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SONDRA RADVANOVSKY, soprano: 'Verdi es medicina para mi voz'.

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Autor: Yolanda Quincoces
1 de febrero de 2015


SONDRA RADVANOVSKY

“Verdi es medicina para mi voz”


Una entrevista de Yolanda Quincoces

   La soprano americana Sondra Radvanovksy trae de vuelta este febrero su Norma, que debutó en la temporada 2011/12 en Oviedo. Esta vez la cita tendrá lugar en el Liceu (del 8 al 17 de febrero), donde actuará junto a Gregory Kunde y Ekaterina Gubanova bajo la dirección de Renato Palumbo, en una producción de Kevin Newbury. Aprovechando su descanso navideño, la soprano ofrecía a Codalario una agradable e interesantísima charla en la que nos comentó sus opiniones respecto al rol de Norma así como sobre su compositor de cabecera, Verdi, entre otros temas.

Ha descrito Norma como su “rol perfecto”. ¿Por qué cree que encaja tan bien con usted?
Me encanta Norma porque la ópera lo tiene todo. Para mí, y creo que para cualquiera, la música es gloriosa y, además de ser un rol de cantar es un rol de actuar. Ella tiene que ser una guerrera, fuerte, pero también tiene que ser débil y frágil por sus hijos y por su amor por Pollione. Creo que es un personaje muy real, una persona muy real. Mucha gente puede identificarse con eso, ser fuerte y a la vez tener un lado tierno. Y, por supuesto, está el aspecto vocal, que fue un reto. Norma es un reto vocalmente porque tienes que tenerlo todo. Tienes que poder cantar por encima del coro en el “Guerra, Guerra!” y todavía ser capaz de cantar el momento final de la ópera, con su padre, que es una música preciosa, suave y conmovedora. Y es un rol en el que tienes que estar ahí, porque es una ópera muy larga y Norma está en el escenario casi todo el tiempo. Por mi amor por el rol y por cantar bel canto es toda una alegría para mí.


Norma es un rol emblemático para una soprano. ¿Por qué es un personaje tan atractivo?
Creo que es, como he dicho, por el reto que supone. No hay muchas sopranos que realmente puedan cantarlo. Históricamente ha habido muy pocas sopranos famosas que lo han cantado, porque es la cima de los roles de soprano. Montserrat Caballé, Maria Callas… son dos sopranos que podían hacer cualquier cosa con su voz, que eran, en mi opinión, cantantes perfectas. No se escucha a cualquier soprano cantando Norma porque tienes que tener poder, carisma en el escenario… porque Norma es de ese tipo de óperas que no son emocionantes. Es aburrido para el público si no tienes a una persona muy fuerte en el escenario. Es simplemente que la ópera lo aúna todo, tienes que tenerlo todo para cantar Norma. Por eso creo que es tan emocionante cuando encuentras una soprano que realmente puede cantar Norma. Para el público creo que tiene que ser muy emocionante.

¿Cree que ha contribuido al rol con algo nuevo o personal?
¡Espero que sí! (risas) He escuchado a Caballé cantar Norma, a Joan Sutherland y a Maria Callas y he intentado poner mi sello personal. He intentado poner un poco de Sondra en Norma porque creo que eso es lo que la hace muy humana, que haya un poco de mí misma en el personaje. No tengo hijos pero puedo imaginar lo que sería tener hijos y tener que dejarlos y morir por tus principios al final. Pero creo que estoy poniendo mi propio sello, de verdad lo creo, vocalmente y en el personaje, al actuar. Todos lo esperamos cuando hacemos algo.

En Norma hay muchos momentos intensos, dramáticos, como, por ejemplo, el finale del primer acto con el terceto de Norma, Adalgisa y Pollione; pero también hay momentos contemplativos, como la famosa “Casta Diva”, en los que la acción se detiene y todo se concentra en el canto. ¿Cuáles de estos momentos disfruta más interpretando?
Absolutamente los momentos de canto suave, el canto delicado. Me encanta cantar los momentos de enfado, pero esa no soy yo, Sondra, no soy una persona muy de enfadarse. Y confío más en mí cantando la música bella, como “Casta Diva”, y también la última escena de la ópera, con su padre. Pero las explosiones dramáticas son muy emocionantes de cantar. Es difícil como cantante y actriz que la música no se ponga en el camino de la línea vocal, porque es muy fácil que cuando alguien está enfadado, gritando y gritando, eso afecte a tu voz. Siempre caminas sobre una línea muy fina cuando estás cantando esos momentos de enfado. Tienes que pensar en que sea vocalmente bello. Así que, sí… adoro “Casta Diva”.


