Pérgamo Ensemble, agrupación historicista conformada por Kinga Ujszászi, Daniel Ramírez, Guillermo Turina y Eva del Campo, es entrevistada por Mario Guada en la portada de diciembre de 2025 en CODALARIO
PÉRGAMO ENSEMBLE: «Tenemos una gran vocación de recuperar patrimonio, pero no tiene por qué ser puramente español»
Una entrevista de Mario Guada | @elcriticorn / Fotografías: Mía García [cabecera y n.º 2, 5], Martí Artalejo [n.º 1], González Jerez, el selenita [n.º 6] y Pablo Roces [n.º 3-4]
Conformado por cuatro instrumentistas de sólida formación y extensa carrera, Pérgamo Ensemble se ha logrado posicionar de forma muy sólida y destacada en el panorama español de las músicas históricas. Creado hace algo menos de una década, al menos es su formato esencial de cuarteto, el último lustro ha visto su crecimiento imponente hasta situarse en un lugar muy relevante dentro de las agrupaciones especializadas de nuestro país, con una cierta presencia en el extranjero que están muy decididos a incrementar y seguir explorando. Formado en su origen por el violonchelista barroco madrileño Guillermo Turina y la clavecinista catalana Eva del Campo, a ellos se sumaron tiempo después el violín barroco de la húngara Kinga Ujszászi y el oboísta barroco mexicano Daniel Ramírez, para conformar una formación un tanto atípica en el que la singularidad tímbrica, una sólida inspiración musicológica y un afán por la recuperación patrimonial europea, más allá de lo puramente nacional, les ha llevado a alcanzar notas de destacada relevancia, como el premio Sello FestClásica 2025, entre otro logros. CODALARIO se reúne en Madrid con su dúo fundador, Guillermo [GT] y Eva [EC], para conversar con ellos sobre su carrera, planteamientos y reflexiones, sobre el paso y presente de la agrupación, pero especialmente del futuro y sus aspiraciones.
¿Cuándo y en qué circunstancias nació Pérgamo Ensemble?
[EC] Pérgamo nace, sobre todo, de la confluencia de Guillermo y mía, ya que llevábamos mucho tiempo tocando juntos y creando programas, así que teníamos ganas de ampliar un poco el proyecto, que fuera algo más que un dúo de violonchelo y tecla. Nació, por tanto, de la necesidad de crear nuestro propio ensemble con el que realizar proyectos personales que teníamos ganas, así que vimos la posibilidad de manejar un grupo propio entre los dos, con las intenciones que teníamos entonces y a nuestra manera. Nace de ambos, pero la intención clara pasado un tiempo era aumentar el número de integrantes en un ensemble con plantilla fija con en el pudiéramos llevar a cabo proyectos, sobre todo, muy versátiles, que pudieran cubrir desde la cámara más reducida hasta un conjunto más o menos grande, si bien sin llegar nunca a convertirse en orquesta. Cuando lo iniciamos fue como aunar dos cuestiones: primero, tocar con intérpretes que nosotros apreciamos a nivel personal y profesional; segundo, buscar obras y programas que fueran de interés más allá de la propia música. Estas eran nuestras premisas fundamentales, de ahí que la formación inicial de violonchelo y tecla se ampliara a un cuarteto con violín y oboe. Rápidamente nos pusimos a buscar repertorio para esa plantilla concreta, pues pensamos que aporta una sonoridad diferente y novedosa que apenas se escucha en el panorama musical actual. Sorprendentemente, además, hay mucho repertorio sin tocar para dicha formación.
[GT] Es bonito, por otro lado, pensar que hicimos el proceso a la inversa de como suele ser: primero decidimos con quién queríamos tocar, que eran concretamente dos personas, Kinga Ujszászi y Daniel Ramírez, y a partir de ahí pensamos en qué podíamos hacer con esa plantilla. Nuestra sorpresa fue encontrarnos todavía con música inédita de compositores como Zelenka, Telemann, así como del repertorio español… Además, podemos tomar como nuestro repertorio con dos dessus –como dirían en Francia–, es decir, dos instrumentos agudos, lo que hace que la variedad disponible en el repertorio sea muy rica y amplia.
[EC] Por otro lado, con los años de trayectoria que llevamos, queríamos tocar con personas con las que tuviéramos mucha afinidad y a las cuales valoramos mucho como músicos. Esta era una oportunidad única de sumarlas al equipo, y no queríamos dejarla pasar.
«Pérgamo nació de la necesidad de crear nuestro propio ensemble con el que realizar proyectos personales que teníamos ganas, sobre todo, muy versátiles y que pudieran cubrir desde la cámara más reducida hasta un conjunto más o menos grande».
¿Por qué tomaron el nombre de esa ciudad italiana para la agrupación?
[GT] Hay dos cuestiones aquí. Por un lado, el nombre está tomado, en efecto, de la ciudad de Pérgamo, pero tan sólo tangencialmente de ella, es decir, hay un motivo como trasfondo, para el cual tengo que contar una historia familiar que lo explica: mi abuelo materno, que era abogado y muy «rojo», implicó muchos esfuerzos en su día para sacar de la cárcel a presos políticos del Franquismo, una labor estupenda hasta que el Régimen comenzó a depurar a aquellos que hacían esto. Así que le quitaron sus titulaciones y le impidieron ejercer más como abogado. Justo en ese momento, él y mi abuela acababan de ser padres de mi tía, así que se vieron sin trabajo, muy pocos ahorros y un bebé que acababa de nacer. Lo que se les ocurrió para sobrevivir fue montar una librería, a la cual llamaron Librería Pérgamo, que se encontraba en la C/ General Oráa, 24, y que hoy en día continúa siendo la librería en activo más antigua de Madrid. Hace unos años, cuando empezamos a dar forma a todo el proyecto, mi tía, que es quien ha trabajado más tiempo en la librería y se ha encargado de ella –aunque las propietarias son actualmente ella y mi madre–, se iba a jubilar, así que en la familia veíamos la posibilidad de que la librería se perdiera, y se nos ocurrió que mantener viva su memoria como algo cultural era llevar su nombre al grupo para que así permaneciera. Además, en aquellos tiempos, en Pérgamo se vendían los libros prohibidos por el Franquismo, pues era su manera de seguir peleando –en la trastienda y sin hacer mucho ruido– contra el Régimen. Por otro lado, está un lugar que hemos visitado en alguna ocasión, el Museo de Pérgamo, en Berlín, que está construido de una manera relativamente similar a cómo hemos concebido nuestro grupo: primero trajeron todas las piezas y cuando vieron cuánto espacio podían ocupar, entonces construyeron el edificio que albergaría su museo, porque todavía no estaba proyectado. A nosotros nos pasó algo así, aunque a la inversa: no sabíamos qué repertorio nos íbamos a encontrar y a tener disponible, pero sí queríamos que el «edificio» tuviese una forma concreta. Lo montamos primero y después comenzamos a llenarlo de obras. Pero el principal motivo del nombre es el de la Librería Pérgamo, a la cual animo a todos a acercarse, por supuesto, porque sigue abierta y es preciosa. Aunque continúa bajo la propiedad de nuestra familia, ahora la gestionan otras personas, pero continúa albergando una gran vida cultural.
«Queríamos que nuestro 'edificio' tuviese una forma concreta, así que lo construimos primero y después comenzamos a llenarlo de obras».
La suya es una agrupación de geometría variable, pero siempre en formato camerístico. Sus inicios se centraron más en el dúo para violonchelo y tecla. La formación que ofrecen actualmente cuenta con dos instrumentos melódicos, como son el violín y oboe barrocos, junto a al violonchelo barroco –que puede tener rol de solista, pero también funciones de bajo continuo– y el teclado, con posibilidad de alternar entre clave y órgano. Sin embargo, parece que fueron más las personas que la sonoridad lo que buscaban, como ya han comentado.
