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Crítica: Gala Rossini en Pésaro

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Autor: Raúl Chamorro Mena
25 de agosto de 2021
Gala Rossini en Pésaro

Flórez de Gala

Por Raúl Chamorro Mena
Pesaro, 22-VIII-2021, Rossini Opera Festival. Piazza del Popolo. Gala Rossini celebrativa de los 25 años de Juan Diego Flórez en el Festival. Música de Gioachino Rossini. Juan Diego Flórez, Marina Monzó, Sergey Romanovsky, Giorgio Caoduro, Pietro Spagnoli, Marta Pluda, Manuel Amati, Jack Swanson. Coro del Teatro Ventidio Basso. Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI. Dirección musical: Michele Spotti.

   Con presencia del Presidente de la República italiana Sergio Mattarella, lo que conllevó un especial dispositivo de seguridad, se celebró en la Piazza del Popolo la Gala que puso punto final a la edición de 2021 del Rossini Opera Festival. A pesar de celebrarse al aire libre, la mascarilla fue obligatoria y la duración del evento limitada a apenas 95 minutos. 

   Después de la visita, con devoción, al mausoleo del simpar tenor Mario del Monaco en el cementerio de San Decenzio y el preceptivo chapuzón en la playa, había que marchar con tiempo suficiente de antelación hacia la Piazza del Popolo, pues los controles de entrada eran exhaustivos y media hora antes del comienzo debían estar todos los espectadores sentados. 

   El evento giraba en torno a la figura del tenor peruano Juan Diego Flórez, que celebraba 25 años desde aquel debut en el Rossini Opera Festival de 1996 con el papel de Corradino de la ópera Matilde di Shabran. Desde luego que un cantante y más en los tiempos que corren, que alcanza esos años de carrera en la cumbre y otros tantos ligado a Rossini y su Festival, merece todo reconocimiento, respeto y admiración. 

   Además de Flórez, otro pilar del concierto fue la Orquesta Nacional de la RAI, notable durante todo el Festival, y la dirección de Michele Spotti, joven director que ya me gustó mucho la primera vez que le ví en el Festival al frente de una función de Il viaggio a Reims de los jóvenes de la Academia. En esta ocasión no tuvimos sólo buen sonido orquestal, también articulación, matices, dinamicas, impulso rítmico y briosos crescendi. El himno italiano sonó magníficamente interpretado por el coro del Teatro Ventidio Basso y la orquesta, que, a continuación, tocó Beethoven, pues interpretó también, el himno de la UE. Si estupenda resultó la obertura de La Cenerentola que abrió el concierto y la de la L'Italiana in algeri, realmente espléndida fue la de Semiramide que combinó sentido de la construcción, elegancia, claridad expositiva y unos crescendi pletóricos de fuerza rítmica.

Gala Rossini en Pésaro

   Ya sea por inquietud personal o porque un tenor estrella no puede ser tal dedicado al repertorio de tenor agudo rossiniano y algunos papeles belcantistas más, el tenor peruano ha ampliado su repertorio hasta el terreno del primo tenore romántico con incursiones en Rigoletto, Traviata, Lucia di Lammermoor, Werther, Manon, Cuentos de Hoffman... Todo ello ha requerido un cambio en la emisión y en una organización vocal construida hacia el agudo en el afán de ganar cuerpo en el centro. Por tanto, Flórez ha perdido cierta flexibilidad, así como brillo, facilidad y punta en la zona alta, pero como canta mucho menos que antes, está más descansado. El que suscribe, desde luego, prefiere oirle en Rossini y es de admirar cómo todavía puede moverse en la cuerda floja, entre las alturas y la pirotecnia de la escritura vocal Rossiniana, repertorio que le ha dado todo, al que no quiere renunciar y cuyo estilo, por descontado, domina totalmente. 

   Un Flórez entusiasta, bien de voz, aunque favorecido por la amplificación, todo hay que decirlo, desgranó personajes que tanto éxito le han procurado como Le Comte Ory y su dúo con la Condesa «Ah! Quel respect», en el que con el timbre sano y liberado desde el primer momento, irónico, dominador de la situación se vió adecuadamente acompañado, aunque faltó algo de complicidad entre ambos, por la soprano española Marina Monzó, que hay que subrayar fue el tercer pilar del concierto. Timbre sano, juvenil, limpio, bien emitido, facilidad en la zona alta y la coloratura, buen gusto en su canto y la capacidad para defender papeles muy variados justificaron que Monzó fuera el segundo crédito de la locandina. 

   Como única pieza solista, Flórez interpretó la inspiradísima aria de Idreno «La speranza più soave» de Semiramide, en la que la espontaneidad de la emisión, factura del canto legato y franqueza de la expresión lírica en el cantabile dieron paso a la coloratura liberadora y catárquica de la cabaletta con coro en la que el peruano, junto a un ascenso, no tan desahogado como antaño, pero firme, desgranó limpiamente las incesantes cascadas de notas. 

   No podía faltar en la Gala el Corradino, papel de gran exigencia virtuosística, que consagró su debut precipitado por la vía de la sustitución de Bruce Ford en el Festival de 1996. El espléndido quinteto «Signor, men vado o resto?» demostró que Flórez aún podría cantar el papel, ya que, sin esa facilidad y frescura de antes, pero con mayor cuerpo vocal, puede seguir ejerciendo el funambulismo vocal de Corradino.

   Sergey Romanovsky quiso desquitarse de su cancelación en la Gala del 40 aniversario del ROF y volvió a proponer una de las piezas más temibles de toda la literatura vocal operística, el aria de Pirro de la ópera Ermione «Balena in man del figlio». El canto di sbalzo con tremendos saltos interválicos, la intrincada coloratura di forza, los repetidos descensos a la franja grave... terminaron por hacer mella en el tenor ruso que quebró alguna nota y bordeó el incidente vocal en un par de ocasiones más. En fin, estamos ante un fragmento casi «incantable» desde la óptica actual, claro. Para Andrea Nozzari sería fácil. En el apartado buffo, Giorgio Caoduro solventó la desopilante agilidad del aria de Filippo «Quando la fama altera» de la ópera La Gazzetta, e impuso en su canto sonoridad y acentos sobre la nobleza. Mucho peor Pietro Spagnoli en una anodina, plana, monótona interpretación de la genial «Medaglie incomparabile» que canta Don Profondo en Il viaggio a Reims. De esta última se interpretó también el sexteto «Zitti... Non canta piú» con participación de Flórez al igual que el sublime Final de Guillaume Tell, que puso punto final al concierto como igualmente ocurrió en la Gala del 40 aniversario del ROF celebrada hace dos años.

Fotos: Festival Rossini de Pésaro

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