Hace algunos años la puesta en escena de una ópera de bel canto consistía en cantantes de pie en el escenario, simplemente cantando (aún se pueden ver algunas producciones así). Pero esto ya no es suficiente. ¿Es el público el que pide cambios, son los directores de escena?
Creo que es nuestra sociedad la que realmente está pidiendo un cambio. Y no sólo en la música clásica. En la música pop, si vas a un concierto hoy en día, hay mucha más pirotecnia, bailarines… Antes si ibas, por ejemplo, a un concierto de Elton John, era sólo él sentado en el piano cantando. No había bailarines bailando a su alrededor… y creo que la sociedad de hoy en día es una sociedad muy visual y muy exigente. Ven lo que quieren y lo quieren ya. Creo que la ópera ha respondido a esto haciendo las producciones más interesantes visualmente. La parte negativa de esto es, yo creo, que quieren que todos los cantantes de ópera parezcan modelos. Y ese es un equilibrio muy difícil de encontrar porque nuestro cuerpo es nuestro instrumento. Yo no creo que esté gorda pero tampoco creo que tenga un tipo de modelo y eso es muy difícil de mantener. Ahora estoy cantando en Chicago Anna Bolena, que es un rol muy físico. Es muy complicado si no estás en buena forma, en todas estas producciones modernas, como esta producción de Norma. La hice originalmente en San Francisco. Es muy física, tienes que subir escaleras y todo eso. Y es muy difícil para nosotros, los cantantes, porque por encima de todo tienes que cantar. Pero también tienes que poner eso dentro de una producción, tienes que estar realmente en buena forma física. Pero creo que eso es lo que el público quiere y responde a ello.

¿Cómo mantiene el equilibrio entre cantar y actuar?
Eso es siempre muy difícil porque, como he dicho, por ejemplo, las partes de enfado en Norma, mientras actúas se vuelven cada vez más intensas, y eso puede realmente afectar a la belleza y al brillo de la voz. Siempre me gusta decir que hay una línea dibujada en la arena. Si caminas más allá de esa línea y das demasiado, entonces se lleva la belleza de la voz. Pero, por otra parte, si te quedas demasiado lejos de la línea, la actuación es aburrida y se reduce a un bonito canto. Así que tienes que caminar justo hasta la línea pero si pasarla. Es un equilibrio muy difícil que sólo se encuentra con la experiencia. Cuanto más haces, cuanto más lo intentas, cuanto más te acercas a ser una cantante-actriz, más aprendes.


Se la conoce como una de las pocas sopranos “verdianas” de hoy en día. ¿Está de acuerdo con esta etiqueta?
Creo que ésta es una sociedad de etiquetas. Es cómo somos hoy en día. Yo me llamo a mí misma una soprano. He tenido mucha suerte en mi carrera (aunque ahora estoy haciendo más bel canto) de cantar mucho Verdi. Si hablaras con la mayoría de los cantantes te dirían que Mozart es medicina para la voz, pero para mí, mi medicina era Verdi. Aprendí cómo cantar cantando Verdi. Y, como he dicho antes, aprendí simplemente saliendo y haciéndolo, saliendo al escenario y experimentando. Y todo fue con Verdi, así que la gente realmente llegó a conocerme como una soprano “verdiana”. Me siento halagada porque Verdi es muy difícil de cantar, igual que el bel canto. Es, en realidad, el hijo del bel canto; porque Verdi viene de Donizetti, Bellini, Rossini… así que es todavía el mismo estilo de canto. Me honra que la gente me llame una soprano “verdiana” pero también soy una soprano “donizettiana” y también soy una soprano “tchaikovskiana”… Simplemente canto música que me encanta.

¿Qué características debe tener una voz para considerarse “verdiana”?
Debe tenerlo todo. Verdi pedía muchísimo de sus cantantes, no sólo de las sopranos, también de los tenores. El “Di Quella Pira” de Il Trovatore es un aria muy exigente y muy aguda para el tenor. Y a las sopranos “verdianas” pedía, yo creo, más que a ningún otro, porque Verdi amaba la voz de soprano. Había muchas sopranos muy cercanas a Verdi. Tienes que tener la agilidad, tienes que tener la coloratura, tienes que tener líneas largas, una gran capacidad respiratoria y apoyo del aire… Tienes que poder cantar por encima de cualquier gran coro, como en Aida, y aún así ser capaz de cantar un Do agudo pianissimo en “O Patria Mia” y después notas muy graves, lo cual es muy difícil, ¡de verdad lo es! Sólo ahora, a los cuarenta y cinco años de edad, siento que puedo realmente hacer justicia a toda la música de Verdi. He aprendido mucho sobre el canto con los años, sobre lo que Verdi quería. Y su música es, en mi opinión, de las más bonitas que hay en el mundo.