[GT] Fueron claramente las personas.
[EC] Cierto, pero también hay un aspecto coincidente que tenemos Guillermo y yo con todo lo que hacemos: que aporte siempre algo, no hacer lo mismo que otros muchos. Esto es algo que intentamos hacer también, siempre que podemos, en nuestros proyectos individuales. Nos importa mucho el sentimiento de que lo que hagamos sea bueno, por supuesto, pero también diferente.
«Nos importa mucho el sentimiento de que lo que hagamos sea bueno, por supuesto, pero también diferente».
[GT] Esto es fundamental, en efecto. Por eso, en este sentido sumar a la agrupación la sonoridad de violín y oboe ya aportaba una diferencia muy notable respecto de otras agrupaciones de cámara, pero además es que son dos personas muy cercanas y a las que queremos mucho. Para que se haga una idea, el oboísta Daniel Ramírez es uno de mis mejores amigos y estuvo presente en nuestra boda, en la que había poco más de veinte invitados. Y Kinga no vino porque estábamos en pandemia y se encontraba en Bélgica, Hungría o algún otro país. Son personas con las que nos iríamos de vacaciones, grandes amigos que, además, son enormes músicos. Kinga es primer violín ahora de L'Arpeggiata de Christina Pluhar, tocando además con grupos en Reino Unido, como The English Concert; por su parte, Daniel acaba de ser seleccionado como oboísta solista de Tafelmusik, la orquesta barroca de Toronto. Este es el nivel del que estamos hablando. Así que se juntan la amistad y una enorme capacidad musical en ellos. Pasar del dúo a una formación más amplia fue un proceso natural. Es cierto que el dúo nos había reportado grandes alegrías, y teníamos ya una cierta carrera, pero había una necesidad de transitar y explorar otros repertorios y posibilidades. Quizá el hecho de que fuera postpandemia tiene bastante que ver con ello, pues durante el período de encierro, Eva y yo estuvimos enclaustrados en casa durante casi seis meses, y es cierto que al concluir el confinamiento fue que decidimos dar el paso a ampliar el grupo. No creo que sea una casualidad, si nos paramos a pensarlo. Y los primeros proyectos nacen, además, de una relación externa hacia nosotros, y me explico: Eva tiene una relación excelente con el Festival de Torroella de Montgrí, porque desde hace años ha estado tocando mucho tiempo allí y además los instrumentos que utilizan para el continuo son suyos. Así que en un momento dado la directora del festival nos propuso presentarle algo. Así que nos vimos ante la posibilidad de hacer un primer proyecto que no fuera como dúo en un festival de la importancia que tiene el de Torroella de Montgrí. Quisimos hacer algo importante y surgió la oportunidad de realizar un recital junto al violonchelista barroco Christophe Coin, que fue una experiencia maravillosa. Poco después nos contactó la soprano María Hinojosa, pues quería hacer algo para el CaixaForum, para ver si podíamos plantearle alguna propuesta. Ahí vimos clara, al fin, la posibilidad de hacer un programa con violín y oboe, además de su voz, obviamente. Fue en ese momento que descubrimos que había una obra de Handel que apenas se había tocado antes, cantatas de Telemann que eran absolutamente inéditas… Y nos dimos cuenta de que había un filón en aquella formación.
«El dúo nos había reportado grandes alegrías, y teníamos ya una cierta carrera, pero había una necesidad de transitar y explorar otros repertorios y posibilidades».
Aunque lo han hecho ya de manera muy puntual, ¿se han planteado en algún momento ampliar de una forma más habitual la agrupación a un mayor número de instrumentos, e incluso con más solistas vocales?
[EC] Yo más que él, en verdad, que es más conservador… [ríen].
[GT] Cierto, pero por una cuestión logística. Y es que en Pérgamo, algo bonito, pero que a la vez cuesta gestionar, somos editores, transportistas de instrumentos, agencia de viajes, intérpretes, productores… Cuanta más gente le sumes, más trabajo que gestionar y mayores complicaciones. A mí es algo que me echa para atrás, porque es mucho trabajo que hacer para nosotros, pues no contamos con un equipo. Dicho esto, ya hemos hecho algún proyecto ampliando formación, a uno por parte en la cuerda, es decir, dos violines, viola, violonchelo, contrabajo y el continuo, y en el futuro hay un par de proyectos con violines, sin olvidarnos del oboe, porque, aunque ahora Daniel está más lejos, no queremos dejar de tocar juntos y ya tenemos programadas citas con él en 2026. Estamos explorando vías y otras opciones para el futuro y estamos abiertos a ello. Dicho esto, no somos una orquesta, ni lo vamos a ser. Esto pasa a menudo, un conjunto pequeño que recibe un encargo grande y entonces se plantean hacer una orquesta más permanente. Es algo peligroso, que puede no funcionar y resultar un varapalo, así que es mejor ser cautelosos y crecer de una manera responsable.
«Estamos explorando vías y otras opciones para el futuro y estamos abiertos. Dicho esto, no somos una orquesta, ni lo vamos a ser».
Ustedes son, por así decirlo, los fundadores y la cabeza visible de Pérgamo Ensemble, pero esta edificación cuenta con dos pilares más: la violinista barroca húngara Kinga Ujszászi y el oboísta barroco mexicano Daniel Ramírez. ¿Cómo valoran sus aportaciones al conjunto en estos años?
[EC] Debo decir que, para mí, Kinga es la mejor [ríen]. Mira que hemos tocado con buenos violinistas, pero ella tiene algo muy especial. Un gran directo, unas tablas alucinantes, una frescura muy poderosa y gran capacidad de liderazgo. Con ella todo es fácil.
«Mira que hemos tocado con buenos violinistas, pero Kinga tiene algo muy especial».
[GT] ¡Y lo oye todo…! Estamos ensayando y ante cualquier mínimo desajuste ya se ha dado cuenta. Es muy puntillosa. Por su parte, Daniel es de otra forma de ser, pero tremendamente firme. Es la seriedad hecha músico. Siempre muy recto, con una aproximación a la música fantástica, el trabajo y estudio personal siempre por delante. Kinga es la frescura y él aporta ese poso. Entre ambos logramos un equilibrio estupendo.
«Daniel es la seriedad hecha músico. Siempre muy recto, con una aproximación a la música fantástica, poniendo el trabajo y estudio personal siempre por delante».
[EC] Y es que entre ellos se llevan realmente bien, además, y se entienden perfectamente. A veces pueden tener visiones diferentes de la música, pero se hablan y se llega a un acuerdo muy fácil. En Pérgamo nadie impone su criterio, es una democracia, pero real.
[GT] Al final no dejamos de ser un grupo de cámara, así que aquí no hay nadie dirigiendo. Nuestro trabajo es prácticamente el de un cuarteto de cuerda. Se trata de una puesta en común en la que hay que lograr un equilibrio. Puede haber momentos de chocar un poco, pero ante la necesidad de tener que llegar a una conclusión, siempre se logra. Cada uno aporta su parte para un resultado general satisfactorio. En ocasiones sucede algo curioso: cuando planteo un programa, por ejemplo, lo hago desde una perspectiva más musicológica que interpretativa, así que, si tenemos diversos compositores, me gusta colocarlos de manera cronológica, pero este sistema puede no funcionar a la hora de interpretarlos, porque el público, entre otras cosas, no quiere musicología, sino un final que parezca como tal. Con esto quiero decir que hasta el orden de las piezas en los programas está abierto a debate. Por otro lado, cuando haces una recuperación de patrimonio, esa música que no ha sido tocado con anterioridad, realmente no toma pleno sentido hasta que te sientas a tocarla; por mucho que la mires y estudies sobre el papel, no te haces una idea real de cómo suena. Hay que escucharla, reflexionarla y tomar decisiones interpretativas para ver su dimensión real. Además, y por qué no decirlo, algunas de esas obras que se recuperan desde hace siglos requieren de un gran esfuerzo interpretativo para sacar de ellas todo lo mejor.
