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Crítica: Maximiano Valdés y las hermanas Labèque en Murcia

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Autor: José Antonio Cantón
13 de febrero de 2023

Crítica el concierto protagonizado por Maximiano Valdés y las hermanas Labèque en la temporada de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia

Hermanas Crítica de las hermanas Labèque

Éxito de las hermanas  Labèque

Por José Antonio Cantón
Murcia, 9-II-2023.  Auditorio y Centro de Congresos ‘Víctor Villegas’. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM). Solistas: Katia y Marielle Labèque (piano). Director: Maximiano Valdés. Obras de Fanny Mendelssohn, Wolfgang Amadeus Mozart y Robert Schumann.

   Dos atractivos se concitaban en el quinto concierto de temporada de la ÖSRM; por un lado, poder escuchar la única pieza para orquesta que compuso la hermana mayor de Félix Mendelssohn, Fanny, una magnífica e inquieta creadora musical con casi cinco centenares de composiciones en su catálogo, y la presencia de uno de los dúos de piano más famosos a lo largo de más de cinco décadas, el formado por las pianistas vasco-francesas Hermanas Labèque, que han liderado el ranking de intérpretes en el panorama internacional sobre este particular formato musical. La intervención desde el pódium del maestro chileno Maximiano Valdés, con experiencia artística muy reconocida en ámbito orquestal español, venía a garantizar la exposición de las bondades del resto del programa.

   Éste se inició con la Obertura en do de la mencionada Fanny Mendelssohn, que iba descubrir a gran parte del público presente la musicalidad de esta compositora que fue olvidada durante décadas lo que impidió que su obra fuera disfrutada por muchas generaciones de melómanos. Director y orquesta se adentraron en su compases con fluida interacción en los dos aires que integran esta pieza, haciendo sereno el primero y cantando con elegancia el segundo. Ambos sustanciaron la sonoridad del instrumento orquestal dejando, como presentación, una sensación estimulante en el oyente.

   Fue el Concierto para dos pianos y orquesta en mi bemol mayor, K 365 de Mozart la obra que interpretaron a continuación las Hermanas Labèque, destacando, de entrada, cómo tienen interiorizada la obra de una manera orgánica siguiendo la esencia de la forma «concierto doble» heredada del barroco, asumiendo su rica individualidad musical desde una proyección constante al discurso dialogado con la orquesta, sentido que en estas pianistas se revela con una de sus señas de identidad; virtuosa cualidad que hacen valer siempre en todo tipo de repertorio. La expresividad de su coloquio adquiría esa mágica univocidad que hacía que los dos instrumentos, muy certeramente afinados y equilibradamente entonados en carácter tímbrico, funcionara acústicamente como un único elemento sonoro que, por su duplicada magnitud, se mostraba en paridad dinámica con la orquesta, favoreciéndose así un deseable balance de concertación, conseguida realidad que propició la agradable y placentera escucha de esta genial obra de Mozart.

   Si en ésta todo se manifestó con orgánica espontaneidad por parte de las solistas, a la que se sumó la serena elegancia que surgía de la batuta, la tensión creciente que determina Philip Glass eu el último tiempo de su obra Four Movements for Two Pianos funcionó como un gozoso revulsivo que tocaron como bis en respuesta a la entrega del público. Supuso un estimulante contraste favorecido por esa identificación que tiene este dúo con la música del compositor de Baltimore, que llegó a dedicarle un concierto con el que las Hermanas Labèque han difundido espléndidamente su música por el mundo con gran éxito como el que han obtenido en esta ocasión con la ÖSRM, que se encuentra en un momento dulce de forma.

   La Sinfonía Renana de Robert Schumann cerraba la actuación poniendo a prueba la capacidad de la orquesta que llegó a mostrarse fácil en articulación, sólida en sonido y compacta en conjunción lo que facilitaba la función del director que, desde su cinética pausada, generaba paradójicamente el impulso necesario que requiere la tensión sincopada necesaria indicada en el carácter Vivace del movimiento que abre la obra. Consiguió dar ese sentido folclórico en el que se sustenta el segundo; un curioso scherzo de estructura variable. Asumió con natural temple la solemne expresividad coral que ofreció la ÖSRM en el cuarto, demostrando la calidad de su sección de metales después del delicado sentido liederístico dado al tercero, para finalizar con el quinto, de nuevo, con esa fuerza ya mostrada en el primer tiempo, destacando el tenso ardor conseguido en la rápida coda, que dejó una jubilosa sensación en el público, al que dirigió unas palabras el maestro Valdés, ponderando muy positivamente la calidad musical de la formación murciana, a la que había que preservar como uno de los patrimonios culturales y artísticos más importantes y significativos de la Región de Murcia.

Fotos: Marcial Guillén / Auditorio Víctor Villegas

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