¿Hay una falta de voces “verdianas” o simplemente es que los cantantes no llegan a especializarse lo suficiente para merecer ese calificativo?
Yo creo que es un poco de los dos. Como he dicho nuestra sociedad es una sociedad de “gratificación instantánea” y una sociedad muy visual. Creo que muchos cantantes jóvenes hoy en día salen de la universidad pensando “voy a tener una carrera como la de Renée Fleming, como la de Montserrat Caballé”. Nada más salir, con veinticinco o veintiséis años. Cuando yo tenía veinticinco trabajaba, trabajaba y trabajaba. Tenía lecciones de voz dos o tres veces a la semana, seguía estudiando y estudiando porque sabía que iba a llevar tiempo hacer realmente carrera. Mucho me temo que los jóvenes ahora lo quieren todo ya y no dedican el tiempo ni el trabajo suficiente a ello. Convertirse en un gran cantante como Plácido Domingo o Montserrat Caballé conlleva muchísimo trabajo y creo que por eso no hay muchos cantantes “verdianos”, porque la gente simplemente no está haciendo el trabajo. Y es muy difícil cantar Verdi. Pero, por otra parte, también creo que la gente hoy en día lo quiere cantar todo. Quieren pensar que lo pueden hacer todo, y no hay nada malo en especializarse en un tipo de canto. Los pianistas continuamente son reconocidos por hacer, por ejemplo, solamente Beethoven, y no creo que haya nada de malo en ello.  Si es lo que tu voz quiere cantar, entonces deberías cantarlo.

El bel canto suele ser considerado como la base del canto lírico, pero ¿se empieza con bel canto o se llega a él después de cantar otros repertorios?
Yo no empecé con bel canto. Llegué a él después de cantar música mucho más pesada. Canté Tosca, Un Ballo in Maschera, Aida, algunos pequeños roles de Wagner… y he vuelto al bel canto solamente en los últimos dos o tres años. Y creo que es porque aprendí como cantar adecuadamente, por fin, ¡con cuarenta y cinco años! Tengo un gran coach y profesor con el que he estado trabajando y él fue quien hace unos diez años me dijo: “vas a cantar Norma algún día”. Y yo le dije: “no, no lo veo, estás bromeando”. Pero tenía razón y realmente le debo mi tradición en el bel canto a mi profesor Tony Manoli, porque él creyó en mí y me empujó en esa dirección, me enseñó cómo cantar esa música. Porque el bel canto es música muy difícil, tienes que aprender el estilo y el idioma. No puedes simplemente coger el bel canto y cantarlo, se necesita mucha preparación.


Entonces, ¿cree que es más fácil para un cantante llegar a Bellini a través de Verdi y no al revés?
Diría que, para mí, es más fácil llegar a Bellini a través de Verdi, porque, especialmente Norma, es muy dramática… no es como el Bellini más ligero. Norma es un rol de soprano dramática de coloratura y, por ejemplo, cantar Leonora en Il Trovatore primero me enseñó cómo cantar coloratura, cómo cantar las largas líneas de Norma, cómo cantar “Casta Diva”. “D’amor sull’ali rosee”, de Il Trovatore, realmente me enseñó como cantar “Casta Diva”. Es una gran aria pero es muy difícil porque es una de las primeras cosas que salen de tu boca en toda la noche, todo el mundo en el público lo está esperando y es en los primeros cinco minutos desde que sales al escenario, tienes que haber calentado muy bien la voz antes. Y Verdi hacía exactamente lo mismo. En casi todos los roles de Verdi que he cantado sales al escenario y cantas una gran aria. Así que creo que Verdi es genial antes de cantar Bellini, Norma… incluso si cantas algo del Bellini más ligero siempre puedes hacer algo como La Traviata o Gilda primero.

Ha dicho usted más de una vez que tiene una voz inusual. ¿Es eso una ventaja o una desventaja?
Depende de a quién preguntes (risas). Diría, ya que es mi voz, que es una ventaja. Creo que la gente puede distinguir mi voz, no creo que mi voz suene como la de muchas otras personas, tengo un sonido muy perceptible. Si escuchas a Maria Callas sabes inmediatamente que es ella. Algunas personas lo llaman inusual, raro o feo… pero eso pasa, todo el mundo tiene una opinión. Pero voy a decir que es una ventaja, voy a aferrarme a eso (risas).

