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Crítica: Gerardo Bullón recuerda a Picasso en el Teatro de la Zarzuela

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Autor: Raúl Chamorro Mena
1 de marzo de 2023

Crítica del espectáculo Don Pablo… ¿con brocha? del ciclo Notas del ambigú del Teatro de la Zarzuela, protagonizado por el barítono Gerardo Bullón acompañado por el pianista Ramón Grau

Gerardo Bullón en el Teatro de la Zarzuela

«El barbero de Picasso»

Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 27-II-2023, Teatro de la Zarzuela. Notas del ambigú. Don Pablo… ¿con brocha? Conmemoración de los cincuenta años de la muerte de Picasso. Gerardo Bullón, barítono. Ramón Grau, piano. Espectáculo escrito y dirigido por Enrique Viana.

   Eugenio Arias (1909-2008), natural de la bella localidad de Buitrago de Lozoya, conocido como «el barbero de Picasso» fue mucho más que eso, fundamentalmente, gran amigo, camarada y confidente del artista en su exilio francés. Arias se instaló en la localidad de Vallauris al término de la guerra civil española donde instaló una peluquería a la que Pablo Picasso acudió fielmente desde 1947 labrándose una profunda amistad entre ellos hasta el fallecimiento del artista en 1973. Una amistad cimentada, sobre todo, en largas conversaciones en las que el tema fundamental y recurrente era España. La añoranza, la nostalgia, el recuerdo perenne, el deseo de que la libertad retornara a su país, pues a ambos «les dolía» profundamente España. 

   En este año que se conmemora el 50 aniversario de la muerte del genial artista malagueño cuyo cadáver veló el propio Arias, el Teatro de la Zarzuela ha presentado este espectáculo «Don Pablo… ¿con brocha?» que se ofrece en dos días consecutivos, 27 y 28 de febrero, en el ambigú del coliseo de la Calle de Jovellanos. La representación, escrita y dirigida por Enrique Viana, evoca esa estrecha amistad entre Eugenio Arias y Pablo Picasso, trasladando en el tiempo el salón de peluquería del primero en Vallauris al ambigú del Teatro de la Zarzuela. El espectáculo arranca con una llamada del pintor desde el más allá y evoca, con el estilo particular e inconfundible de Enrique Viana, con sus virtudes y defectos, la afinidad ideológica entre ambos, el exilio, el hambre, que consolidó la pasión por la buena comida de ambos camaradas, la nostalgia y recuerdo imperecedero de España, las corridas de toros, y la esperanza nunca perdida porque la libertad retornara algún día a su querida tierra. Asimismo, el cuadro, de sesenta minutos de duración, permitió escuchar piezas poco frecuentes de nuestro género lírico y se beneficia del protagonismo del barítono Gerardo Bullón en el papel de Eugenio Arias, que se mostró dominador, desenvuelto, pleno de registros, como actor, además de apabullante vocalmente. Desde el relato de Ricardo de El cantante enmascarado de Fernando Díaz Giles, el timbre bello, timbradísimo y de genuina nobleza baritonal de Bullón llenó la pequeña sala y se expandió por el foyer y vestíbulo del teatro, desde donde llegaban los ecos y resonancias de los ricos armónicos de su voz. La generosidad vocal del barítono madrileño y su factura musical brillaron en la hermosísima «Carretera castellana» de la zarzuela estrenada en Barcelona en 1924 Por una mujer de Juan bautista Lambert (1884-1945) sobre texto de Antonio Paso y Ricardo González del Toro. No se conformó Bullón con el nada fácil expediente de alternar actuación, recitado y canto en solitario –eso sí, con la colaboradora presencia del buen pianista Ramón Grau-, también ofreció un número de magia, en el que tragó varias cuchillas por la boca para después sacarlas insertadas en un hilo, con un sugestivo acompañamiento de atmósfera Oriental, fantasía para flauta de pico, compuesta e interpretada por el propio Grau. 

   Como ya he señalado, Ramón Grau demostró ser un magnífico acompañante, pero también un músico de sólida factura, pues, además de tocar con la flauta de pico una composición propia, aportó innumerables motivos musicales desde el teclado, además de brillar en un intenso, a pesar de cierta borrosidad en la exposición, Improptu de Usandizaga.

   La inconfundible frescura melódica de Manuel Fernández Caballero asoma por los cuatro costados en la magnífica romanza «Son los bailes de máscaras» de la poco conocida Mis dos princesas estrenada en 1879 en el propio Teatro de la Zarzuela. Bullón canto e interpretó magníficamente la chispeante pieza. Otra belleza, la romanza de José Dolores de Cecilia Valdés de Gonzalo Roig, fue expuesta por el barítono madrileño con todo su lirismo envolvente y arrebatado. 

Gerardo Bullón y Ramón Grau en el Teatro de la Zarzuela

   El potpourri con los couplets de Escamillo de Carmen, «café de chinitas» y «Capote de grana y oro» simbolizó apropiadamente la pasión por la tauromaquia de Picasso y permitió a Bullón aligerar su caudal vocal, incluso en los caracoleos del mencionado pasodoble que Quintero, León y Quiroga dedicaron al Titán del toreo Manuel Rodríguez, Manolete. Ejemplo de pasodoble taurino señero, Marcial ¡eres el más grande!, que adquirió una dimensión especial interpretado con el apasionamiento y potencia vocal que aplicó Bullón, quien puso brillante broche feliz y alegre a la velada –ataviado con capa española, la prenda con la que Eugenio Arias cubrió la salma del genial artista malagueño- con el brindis de El cantante enmascarado, opereta de Fernando Díaz Giles estrenada por el gran Marcos Redondo en 1934. Aprovecho para solicitar al Teatro de la Zarzuela la programación de la gran obra de Giles, El cantar del arriero

Fotos: Facebook Teatro de la Zarzuela

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