«Nuestro trabajo es prácticamente el de un cuarteto de cuerda. Se trata de una puesta en común en la que hay que lograr un equilibrio».
¿De qué manera gestionan algunos aspectos que están más allá de la mera interpretación, como la propuesta de un nuevo programa, por ejemplo?
[GT] El planteamiento de los programas, esa labor musicológica, por así decirlo, es cosa de Eva y mía.
[EC] A excepción de algunos programadores que nos piden ya algo muy concreto, lo que se ha dado en alguna ocasión.
[GT] Exacto. Un ejemplo de ello es cuando inauguramos el Festival Zelenka Praha - Dresden en 2024. Interpretamos casi el mismo programa que habíamos estrenado en el FIAS de la Comunidad de Madrid ese mismo año, pero con alguna salvedad, porque querían que todo tuviera una relación con Dresden, así que hubo que eliminar a Telemann del programa e introducir la figura de Heinichen y un par de piezas de Vivaldi, por ejemplo. Esto es algo a los que estamos totalmente abiertos, siempre que se mantenga dentro del espíritu que tenemos en Pérgamo.
Dos de los momentos álgidos en su carrera han llegado con sendos reconocimientos por instituciones musicales españolas, aunque distintos. El primero, en el año 2019, cuando lograron alzarse vencedores en el VIII Concurso Internacional de Música Antigua Gijón. En aquella ocasión acudieron con la formación de dúo, y ni siquiera Pérgamo Ensemble estaba configurado como lo que es hoy, aunque el germen estaba ahí. Sin embargo, no parecen ustedes muy asiduos a los concursos para intérpretes. ¿Por qué decidieron asistir a aquella cita y cómo recuerdan aquellos días?
[GT] Totalmente, de hecho, ni siquiera nos presentamos bajo el nombre de Pérgamo.
[EC] La idea de presentarnos fue mía. Se la propuse a Guillermo, y me dijo taxativamente que no…
[GT] Lo cierto es que nos iban a quedar tres días libres en medio de varias semanas con un montón de proyectos. Eva vio que, justo en ese lapso de días, había este concurso de Gijón, y a mí en verdad me daba algo de pereza, prefería poder quedarme tranquilo en casa unos días. Pero ella estaba muy decidida e insistió mucho, así que finalmente nos presentamos.
[EC] Me pareció que podía estar muy bien vivir esa experiencia, que además siempre te implica plantearle las obras de una manera diferente, con una profundidad que quizá a veces no te puedes permitir siempre en todos los proyectos, según la agenda que tengas. Y ya teníamos un repertorio para el dúo preparado y bastante rodado.
[GT] Preparados estábamos, es cierto, y la verdad que no había muchos requisitos que nos pidieran para presentarnos, además de que el premio nos parecía interesante, sobre todo el poder ofrecer un concierto en el Teatro Jovellanos la temporada siguiente.
[EC] Lo cierto es que hay muchas oportunidades y propuestas para jóvenes grupos, intérpretes que están todavía formándose o que acaban de concluir sus estudios, pero en el paso de emergente hacia la profesionalización hay un vacío que realmente es duro, porque apenas existe un soporte y puede costar mucho dar el salto. Así que toda ayuda es bienvenida para aquellos que lo necesitan.
[GT] Una vez metidos en harina, es cierto que la experiencia fue muy bonita. Y los otros grupos que se presentaron estaban formados por personas realmente encantadoras y de gran talento. Había muy bien ambiente, además, el lugar donde se desarrolló el concurso, el Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón, es fantástico. Poco más podía pedirse. Recuerdo muchos nervios, sobre todo en la semifinal. Además, en el jurado había gente a la admiramos y respetamos como profesionales, tanto María Casado como Valentina Granados y tú. Y el público, que llenaba la sala y votaba su propio premio. Fue una experiencia que recordamos con mucho cariño. Y a pesar de que nosotros ya llegábamos allí con una carrera más hecha y siendo quizá más reconocidos que los otros grupos, todo en esta profesión supone un espaldarazo, porque cuesta tanto conseguir cada cosa en el mundo de la música, que cualquier ayuda es poca.
«En el paso de ser emergente hacia la profesionalización hay un vacío que realmente es duro, porque apenas existe un soporte y puede costar mucho dar el salto».
El otro momento, mucho más reciente y con el grupo ya plenamente establecido, llegó con la concesión del premio Sello FestClásica 2025, que otorga la Asociación Española de Festivales de Música Clásica en colaboración con la Asociación de Grupos Españoles de Música Antigua [GEMA]. ¿Qué motivos les llevaron a presentarse a este galardón y cómo valoran la experiencia tras recibirlo?
[EC] A nivel individual y en diversos proyectos, Guillermo era la novena ocasión vez que se presentaba, y como Pérgamo Ensemble, con la misma solista, Belén Vaquero, era nuestro segundo año consecutivo.
[GT] Algunos músicos amigos nos habían comentado que con su grupo habían recibido el galardón tras presentar el mismo proyecto varios años seguidos. Así que pensamos por qué no hacer lo mismo nosotros, que llevamos años partiéndonos la cabeza pensando programas y propuestas novedosas.
[EC] Por supuesto, nunca abandonamos la idea de llevar a cabo un proyecto de recuperación patrimonial, algo que no es obligatorio para presentarse, pero sí muy importante a la hora de ser valorado. Más allá del premio, esta es una manera de hacer en la que nosotros creemos firmemente. Pensamos en Belén, que es buena amiga y está desarrollando ya, a pesar de su juventud, una carrera potente en la que está siendo reclamada por algunos grupos importantes. Y como siempre digo, medio en broma, medio en serio: hay que perseguir los sueños [ríen]. Hemos logrado un premio muy relevante, que conlleva una extensa gira por los festivales españoles –ocho en nuestro caso–, gracias a perseverar. Si me hubiera cansado a lo largo de estos nueve años, no estaríamos hablando de esto. ¿Qué aporta este premio FestClásica? Primero, una cuantía económica que viene muy bien; segundo, y seguramente lo más importante, que te da la oportunidad de una gira de conciertos en algunos festivales a los que muchas ocasiones es verdaderamente difícil acceder de otra forma, porque somos muchos grupos y los festivales tienen sus posibilidades, hacen sus números y tienen su público objetivo según repertorios y tipos de formaciones. No siempre se puede tocar en todos los festivales a los que uno aspira. Esto quiere decir que gracias al premio hemos tenido la oportunidad de estar presentes en algunos festivales en los que no habíamos tenido la suerte ni tan siquiera de lograr contactar con quien está al frente. Se nos han abierto muchas puertas, no cabe duda de eso. Además, este premio tiene una cosa verdaderamente maravillosa, por atípica: una vez te lo conceden, sólo te queda sentarse a esperar a que sean los festivales los que acuden a ti para mostrar su interés. Así que algunas de esas citas musicales a las que llevas años aspirando sin éxito, de repente acuden a ti para ofrecerte un concierto. Es verdad que hay un cierto ajuste económico –depende del tipo de formación que seas, puede ser más o menos factible realizar la gira–, pero entre el número de conciertos que te ofrecen y si tienes algún tipo de ayuda –como en nuestro caso con el INAEM–, al final se puede llevar a cabo con dignidad.