¿Cree que la gente (tanto público como cantantes) está demasiado condicionada por los estereotipos en el mundo de la ópera?
Esa es una muy buena pregunta. Puede, puede que un poco. Pero creo que los estereotipos están cambiando. Hace veinte o cincuenta años la gente solía decir: “Oh, eres cantante de ópera, tienes que estar gordo”. Y creo que esa diferencia viene por las demandas del público; no porque la ópera esté cambiando sino el público. Quieren ver personajes creíbles en el escenario. Así que sí, diría que los estereotipos realmente han afectado a la ópera pero creo que para mejor. Eso creo.


Y en el caso de los cantantes jóvenes, ¿cree que se fijan demasiado en cómo debe sonar su tipo de voz? Cómo debe ser una soprano ligera o una soprano dramática… ser ese tipo de voz y no simplemente su voz.
Sí, realmente creo que sí. Creo que la voz no empieza a conseguir su sonido, no empieza a asentarse hasta que se tienen por lo menos treinta años. Especialmente para voces grandes, dramáticas, como la mía. Y ahí están, voces de veinte, veintidos años que dicen: “Me encanta Montserrat Caballé y quiero cantar exactamente como ella”. Así que intentan ajustar su voz a eso y no necesariamente escuchan lo que su voz quiere hacer, lo que su voz quiere cantar. Y creo que es porque están demasiado guiados hoy en día. Y también porque los cantantes no se toman el tiempo necesario para aprender a cantar con propiedad. No entienden sus voces, no entienden cómo funciona. En vez de eso confían en un profesor, no siempre sé si los cantantes jóvenes dedican realmente trabajo a ello. Por eso siguen diciendo: “puedo cantar como Montserrat Caballé, voy a cantar esto”. Y cinco años después ya no oyes hablar de estos jóvenes cantantes, porque no están cantando la música adecuada para su voz y están acabados, han arruinado sus voces. Es muy triste.

Creo que usted da bastantes masterclasses. ¿Puede ver esto en los cantantes jóvenes?
Doy muchas masterclasses y siempre encuentro el mismo problema. Y es que los cantantes hoy en día no entienden el apoyo, y cómo el apoyo es el canto. Yo les digo que es como construir una casa sin cimientos. Si no tienes el apoyo del aire cuando cantas los cimientos de tu casa se van a derrumbar y no tendrás casa. Así que si no ajustas el apoyo del aire a tu canto, no vas a tener una carrera. Intento legarles eso. Pero, por otra parte, he escuchado algunos cantantes maravillosos. Hay algunos jóvenes cantantes muy buenos que están emergiendo ahora mismo. Así que sigues teniendo la esperanza que que la ópera continúe por muchas más décadas.

Hay muchos cantantes que han demostrado que es posible tener éxito teniendo una voz diferente, como la gran Maria Callas, a la que usted realmente admira. ¿Se identifica con ella de alguna manera?
Absolutamente. La primera vez que escuché a Maria Callas, tendría unos quince años, y pensé que su voz era preciosa. Mucha gente dice que es una voz muy fea. Pero yo la encontré tan hermosa porque era muy humana… e inusual. Escuchas a otros cantantes de esa época y no hay nada único en ellos. Y quizá es por eso que abracé la singularidad de mi voz. Fue porque escuchar a Maria Callas me dio el coraje. Por desgracia nunca la escuché en directo. Pero ella hacía tanto con las emociones… sólo por su voz podías saber cuándo estaba triste, mientras cantaba, podías oirlo. Podías oir el sollozo en su voz, el llanto. No tenía miedo de hacer un sonido feo, eran la música y las palabras las que lo pedían. En Norma, cuando ella está gritándole a Pollione “te odio, vas a morir”, ella solía hacer un sonido feo, porque estaba enfadada. Y yo admiro eso.


¿Cuándo decidió que debía impulsar la singularidad de su voz en lugar de tratar de sonar como los otros? ¿O es algo que siempre supo?

