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Reportaje: George Jackson dirige a la Sinfónica de Castilla y León, con un estreno en España

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Autor: Agustín Achúcarro
1 de noviembre de 2023

La compositora Anna Clyne e Ignacio de Nicolás, flauta solista de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León [OSCyL], dan su visión de este concierto

George Jackson dirige esta semana a la Sinfónica de Castilla y León

La Sinfónica de Castilla y León estrena Glasslands en España

Un reportaje de Agustín Achúcarro
Obras de Antonin Dvorák y Anna Clyne conforman el concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León [OSCyL] de esta semana, bajo la dirección musical de George Jackson. Del primero, su Sinfonía nº7 y la Obertura Domoj muv (Mi hogar); de la segunda Glasslands (Tierras de cristal), una obra realizada por la compositora citada para la OSCyL, la Sinfónica de Detroit, Radio 3 de la BBC, la Filarmónica de Naples/Artis Naples y el Centro Nacional de las Artes de Canadá.

   Para comentar aspectos de este concierto contamos con la propia Anna Clyne y el flauta solista de la OSCyL, Ignacio de Nicolás. Él, natural de Soria, es el nuevo titular de flauta. «Es un trabajo que me apetecía mucho, con el que estoy encantado, conseguirlo ha sido una pasada». «Entrar en una orquesta, ganar una audición y hacerlo de principal es maravilloso, y en ello también influye el factor suerte». Una situación de la que el flautista se siente muy satisfecho, debido a circunstancias como que «la OSCyL fue la primera orquesta que escuchó en su vida, en un Otoño Musical soriano», al hecho de que su actual compañero de atril, Pablo Sagredo, «fuera al primer flautista que escuchó» y a que «ya hubiera tocado no pocas veces con la orquesta».   

   Al margen de Dvorák y su obra, el acontecimiento de este concierto es el estreno en España de Glasslands, de la compositora londinense inglesa Anna Clyne, que inicia así su residencia con la OSCyL. «Empecé el proceso creativo de la obra con la lectura de algunas leyendas irlandesas, cuando me crucé con la historia de las bansheesl, espíritus femeninos que comunican la muerte de un familiar lamentándose en el silencio de la noche». «Después, traduje los sonidos en música tomando los elementos de la historia, e hice la obra en tres movimientos», explica Clyne. A la autora, que está en un momento álgido de su carrera, le encanta escribir para orquesta. «Esto me permite pintar el sonido, y para ello frecuentemente doblo las líneas melódicas en el saxo con instrumentos de la orquesta, para crear nuevas sonoridades». «A veces, mantengo notas de la melodía para generar resonancias en la orquestación». En resumen,  Clyne ha buscado un determinado propósito. «Mi intención ha sido crear una pieza con muchos contrastes».

   La solista Jess Gillam, a la que la compositora considera una solista formidable, es una de las razones por las que Clyne ha creado esta obra para saxofón. «Estoy encantada de haber compuesto un nuevo concierto para Jess, pues una de las cosas que me encanta de ella es el rango de emociones que es capaz de evocar, lo que me permite escribir música con mucho contraste, de tierno y lento, a rápido y agitado». «Así que esta obra pone a prueba el sonido del saxo, desde sus timbres más agresivos a los más melodiosos».

   Prosigue Clyne recordando una fecha: 18-2-2023. «Ese fue el día del estreno en el Orchestra Hall de Detroit». «Estaba emocionada por poder oír a Jess interpretar el estreno de Glasslands, y su versión fue fantástica». «No podía imaginar una figura mejor para estrenar mi obra». Lo que le lleva a Clyne a pensar que volverán a producirse todas esas sensaciones en este estreno español. «Estoy deseando volver a poder escuchar la obra con ustedes».