«El premio Sello FestClásica supone la oportunidad de una gira de conciertos en algunos festivales a los que muchas ocasiones es verdaderamente difícil acceder de otra forma».
[EC] Y no podemos olvidar la notoriedad que te da, porque de repente el nombre de tu agrupación empieza a sonar en muchos lugares… Te posiciona mucho más en el panorama.
[GT] Y es que hoy en día quién se puede permitir dar ocho o más conciertos en su país con un mismo programa. Es algo totalmente impensable para los grupos de España. Obviamente, esto no resulta tan complicado para nombres como los de Savall o Christie, con unas posibilidades enormes y toda una oficina trabajando para conseguir giras, pero para los demás supone todo un logro. Lo máximo que habíamos conseguido hasta ese momento era poder tocar un mismo programa en tres ocasiones diferentes. Fíjese si hay diferencia… Una iniciativa como FestClásica, que permite a los festivales unirse y ayudarse entre ellos, es verdaderamente muy importante. El premio, en teoría, es a dos años vista, así que todavía existe la posibilidad de haya una segunda remesa de conciertos, aunque es cierto que no suele suceder, porque llega otro grupo nuevo premiado que suele acaparar la atención. De cualquier manera, este año las bases se han cambiado y no es estrictamente necesario que el grupo premiado sea de música antigua, así que quizá esto pueda abrirnos alguna posibilidad más. Ojalá. Dicho esto, y encantados con toda esta presencia en España, nuestra asignatura pendiente, algo sobre lo que ya estamos trabajando, es proyectarnos más allá de los Pirineos.
«Estando encantados con toda esta presencia en España, nuestra asignatura pendiente, algo sobre lo que ya estamos trabajando, es proyectarnos más allá de los Pirineos».
El programa vencedor del galardón lleva por evocador título La memoría en donde ardía –uno de los mejores títulos de programa que recuerdo en bastante tiempo, por cierto–, pues está relacionado con el incendio del Real Alcázar de Madrid en 1734. Háblennos de sus entresijos.
[GT] La idea inicial es pensar que se trata de música de la que se quemó en aquel incendio –una osadía, en realidad–, salvo la última obra que está fechada precisamente en el año 1734, «Cuando el Maná llovía», una cantada de José de Nebra. Lo verdaderamente interesante es que, como esas partituras no se encuentran ya en el nuevo archivo del Palacio Real, pero sí en otros países –Guatemala, México e Irlanda–, da lugar a pensar que pudieron formar parte del archivo del Buen Retiro antes de que ardiera. Como digo, sólo esa cantada final, además de la obertura de Iphigenia en Tracia, del propio Nebra, y la obra que abre el programa, «Fuego encendido», de la ópera Los Elementos, que nos parecía muy evocadora por el tema del fuego y porque es una obra fantástica, se saben posteriores a la tragedia. Además, encontramos un par de piezas que no se habían interpretado, que se sepa, desde hace siglos, así que queríamos contextualizar el trabajo musicológico que esto suponía. Como dice el musicólogo catalán Bernat Cabré, los programas que se hacen hoy deben tener relato. Y es cierto. Así pues, las dos obras recuperadas, «Grave en mi pecho», aria al sagrado nombre de María y «Cuando el Maná llovía», Cantada al Santísimo, ambas de José de Nebra, están en el Archivo de la Catedral de Guatemala y no se habían interpretado nunca, al menos que tengamos constancia. Especialmente la última, y ahí es donde radica una buena parte del trabajo principal del proyecto, requirió una labor extra, pues se ha conservado sin la parte del bajo, así que hemos realizado un trabajo de reconstrucción de la misma. Contamos con la ayuda de mi padre, José Luis Turina, pero obviamente hubo que «nebralizar» notablemente su labor, por cuestiones obvias. A partir de todo esto, hay algunas obras en ese archivo de Guatemala con violines y oboes de otros compositores, así que tomamos la Cantada al santísimo «Atalaya divina», del español Antonio Literes, que no es estreno, porque ya se había recuperado por otro grupo antes, así como otra cantada de José de Torres, «Bosques Umbrosos», una pieza bastante conocida y que incluso ya se ha grabado. Completamos el programa con otra pieza de Torres, una Batalla tomada de su Libro que contiene Onze Obras para Órgano de Registros Partidos, conservada en México y que hemos arreglado para la ocasión. Con todos estos naipes diría que teníamos casi una escalera de color, o eso hemos intentado. Y, para concluir, se da el caso de que estos fueron tres de los compositores que se pusieron a trabajar para dotar al archivo del Palacio Real de nueva música tras el incendio y la desaparición de todo la música anterior que había. Es como si se cerrara el círculo: música española, alguna de recuperación y de notable nivel, firmada por compositores de gran altura. Es un «win win», como suele decirse.
[EC] También es cierto que es música que no suela sola, hay que aportar bastante desde la parte interpretativa para que funcione en algunas ocasiones. Requiere, por tanto, de un trabajo bastante importante que no siempre se ve o se sabe apreciar.
[GT] Ya sólo nos queda el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza para concluir la gira, así que estamos satisfechos con el resultado y con la acogida del público, realmente.
[EC] Creo que es importante resaltar esto último, porque todos los conciertos han estado rebosantes de público, lo cual es una alegría.
«Hay música de recuperación que no suela sola, hay que aportar bastante desde la parte interpretativa para que funcione, un trabajo bastante importante que no siempre se ve o se sabe apreciar».
Una de las señas de identidad de su agrupación –no sé si perseguida o no– es la selección de jóvenes solistas vocales de insólita calidad, alguna de las cuales ha supuesto casi un descubrimiento absoluto en nuestro país, como el caso de la soprano canadiense Elisabeth Hetherington. ¿Cuáles son sus criterios a la hora de seleccionar a las cantantes que colaboran en sus diversos programas? Hablemos también de Hetherington, una cantante de maravillosa vocalidad y gusto exquisito, con la que han llevado a cabo un par de programas. ¿Cómo valoran su aportación a Pérgamo?
[EC] Nos gusta «descubrir» nuevos talentos, mejor dicho, importarlos, porque tampoco es que nosotros los descubramos. Son cantantes que conocemos y de cuya sobrada calidad somos conscientes, a pesar de que en España apenas son conocidas. Ahí están los casos de Elisabeth, precisamente, pero también de Juliette Mey.
[GT] Es cierto que ambas han sido «fichajes» increíbles para nosotros, aunque con Juliette sólo hayamos podido hacer un programa. Con Elisabeth, el concierto que ofrecimos en el FIAS 2023 era el primero que hacíamos junto a ella, y fue una experiencia apabullante, con aquel programa de música de Zelenka y Telemann. Coincide que tuvimos la posibilidad de grabarlo, y la sensación cada vez lo que hemos escuchado es de grata sorpresa siendo la primera vez que tocábamos junto a ella. Además, a nivel humano es encantadora y muy divertida. Por otro lado, con Kinga y Dani se lleva también realmente muy bien.
[EC] Ya hemos tenido la oportunidad de viajar con ella en varias ocasiones y por diversos países… La convivencia ha sido siempre muy buena.
[GT] Es una gran trabajadora, y además de su capacidad vocal, su interpretación a nivel escénico es impresionante. Además, tuvo un período muy difícil en lo personal, porque se cayó con la bicicleta, una caída muy seria, que la llevó a estar hospitalizada algunos días, con un shock traumático y unas secuelas físicas que la llevaron al punto de no poder cantar. Así que su primer concierto después de aquello fue con nosotros en la Filarmónica de Zaragoza. Apenas nos había contado nada, y cuando acabó el concierto terminó llorando y nos abrazaba sin parar. Cuando se dio cuenta de que podía realmente volver a disfrutar de cantar y estar en un escenario, todo lo que nos había echado de menos, como nos contó, se derrumbó. Fue una experiencia que trasciende lo musical.