Nunca fue una pregunta para mí, porque nunca pensé que mi voz fuera única. Sólo pensaba que era mi voz y nunca pensé en cambiarla o intentar convertirla en algo diferente. Siempre me enseñaron: “esta es tu voz y esto es con lo que tienes que trabajar, si intentas cambiarlo, no será tan fuerte”. Simplemente me enseñaron a abrazar lo que tenía. He tenido mucha suerte de que los profesores que he tenido desde muy pronto hasta ahora han entendido que mi voz era diferente. Nunca intentaron encasillarme, etiquetarme o categorizar mi voz. Me permitieron abrir mis alas y probar cosas diferentes. He cantado Micaela en Carmen en la Metropolitan Opera; he cantado Freia y Gutrune, roles wagnerianos, también en la Metropolitan Opera. Me siento muy afortunada por tener esas diferencias. Tener el tiempo de probar y explorar y descubrir qué había de único en mi voz. Porque sabía que era singular pero no sabía por qué. La gente me decía: “es única por esto”. Me costó mucho tiempo averiguar que mi voz era única porque tenía un vibrato rápido, porque puedo cantar muy agudo pero también muy grave y puedo cantar los agudos piano como hacía Caballé. No lo descubrí hasta que tenía treinta y cinco o cuarenta años. Lleva tiempo. Estoy contenta de que nadie me forzara y me dijera “tienes que cantar Mozart, o Wagner, o Strauss”. Me decían: “Puedes hacer un rol cada vez. Creo que Il Trovatore podría ser un buen rol para ti, así que vamos a intentar eso. Bien, eso funciona, ahora probemos otra cosa”.  No fue como mirar en un libro que te dijera qué roles deberías cantar si eres una soprano lírico-spinto. Simplemente me decían que probaramos papel tras papel. Fui afortunada de tener gente que “criara” mi voz.

¿Le gusta escuchar grabaciones mientras prepara un nuevo rol?
Me gusta al principio, más para escuchar la orquestación. Por ejemplo en Norma, cuando la orquesta toca realmente fuerte, sé que ahí tengo que dar un poco más. Y, ocasionalmente, me gusta escuchar grabaciones por ejemplo de Maria Callas, escuchar lo que ella hizo con el rol. Porque la gente como Montserrat Caballé estaba más cerca de Bellini o de Verdi en su generación de lo que yo lo estoy en mi generación. Las cosas se van legando de generación en generación. Y uno no tiene en cuenta lo que ellas aprendieron de la generación anterior a ellas, que estaba aún más cerca del tiempo de Verdi. Así que cuando escucho eso, estoy escuchando la tradición. Pero luego pongo mi sello personal en ello. Creo que es importante escuchar a cantantes del pasado porque continúan con la tradición.

Su agenda para 2015 está ocupada por Bellini y Donizetti. Va a cantar las tres reinas de Donizetti (Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereaux) y, por supuesto, Norma. ¿Alguna idea de un nuevo CD en solitario sobre estos compositores?
Si me dieran un dólar por cada vez que alguien me hace esa pregunta… (risas). El problema es que estoy tan ocupada cantando Bellini y Donizetti esta temporada que no tengo tiempo para hacer un disco. Pero realmente me encantaría hacer un disco de bel canto. Quizá cuando pase esta temporada… tengo un poco más de tiempo libre la temporada próxima y quizá lo estudiemos. Pero sí que quizás haya un DVD de Norma. Son buenas noticias.


También mantiene sus roles de Verdi. Cantará Aida en marzo y Amelia de Un Ballo in Maschera en abril. ¿Y Puccini? ¿Alguna fecha para este compositor?
Sí, tengo muchas Toscas. Me encanta cantar Tosca… También voy a hacer de nuevo Manon Lescaut, que sólo la he hecho una vez, creo que en 2016. Pero nada más que eso por el momento. Quizá una Fanciulla del West, quizá Turandot cuando tenga unos cincuenta (así que en cinco o seis años). Pero ahora mismo estoy muy contenta con lo que estoy cantando. El único nuevo rol que voy a añadir es La Forza del Destino, y eso será en 2017 o 2018. Añadir nuevos roles es muy estresante y requiere mucho tiempo, quiero mantener lo que he estado haciendo tanto como pueda.

Y para terminar. Después de haber cantado Norma y Tosca, los dos roles con los que siempre había soñado, ¿hay algún otro que al que le gustaría especialmente enfrentarse?
Sí. Me encantaría cantar Eugene Onegin. Sólo lo he hecho una vez… y me encantaría hacer otra vez Rusalka, también lo he hecho una vez. También hay algunos grandes roles que siempre he querido hacer. Realmente me encantaría algún día hacer La Dama de Picas, porque creo que es una música preciosa y una gran historia. Siempre quise hacer Turandot… creo que es una gran ópera y creo que podría venir en mi futuro. Y aparte de eso, soy muy afortunada de haber hecho los dos roles que mencionas y que siempre soñé hacer, desde que era una niña pequeña. Desde que tenía once años he querido cantar Tosca y lo conseguí. No podría haber imaginado que diría eso, haber cantado el rol con el que soñaba cuando tenía once años. Así que todo lo que haga a partir de ahora es simplemente diversión.

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