   Ignacio de Nicolás, el flauta principal de la OSCyL, es sin duda un testigo de primer nivel de la interpretación de Glasslands. «La obra de Anna Clyne es curiosa». «La leímos sin la solista y estábamos todos un poco como sin entenderla, y al interpretarla con ella todo cobró sentido». El flauta se ha sentido a gusto en los ensayos de esta obra. «Se nota mucho que la compositora sabe escribir para nuestro instrumento, pues todo es perfectamente tocable». Al preguntarle sobre Jess Gillam se deshace en elogios. «La parte de saxofón es de un enorme virtuosismo y Jess es increíble como toca». «No tengo palabras, es una barbaridad lo que hace». Circunstancias que le llevan a concluir que «la obra va a gustar mucho».

   Centrándose ya en las dos obras de Dvorák, Ignacio de Nicolás comienza hablando de la que abre el programa. «La obertura me da la impresión de ser algo menor, pero no le faltan esas melodías maravillosas, pegadizas, con unos temas que se van repitiendo». Por lo que se refiere a la sinfonía, el flautista siente admiración. «Se toca poco y es una maravilla». Desde mi perspectiva, desde el puesto de las maderas, es una sinfonía más difícil que la nº 8 o la nº 9, porque para nosotros es bastante expuesta, y no solamente para las flautas primeras, sino para las segundas». Afirmación esta última que el flautista aclara: «Es verdad que Dvorák escribe mucho en sus sinfonías para las maderas, por lo que tenemos muchos solos, no exclusivamente los primeros; y ésta obra es especialmente complicada por la afinación, porque te quedas muy expuesto, porque escribe para nosotros como si fuéramos cuerdas y no te deja pausas, si acaso cinco o seis compases de espera». Y la admiración que siente por esta sinfonía le lleva a de Nicolás a valorar un detalle. «Me gusta el juego que hay entre las maderas; de repente mi compañera segunda tiene un solo, por encima de mí y yo estoy acompañando». «Es algo que resulta muy chocante el primer día de ensayo, pero luego ese cambio de papel es, en realidad, muy divertido y gratificante».

   En cuanto a la labor realizada por la dirección, de Nicolás advierte previamente que «la directora prevista inicialmente, Elena Schwarz, ha cancelado por enfermedad y la ha sustituido el director inglés George Jackson. «Su llegada ha sido de ultimísima hora, creo recordar que nos enteramos el domingo pasado». De Nicolás le da al director británico el mérito de «haber mantenido el programa previsto» y que su labor «ha sido impecable». «Ha empleado una postura práctica al 100%, lo tenía muy claro». «En el primer ensayo-prosigue de Nicolás- tocamos la sinfonía entera y el director se hizo una idea mental de lo que tenía que trabajar, e insistir algo más, y eso mismo lo ha hecho con el concierto para saxo». «Creo que, dadas las circunstancias, el resultado va a ser muy bueno, porque sabe mantener la chispa de los músicos, y que estén muy atentos y motivados».

   Todavía le quedan a Ignacio de Nicolás hacer algunas referencias sobre su labor de flauta de la OSCyL. «El trabajo de solista es duro, llevo muchos años siéndolo en otras orquestas, pero nunca acabas de acostumbrarte, porque es un ritmo muy exigente, con mucha responsabilidad, aunque no llegue a la que tienen un médico o un maestro». «Cuando he sido músico freelance, contaba con más días para prepararme, aunque la vida sea más loca, yendo de un lugar a otro, pero tienes la potestad de poder escoger o rechazar un determinado proyecto». Al ser solista de una orquesta las cosas cambian, tal y como lo ve de Nicolás. «La semana anterior, con la música de película para la SEMINCI, al verla en el planning, piensas que va a ser un esfuerzo más relajado, y en cuanto llegan las partituras te das cuenta que es muy complicado». «Y ahora estoy pensando en el concierto de la semana que viene, a pesar de estar en mitad de los ensayos de éste, y pienso en que llega el director titular con Cenicienta de Prokófiev, que es dificilísima, así que en mi puesto de solista de la OSCyL estoy encantado y cansado, a la vez».

Foto: OSCyL

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