«Nos gusta importar nuevos talentos vocales. Ahí están los casos de Elisabeth Hetherington y Juliette Mey».
[EC] Para nosotros, Elisabeth es prácticamente una más de Pérgamo.
[GT] Por supuesto. Además, pudimos hacer en el FIAS otro programa con ella, centrado en el Ospedale della Pietà, que resultó muy bien. Y tenemos un par de proyectos con ella en torno a Isabella Leonarda, una novedad y que falta aún por confirmar al 100%, celebrando el 350.º aniversario de su Op. 6.
[EC] Además, Elisabeth tiene una gran predilección por música de mujeres, monjas italianas que compusieron en el XVII.
[GT] Con ella tenemos cerrado ya un festival en Croacia en septiembre, tras lo que llegará el «bombazo» internacional, pues hemos recuperado un opus completo de Isabella Leonarda que se creía perdido, o al menos al que no se había accedido aún, que contiene varios motetes para soprano y continuo que empezaremos en febrero a ensayar junto a ella. Podemos decir que Elizabeth ha sido nuestra apuesta fuerte en ese sentido, y lo será igualmente para el próximo año.
«Y tenemos un par de proyectos con Elisabeth en torno a Isabella Leonarda, que faltan aún por confirmar al 100%, celebrando el 350.º aniversario de su Op. 6».
Más recientemente han colaborado con otra excelente solista, la mezzosoprano francesa Juliette Mey. Cuéntennos acerca de esa colaboración.
[EC] Yo la conocí hace años cuando entró como alumna en el departamento de música antigua del Conservatorio de Toulouse, y con dieciocho años ya destacaba por encima de los demás cantantes, incluso aquellos de mayor edad. Acabó su formación allí y ya fue escogida en el programa Le Jardin des Voix de William Christie y Les Arts Florissants. Desde entonces su carrera ya no ha parado, a pesar de que por entonces no tenía aún ni el título superior, lo ha estado acabando estos últimos años en París. Es una cantante súper enfocada, y ya se veía que sus capacidades y progresos eran enormes, así que le iba diciendo que cuando pudiera estaríamos encantados de poder colaborar con ella. Finalmente le hice una propuesta firme que le pareció ideal, así que estuvimos trabajando con ella y fue muy bien. Es una cantante de carácter algo introspectivo, pero musicalmente es muy seria y llegó con una preparación impresionante. Es una especie de deportista de élite vocal. Ella es y se lo toma así, por eso está donde está.
[GT] Al contrario que Eva, para mí era la primera vez que iba a conocerla personalmente y a hacer música juntos. El programa estaba conformado por dos «Salve Regina», uno de Alessandro y otro de Domenico Scarlatti, con alguna obra de Vivaldi, como el motete «In furore iustissimæ iræ»… [el concierto puede escucharse aquí, a través de la emisora 3cat].
«Juliette es una cantante de carácter algo introspectivo, pero musicalmente es muy seria y llegó con una preparación impresionante. Es una especie de deportista de élite vocal».
Muy exigente, sin duda, requiere de una coloratura a prueba de técnicas impecables.
[GT] Pues iba tan sobrada ahí, que resultaba escandaloso. Fue verdaderamente alucinante. Es una fuera de serie. El problema con estas cantantes, con Elisabeth también nos pasa, es que cada vez van teniendo menos huecos en sus muy apretadas agendas; y como tengan un par de óperas, te puedes despedir de ellas prácticamente durante varios meses.
[EC] Es muy curioso, porque en alguna ocasión hemos propuesto a programadores algunos proyectos con Juliette, y no les interesa. De cualquier manera, seguimos intentándolo. Por cierto, nos gustaría mucho poder colaborar y traer a España a otra cantante francesa excelente, antigua compañera y que forma parte habitualmente del elenco de Les Arts Florissants, aunque aquí apenas es conocida. Se llama Virginie Thomas, y personalmente me encanta. Ojalá podamos colaborar en un futuro.
Bueno, dudo que la mayoría de los programadores la conozcan. Es un problema que tenemos en España, salvo honrosas excepciones: si no tienes grabaciones, apenas existes. No hay una formación especializada aún en quienes se encargan de programar las temporadas, ni un criterio forjado en la escucha de artistas de aquí y de allá, mientras las agencias siguen marcando mucho a quién se contrata y a quién no…
«Nos gustaría mucho poder colaborar y traer a España a otra cantante francesa excelente, que forma parte habitualmente del elenco de Les Arts Florissants, aunque aquí apenas es conocida. Se llama Virginie Thomas».
Su última «adquisición» vocal ha sido la soprano gallega Belén Vaquero, con la que han preparado el programa de música española galardonado con el premio Sello FestClásica, del que ya hemos hablado. ¿Cómo está resultando esta colaboración entre solista y agrupación, y qué creen que les ha aportado la voz de esta solista?
[GT] La suerte de haber contado con ella es que es una cantante joven a la que hemos podido acceder antes de que diera su salto a los escenarios con algunos directores más conocidos, como Eduardo López Banzo y Pedro Memelsdorff, y varios grupos españoles. Así que aceptó estar con nosotros en esta propuesta quizá modesta para FestClásica, pero que ha resultado fantástica por todo lo que hemos hablado. Ella es muy trabajadora, y la conocimos porque es muy buena amiga de Daniel, así que ya pudimos hacer un programa con ella hace tiempo en el Festival Rialp, en el Pirineo catalán, con obras de Handel, Facco y otros autores italianos. Vimos que funcionaba bien con nosotros, así que le propusimos presentar este proyecto para FestClásica, que ella aceptó encantada. Por entonces estaba comenzando a realizar proyectos de recuperación patrimonial con Al Ayre Español y López Banzo, un conjunto con el que he tocado bastante, así que me consta que él había visto algo en Belén muy bueno como para contar con ella. Tiene una voz grande, es cierto, pero creo que se ha adaptado bien y nos pareció buena idea contar con ella. Es una compañera fantástica, además, lo hemos pasado fenomenal juntos e incluso ha estado ahí con nosotros cuando hemos tenido que levantar ese repertorio casi desde cero, probando y empapándose de ello. Además, su vertiente escénica es fantástica y al público le fascina. Está haciendo un gran trabajo y es arrolladora.
«Belén es muy trabajadora. Tiene una voz grande, pero se ha adaptado bien. Además, su vertiente escénica es fantástica y al público le fascina».
Por cierto, en este programa han colaborado algunos otros instrumentistas cuando algunos de los dos titulares, por así decir, no han podido estar presentes. Han tocado junto a ustedes el oboísta Josep Domènech, así como las violinistas Guadalupe del Moral y Cecilia Clares. ¿Cómo se han adaptado a un proyecto tan personal como este?
[EC] Estamos muy satisfechos, porque es difícil tener mejores covers que los que han cubuierto a Kinga y Daniel. Por ejemplo, creo que no se puede contar con un mejor oboísta barroco a nivel europeo que Josep…
[GT] Quien, por cierto, fue el primer profesor de oboe barroco de Daniel, así que es como si se cerrara el círculo.
[EC] Yo le conozco mucho y desde hace décadas, casi desde que éramos adolescentes. Hemos podido trabajar juntos en varias ocasiones, también en Toulouse o en la Orquesta Barroca Catalana.
