e implicación, además de acreditar un empaste suficiente, todo lo cual hizo olvidar algunas inevitables desafinaciones de las voces blancas. Se mantuvo el texto francés de los cantables con traducción al español en pantallas a ambos lados del escenario y los díálogos adaptados, además de traducidos al castellano, procuraron junto al eficaz movimiento escénico, que la obra discurriera con el adecuado dinamismo. 

   En el elenco vocal cabe destacar a William Hernández, como el hechicero Krakamiche, un barítono lírico de grave débil y agudo con cierta tensión, pero canto compuesto y musical, además de mostrarse desenvuelto en sus offenbachianos couplets de salida y exponer con sentido del ritmo el españolísimo bolero y subsiguiente dúo con su hija Stella, que tuvo como adecuada intérprete escénica, dentro de la particular característica del personaje en la puesta escena, a la soprano Laura Cruz Bautista, muy templada en lo vocal, acreditando una emisión bien resuelta. Algo, sin embargo, que le faltó a la mezzo Jessica Poppe, que abordaba el papel in travesti –en plena tradición operística- del cazador enamorado Lelio. Mucho mejor en lo escénico, Poppe, que en lo vocal donde aparecieron demasiadas desigualdades y notas fijas, así como amplio margen de mejora en cuanto a afianzamiento de la impostación. Implicada en escena, con una curiosa pronunciación del español, e indudables encanto y sensualidad a pesar de su avanzado estado de gravidez, la soprano Rachael Stellacci, como el hada reina de los elfos, que ofreció, además, algunos sobreagudos con metal -algún otro no se pudo librar de cierta acidez- y completar una muy bella escena con los elfos, que evocó con propiedad el mundo feérico fundamental en la obra. Implicado en escena y correcto el tenor Manuel Rodríguez. Una muy agradable noche lírica en el verano segoviano en un espléndido marco y a apenas poco más de una hora de Madrid. Una gran oportunidad para poder presenciar este título. Felicidades a la Fundación Juan de Borbón y todos los intérpretes. 

Foto: Fundación Don Juan de Borbón / MUSEG

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