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Crítica: Gustavo Dudamel y la Orquesta del Encuentro cierran temporada en Oviedo

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Autor: Nuria Blanco Álvarez
28 de junio de 2021
Gustavo Dudamel

Reencuentro con Dudamel

Por Nuria Blanco Álvarez | @miladomusical
Oviedo. 25-VI-2021. Auditorio Príncipe Felipe, Oviedo. Conciertos del Auditorio. Variaciones Goldberg Verklärte Nacht (Noche transfigurada), op. 4 de Schönberg. Serenata para cuerdas en do mayor, op. 48 de Chaikovski. Orquesta del Encuentro. Gustavo Dudamel, director.

   Los Conciertos del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo clausuran su temporada con la participación de la Orquesta del Encuentro bajo la dirección de Gustavo Dudamel. Se trata de un proyecto en la línea de la Fundación Barenboim-Said que promueve el espíritu de paz, diálogo y reconciliación a través de la música, sobre todo con la Orquesta West-Eastern Divan con sede en Sevilla, aunque la idea de Dudamel se decanta más bien por seguir la estela del Sistema venezolano del que surgió precisamente el carismático director. Como es sabido, el “Sistema”, fundado por José Antonio Abreu, aboga por la educación musical como instrumento para la transformación social, en un principio para las clases menos favorecidas de Venezuela donde el acceso a los estudios musicales no es fácil, tal y como decía el músico “la educación es la vía para lograr una sociedad más perfecta, más consciente, más noble, más justa”. Es ahora la Fundación Dudamel, copresidida por su esposa, la actriz española María Valverde, la que da un paso al frente al crear la Orquesta del Encuentro como “una forma de explorar la unidad cultural y celebrar la armonía, la igualdad, la dignidad, la belleza y el respeto a través de la música” tal y como rezan sus estatutos.

    La orquesta está formada por jóvenes talentos, fundamentalmente hispanoamericanos, que han recalado en Oviedo para su debut europeo procedentes de países como España, Portugal, México, Venezuela, Chile, Bolivia, Perú, Nicaragua, …, hasta contar con 12 nacionalidades distintas, reunidos al fin hace una semana para preparar estos conciertos tras la obligada separación pandémica. El propio Dudamel explicaba este asunto en mitad del concierto, donde además recordaba su paso por ese mismo escenario hace más de 12 años para dirigir la Segunda Sinfonía de Mahler con la Orquesta del Sistema tras recibir en Oviedo el, por entonces llamado, Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008. En esta ocasión ofreció, siempre de memoria, una versión para cuerdas de Noche transfigurada de Schöenberg y la Serenata para cuerdas en do mayor, op. 48 de Chaikovski, con una agrupación que derrochó energía y entusiasmo. Durante la interpretación de la primera de ellas resultó verdaderamente emocionante observar la entrega de los muchachos y cómo se mecían al unísono en una comunión también sonora con unos fraseos impecables. La atmósfera creada por el pianísimo final fue aprovechada por su maestro para regodearse en un minuto final de silencio, dejando que la música respirase antes de los aplausos de la audiencia. La segunda de las piezas fue interpretada con la pasión propia de la juventud y una obediencia exquisita a las demandas del director, con unas dinámicas muy cuidadas, especialmente conseguidas en los momentos más delicados de la partitura.

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