[GT] Es un sustituto que no puede ser de más garantías y que a nivel emocional supone un gran aporte, especialmente para Eva. En cuanto a las violinistas, qué podemos decir. Guadalupe es una violinista fantástica y con Cecilia me pasa como a Eva con Josep: ayer veníamos en el tren y me comentaba que tocar juntos es como estar en casa. Y es cierto. Junto a su marido teníamos –en realidad lo tenemos aún, aunque está algo parado últimamente– un conjunto llamado ATRIUM Ensemble, con el que hicimos una gran cantidad de conciertos y programas distintos. Así que después de Eva y de un compañero italiano que vive en Alemania, ella es la persona con la que más veces he tocado en mi vida. Ya la conocí en mi época de estudiante en Zaragoza, y después hemos coincidido también Barcelona y otros lugares.
[EC] Es una violinista con unas tablas impresionantes y ha tocado, además, con muchos de los grupos españoles de música antigua. Lo que sucede con ella es que es muy discreta, y quizá por eso se la conoce menos, se mantiene siempre como en un segundo plano.
[GT] Para mí ella es la violinista dulce y elegante, mientras que Guadalupe tiene un carácter más impetuoso, y Kinga, como ye dijimos, es la frescura y la chispa. Cada una de estas violinistas aporta mucho y algo distinto a Pérgamo Ensemble, así que es un placer poder contar con ellas.
«Estamos muy satisfechos, porque es difícil tener mejores covers que los que han cubierto a Kinga y Daniel».
Después de un año con tantos conciertos con un mismo programa, algo que resulta absolutamente insólito para nuestro país, ¿cómo afronta Pérgamo Ensemble la próxima temporada? ¿Tienen en mente algún nuevo programa?
[GT] Recalco de nuevo la oportunidad de que quizá a algún festival más dentro de FestClásica le pueda interesar programar este proyecto el próximo año…
[EC] Así es, pero obviamente la vida sigue y nosotros ya estamos trabajando en programas nuevos, porque además nos gusta que estén sólidamente documentados a nivel musicológico y que haya en ellos una reflexionada línea argumental. Siempre queremos aportar algo nuevo.
«Siempre buscamos que nuestros programas estén sólidamente documentados a nivel musicológico y que haya en ellos una reflexionada línea argumental».
[GT] Digamos que tenemos un par de líneas argumentales ahora mismo: por un lado, Isabella Leonarda, y por otro Telemann, que además nos pueden abrir puertas al ámbito de las grabaciones discográficas. También está ahí la celebración el año que viene de la efeméride del nacimiento de Giacomo Facco, aunque algunos estudios recientes parecen poner en duda que naciera en 1676. Como alguien que ha trabajado mucho la música de este compositor, pienso sacar todo lo posible, porque queda mucha música suya por recuperar aún, sobre todo cantadas. Parece que tendremos la oportunidad de tocar un monográfico Facco en la próxima temporada de Patrimonio Nacional. Tenemos algún otro proyecto de recuperación patrimonial, todavía por confirmar, así que la idea es seguir nuestro camino más allá de lo vivido con FestClásica este año.
[EC] Lo cierto es que ahora tengo más tiempo libre, dado que la formación de música antigua del Conservatorio de Toulouse, que llevaba más de cuarenta años sacando intérpretes brillantes, ha sido cerrada de golpe. Francia está pasando momentos muy duros en la cultura actualmente, con recortes de grandes presupuestos, así que veremos donde llega el asunto. Con esto quiero decir que, aunque es algo triste para mí, por otro lado puedo trabajar de forma más intensa en la internacionalización de nuestro proyecto, algo que nos preocupa y en lo que nos queremos enfocar mucho. Además, a mediados de diciembre podremos desvelar un hecho muy relevante para nosotros y que sin duda creemos nos va a ayudar a esto de manera notable…
«La internacionalización de nuestro proyecto es algo que nos preocupa y en lo que nos queremos enfocar mucho».
Otro de los aspectos más significativos y de mayor relevancia en su proyecto es precisamente la elaboración de programas con una notable enjundia, algo que no se estila mucho en España, más allá de la efeméride de turno o un potpurrí con obras de este y aquel autor, sin ningún tipo de investigación, narrativa o reflexión. Ustedes se preocupan de llevar los programas con una base musicológica poderosa –lo cual, quizá por deformación profesional, me parece muy relevante– y con obras que no estén muy trilladas. En fin, lo que sería deseable para cualquier conjunto, pero ese es otro tema. ¿Cómo se plantean todo ese proceso a la hora de conformar un programa nuevo?
[GT] Déjame decirle que considero que nuestra manera de programar parte de ilusiones. Y ahora lo desarrollo… Personalmente, estoy siempre revisando archivos o entrando al RISM [Répertoire International des Sources Musicales] para ver qué es lo que se ha publicado o catalogado en las últimas semanas. Es uno de mis entretenimientos, porque uno siempre descubre algo interesante. Hace poco encontré un catálogo de música en Bolivia, en el que había un par de obras inéditas de Nebra, por ejemplo. Es un mundo infinito. Hace poco di con una sonata en trío en do menor para violín, oboe y continuo de un tal Melchior Hoffmann, un compositor que desconocía por completo. Me puse a indagar y vi que trabajó en Leipzig varios años, vinculado además con el Collegium Musicum de la ciudad. Así que empecé a pensar en un programa sobre esa institución o en el Café Zimmermann y la música de los compositores ligados a él que no eran Bach. También se puede tirar por el proceso de oposición de Bach en Leipzig, un programa en el que estamos trabajando. Hay otro programa que tenemos en torno a la familia Bach, con una pequeña broma que incluimos sobre aquellos compositores que no eran familia, pero pudieron llegar a serlo, como el caso de Dieterich Buxtehude, a cuya hija quisieron casar con Bach cuando este visitó al primero en Lübeck, así que le dedicamos el programa a la propia Anna Margaretha Buxtehude. Siempre hay un motivo o una excusa que encontramos y que nos invita a reflexionar cómo contextualizar un programa concreto. Para mí es mucho más fácil buscar ese relato o contexto musicológico que pensar en un programa con obras sueltas o sin ninguna relación entre sí. Cuando hicimos el programa sobre el Ospedale della Pietà aparecieron en Dresden dos «Regina Caeli» de Francesco Gasparini para nuestra formación exacta. Pensando cómo podríamos encajar ahí la música de un autor que fue muy reputado en su época, pero que se toca poco en la actualidad, nos dimos cuenta de que Vivaldi tenía una sonata preciosa para violín, oboe y órgano obbligato que podría conectar con él. Y así, Vivaldi nos llevó hacia otro lugar, como eran las obras de mujeres que se formaron allí con él. Tirando de aquí y allá e hilando una cosa con otra fuimos confeccionando aquel programa. Y de este modo ha sucedido con otros programas que hemos interpretado, pero siempre con esa vocación de recuperar patrimonio musical, que no tiene por qué ser puramente español, al contrario, hemos rehabilitado más obras inéditas de repertorio extranjero que de España hasta la fecha. En mi caso es natural, quizá por deformación profesional y familiar: mi madre es musicóloga, los padrinos de boda de mis padres fueron el Padre Rubio y la clavecinista pionera Genoveva Gálvez. En mi casa se hablaba de musicología a la hora de comer y yo estoy doctorado en musicología. Para mí no tiene sentido plantear un programa que no siga esa vía, y no debería hacerse, por otro lado, quizá salvo programas con efemérides como excusa, pero aprovechando dicha celebración para ir más allá, sin conformarse. Por ejemplo, el programa Facco que hemos confeccionado es un recorrido por su vida y obra desde Italia a España, comenzando por dos cantatas compuestas en su etapa en Palermo, que no se han interpretado hasta ahora, y con dos últimas compuestas en castellano, entremezcladas con piezas instrumentales de las que compuso en España, pero que se han conservado en Venecia, conjugando así ese viaje entre ambos países.
«Para nosotros es mucho más fácil buscar un relato o contexto musicológico que pensar en un programa con obras sueltas o sin ninguna relación entre sí».
Es muy importante, por otro lado, reivindicar a los grupos españoles que pueden recuperar música europea para llevarla a los grandes escenarios y no siempre deban estar obligados a recuperar patrimonio patrio, que es muy necesario, pero no único, un proceso bastante perverso que se ha ido instaurando entre muchas instituciones de nuestro país y que hay que empezar a modificar.
Quizá uno de los momentos más especializados en estos años fue la realización, para Patrimonio Nacional, del documental Stradivarius 1700. Un sueño real, que versa sobre un instrumento muy especial, que Guillermo tuvo la oportunidad de tocar, el llamado violonchelo 1700 de Antonio Stradivari, custodiado en la Colección Palatina del Palacio Real de Madrid. ¿Cómo fue aquella experiencia?
[GT] Este fue todo un regalo, no podemos decir otra cosa. En realidad, el proyecto iba a ser un concierto, dentro de la temporada musical de Patrimonio Nacional, pero con el estallido de la pandemia nos llamaron para comunicaros que el concierto se iba a realizar ante muy poco público y sería emitido por streaming. A los pocos días nos volvieron a comunicar que finalmente el concierto se cancelaba y que todo el presupuesto se iba a volcar en la realización de un documental sobre este instrumento palatino, siendo además el primero de una serie de documentales y conciertos grabados por Patrimonio que se han realizado desde entonces. Tuvimos la suerte, además, de grabar con Noah Shaye, un maravilloso productor audiovisual al que después de aquella experiencia considero casi como un hermano. Siendo sincero, lo cierto es que pensé que en cuanto comenzara a tocar aquel violonchelo Stradivarius comenzaría a levitar, temblaría el suelo y se me aparecería algún espectro venido de otro mundo. La realidad es que lo tomé entre mis manos y estaba desafinado, las cuerdas de tripa tardaron mucho en aposentarse, se me hacía incómodo por lo grande, porque nunca había tocado ese instrumento… Al menos me dejaron el día de antes para poder hacerme un poco a él. Ahora bien, el instrumento es obvio que funciona muy bien, porque curiosamente no hubo que editar nada a nivel sonoro en la grabación. Hubo que hacer algunos cortes por producción, pero ni necesitó reverb ni ningún otro filtró de audio. Era simplemente un instrumento espectacular sonando en una sala con una acústica inmejorable, en la que además no había nadie que pudiera importunar la grabación.
«Pensé que en cuanto comenzara a tocar aquel violonchelo Stradivarius comenzaría a levitar, temblaría el suelo y se me aparecería algún espectro venido de otro mundo».
[EC] Además tuvimos que grabarlo todo en un solo día, lo que supuso un verdadero reto y resultó muy cansado. Tampoco nos dejaron grabar sin mascarilla, lo cual nos incomodó bastante.
Quizá quisieron dejar constancia de las circunstancias excepcionales en las que se encontraba el mundo en el momento de la grabación del documental, más allá de una cuestión puramente sanitaria.
[EC] Sin duda, pero no dejaba de ser incómodo para nosotros como intérpretes. Dicho lo cual, la oportunidad de grabar ahí y con aquel instrumento fue algo increíble.
[GT] Por supuesto, el cuidado hacia el instrumento era descomunal. Jamás lo posé en el suelo ni pude caminar con él, salvo en un breve momento del documental en el que se me pidió caminar con el instrumento hacia una silla. Es cierto que el luthier Francisco González le cambió las cuerdas y lo trató con un mimo increíble, y una vez el instrumento se empezó a adaptar a las circunstancias me di cuenta de lo excepcional que es. Me sorprendió, especialmente, lo equilibrado que está: el grave es impresionante, pero casi más lo son sus agudos, que es normalmente donde los chelos suelen ir un poco más apurados. Cuando lo estaba tocando, la sensación era de ser consciente que estaba con un súper violonchelo, pero tampoco notaba algo apabullante. Sin embargo, cuando escuché la grabación fui plenamente consciente del nivel de ese instrumento.
[EC] Es una lástima que se toque tan poco, en verdad. Sería bueno que permitieran tocarlo más a menudo.
[GT] En el mes de diciembre lo volveré a tocar junto a Nereydas, María Espada y Ulises Illán, en un concierto en el que se recuperará la Lamentación segunda del Jueves Santo, obra inédita hasta la fecha de Luigi Boccherini.
«Una vez el instrumento se empezó a adaptar a las circunstancias me di cuenta de lo excepcional que es. Me sorprendió, especialmente, lo equilibrado que está».
Han transitado también por otros repertorios, tan dispares como el Seicento, Bach con su entorno y familia como contexto, repertorio francés e italiano y, por supuesto, música española. ¿Se sienten más cómodos en algunos repertorios que en otros?
[GT] Aquí surgen algunas discrepancias, porque Eva es totalmente francesa y yo también, pero no tanto, así que nos juntamos en Alemania… [ríen].
[EC] En mi caso, toda la formación que recibí es francesa, he trabajado durante los últimos nueve años allí y adoro su repertorio.
[GT] Sin embargo, resulta curioso que digas esto, porque objetivamente mi formación también es puramente francesa: mis maestros ha sido Bruno Cocset, Emmanuel Balssa y Christophe Coin. Incluso cuando fui a estudiar a Francia, en Poitiers, mi gran profesora, a la que adoro y que considero fue quien me dio la inspiración esa que siempre buscamos como alumnos, fue Hilary Metzger, una estadounidense que ha desarrollado buena parte de su carrera en Francia y que es miembro de la Orchestre des Champs Elysées. Dicho esto, si pensamos en todos estos chelistas, la mayoría de ellos se han centrado sobre todo en repertorio italiano, pues en el mundo de nuestro instrumento esa distinción no existe tanto como en el mundo del clave.
Sin duda, el violonchelo estuvo en Francia totalmente eclipsado por el basse de viole. No es Francia el país para el violonchelo durante el Barroco.
[EC] Exacto. Sin embargo, la escuela francesa es una parte fundamental y muy rica del repertorio para los intérpretes de clave. A mí me gustaría poder hacer mucho más Barroco francés.
[GT] En verdad es un repertorio que me fascina, así que decididamente debemos interpretar más esa música…
[EC] Por otro lado, conseguir que lo programen en España es bastante difícil, además de que es un estilo –y aquí soy verdaderamente puntillosa– en el que no te puedes meter sin conocerlo a fondo, sin haberlo trabajado mucho. Es con diferencia lo más difícil que hay entre los estilos nacionales. Se escucha a cada uno por ahí tocando música francesa con tal osadía, que realmente me parece alucinante…
«Nos gustaría poder hacer mucho más Barroco francés, pero conseguir que lo programen en España es bastante difícil. Además, es un estilo en el que no te puedes meter sin conocerlo a fondo».
[GT] Voy a contar una anécdota al respecto de esto que me parece muy significativa. He tocado durante muchos años en Al Ayre Español, una agrupación que es un referente para mí y uno de los mejores conjuntos españoles en los que he podido tocar y he escuchado. Pues la primera vez que López Banzo y el grupo fueron programados con repertorio francés –tocamos un programa con música de François Couperin, creo recordar– fue tras más de treinta años de carrera. Y creo que desde entonces no se han vuelto a acercar a ese repertorio, porque me consta que él le tiene un gran respeto. Además, estamos acostumbrados a escucharlo de otra manera, que está muy bien, por otro lado, con agrupaciones muy especializadas.
Totalmente de acuerdo… Considero que en España es mejor que no se haga si no va a ser con unas garantías mínimas, que normalmente no suele haber. El único ejemplo verdaderamente magnífico que conozco de una agrupación española especializada en repertorio francés es El Gran Teatro del Mundo [protagonista de una portada de Codalario en su día].
[GT] Es que en España, por lo general, no tenemos la formación adecuada para realizar un acercamiento muy pulcro a esos repertorios… Dicho esto, teniendo a Eva, que conoce muy bien ese lenguaje, es algo que tenemos en mente y que llegará.
A nivel individual, siguen desarrollando sus proyectos, intereses y colaboraciones con otras agrupaciones. Usted, Eva, continúa explorando el clave con repertorios poco transitados, con su reciente grabación dedicada al desconocido compositor francés Jean-Baptiste Parant. ¿Qué proyectos tiene entre manos actualmente y en un futuro próximo?
[EC] Como solista, de momento no tengo pensado hacer nada de forma inmediata, porque quiero comprarme otro clave, y en ese momento pensaré cosas nuevas que grabar, pero de momento son sólo proyectos. Mi deformación profesional es ver claves y buscarlos por todas partes.
[GT] Es cierto. De hecho, hay viajes de vacaciones casi sólo para ver claves.
[EC] Ahora me apetece mucho dedicar ese tiempo de más que tengo a Pérgamo Ensemble, a todos esos proyectos que llevamos tiempo pensando y que queremos implementar, tanto en lo referente a los colaboradores como a los repertorios y programas concretos. También sigo colaborando con otras agrupaciones habituales, como son la Orquesta Barroca Catalana, el Bach Collegium Barcelona o la Franz Schubert Filharmonia. Pero, como digo, ahora quiero ayudar a levantar Pérgamo todo lo que se pueda.
«Mi deformación profesional es ver claves y buscarlos por todas partes, pero ahora me apetece mucho dedicar ese tiempo de más que tengo a Pérgamo Ensemble».
Por su parte, Guillermo, ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a investigar y tocar la música en el contexto de la llegada y desarrollo del violonchelo en la España del XVIII. ¿Continúa explorando esa vía? ¿Qué proyectos ocupan la mayor de su tiempo en la actualidad?
[GT] Sí, continúo explorando esa vía, pero de otra forma, gracias a la que es quizá es mi gran novedad profesional de los últimos tiempos, pues soy profesor de violonchelo barroco en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid [RCSMM]. Además de grado, tengo alumnos en un máster centrado en investigación e interpretación de repertorio ibérico, así que me está pasando algo que me fascina, y es poder tutelar investigaciones de mis alumnos, lo cual me permite ampliar toda esa vía. Por ejemplo, una alumna fantástica del año pasado, Blanca Martín, centró su TFM en la construcción de violonchelos en España en el siglo XVIII y cómo la organología de Italia y Francia colisionó aquí y los luthieres españoles llevaron a cabo su trabajo. He presentado un proyecto para una beca sobre Boccherini y sus sonatas, que ojalá pueda salir adelante, pero la investigación per se no está ahora mismo tan presente en mi trabajo como sí en el de los alumnos. Además, me encanta dar clase, pero he de decir que en un nivel superior, porque no estoy hecho para dar clases a alumnos más pequeños. También continuó colaborando con otras agrupaciones que me aportan mucho, una de las cuales es The Ministers of Pastime [otra protagonista de una portada en Codalario], con la que acabamos de grabar nuestro primer disco. Con La Tempestad llevamos unas semanas de locura, con proyectos muy interesantes, como los conciertos para varios claves de Bach, un programa de batallas y otro con obras puramente de mujeres. Hay, además, un proyecto que me hace mucha ilusión, y es que voy a dirigir por primera vez una orquesta: será la Orquesta Barroca del RCSMM y lo haré desde el violonchelo, interpretando Los Elementos de Antonio Literes. Cuando se interpreta esta obra, que carece de obertura o sinfonía introductoria, se suele añadir alguna obra de otros autores cercanos que pueda encajar. Pues bien, he localizado una obertura inédita del propio Literes, que será la que interpretaremos para inaugurar la obra. Ahora bien, la estoy editando y la sensación que tengo es que no es de ese autor, pero está firmada y catalogada como de Literes. Eso, o es de un Literes muy posterior, que es también una posibilidad, porque compuso en una época en la que la música en España evolucionó de manera muy rápida. Si su obertura es tardía, la diferencia de estilo con una obra como Los Elementos, de inicios de siglo, puede ser enorme. Está, además, Marta Infante trabajando con los alumnos de canto que la van a interpretar. Por otro lado, está mi faceta quizá algo desconocida por algunos de escritor. En unos días saldrá mi novela nueva titulada Manuscrito concéntrico, en la Editorial Distrito 93.
«Mi gran novedad profesional de los últimos tiempos es que soy profesor de violonchelo barroco en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid [RCSMM]».
Además de todos esos proyectos de los que ya hemos ido hablando a lo largo de esta entrevista, ¿qué tiene Pérgamo a la vista que pueda ser comentado?
[GT] Uno de nuestros principales objetivos para 2026 es llevar a cabo nuestra primera grabación discográfica, con música inédita de Telemann para nuestra formación y contando con la voz de Elisabeth. Esto es, más allá de todo lo dicho, lo más relevante…
«Uno de nuestros principales objetivos para 2026 es llevar a cabo nuestra primera grabación discográfica, con música inédita de Telemann y contando con la voz de Elisabeth».
[EC] Personalmente me gustaría añadir algo, que en realidad no tiene que ver de forma directa con Pérgamo, pero sí con nuestro sector y trabajo: en otros países, como en Francia, por ejemplo, miran euro a euro dónde va a parar cualquier subvención que dan, y es indispensable que esta revierta en cada una de las personas que contribuye al dinero público. Esto lo hacen incluso en los conservatorios. Todo ese apoyo que hay a la música y los músicos, que les permite poder desarrollarse a nivel individual y plantear sus proyectos, manteniendo un ritmo de trabajo lo más constante posible, que sin una ayuda institucional, del tipo que sea, es imposible llevar a cabo, me gustaría verlo reflejado también en España. Está muy bien que traigan a las mejores agrupaciones barrocas europeas, pero no es de recibo que se gasten la mayor parte de las subvenciones y presupuestos en apoyar el trabajo de conjuntos extranjeros y que apenas haya un feedback con los grupos españoles. Me parece demencial y debería estar prohibido. Creo, además, que debería existir algún mecanismo legal para que esto no sucediera de manera tan desigual y habitual. Es muy difícil para los grupos españoles mantenerse así. Nosotros picamos mucha piedra para ver un reflejo que no se corresponde, en absoluto, con el esfuerzo realizado.
[GT] Luego se dice mucho que en España no existen apenas orquestas barrocas. Lógico. Si a las que hay o hubo se las apoyara un poco más, quizá podrían mantenerse o existiría la forma de crecer un poco para las agrupaciones más pequeñas. Lo normal en España es que los conjuntos de cierto tamaño, que eran potentes hace algunos años, se hayan convertido en agrupaciones de cámara casi con un instrumento por parte…
[EC] Por otro lado, no vamos ya a seguir dando pábulo a esa creencia de que en España no hay talento. Lo hay, y mucho. Lo cierto es que muchos de los músicos españoles de música antigua de las últimas décadas nos hemos formado en las mejores escuelas y centros especializados del mundo. Además, en la mayoría de los grupos importantes ya hay músicos españoles. Estos argumentos ya no tienen sentido, así que ya va siendo hora de que nos valoren sólo como merecemos…
«Está muy bien que en España traigan a las mejores agrupaciones barrocas europeas, pero no es de recibo que se gasten la mayor parte de las subvenciones y presupuestos en apoyar el trabajo de conjuntos extranjeros y que apenas haya un feedback con los grupos españoles».
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