Crítica de José Amador Morales de Il Combattimento di Tancredi e Clorinda de Monteverdi en el Festival de Ópera de Sevilla
Mejor recitado-cantado que combatido
Por José Amador Morales
Sevilla. Real Fábrica de Artillería (Patio de Carlos III). 1 de Octubre de 2025. Claudio Monteverdi: Il Combattimento di Tancredi e Clorinda (“Amor y luchas en los madrigales de Monteverdi”). Francisco Fernández Rueda, tenor; Víctor Sordo, tenor; Rocío Martínez, soprano; Anna Alàs i Jove, mezzosoprano. Orquesta Barroca de Sevilla. Fausto Nardi, dirección musical. Joan Antón Rechi, dirección escénica. Producción del Festival de Peralada.
El recién creado Festival Ópera de Sevilla ha recuperado la producción que, en torno a Il Combattimento di Tancredi e Clorinda de Monteverdi, se estrenada originalmente en el Festival de Perelada en 2016 y cuya presentación en Sevilla cuatro años después debió cancelarse – en lo escénico, no en lo musical – debido a las restricciones de la pandemia. Bajo el título genérico de “Combattimento: amor y luchas en los madrigales de Monteverdi” se trata, pues, de una suerte de homenaje escénico al compositor de Cremona construido, además del que le da título, a partir de diversos madrigales que exploran contrastes expresivos y emocionales.
La puesta en escena diseñada por Joan Antón Rechi, sitúa la acción en un ring de boxeo como metáfora visual del “combattimento”, en una imagen que nos recordaba bastante a aquél montaje de Jossi Wieler y Sergio Morabito para la Stuttgart Staatstheater en 2017. Mientras que Il Combattimento di Tancredi e Clorinda cobra fuerza y sentido teatral plenos en esta propuesta escénica, el impacto se diluye durante el resto de piezas que la complementan ya que se van sucediendo en un ambiente ritual y simbólico en donde la ausencia de acción (añadida a la de unos subtítulos que sólo podían leerse desde la primera fila) terminó por desconcertar un tanto al espectador. Así pues, tras la intensidad musical y escénica de la primera parte, a cargo de Rocío Martínez (Clorinda), Francisco Fernández Rueda (Tancredi) y Víctor Sordo (narrador), la audacia teatral cedió, salvo en algunas piezas de lucida coreografía como en “Chiome d’oro”.
La inmensa belleza de estas piezas procedentes de los Libros VII, VIII y IX de madrigales así como con otras obras de carácter escénico del propio Monteverdi (particularmente el célebre “Lamento d’Arianna” y el dúo final “Pur ti miro” de L’incoronazione di Poppea), estuvo bien servida gracias a la calidad de los intérpretes.
En cuanto a las voces, destacó el fraseo elegante, timbrado y expresivo de un musicalísimo Francisco Fernández Rueda que volvió a demostrar su adecuación en el arte del recitar cantando monteverdiano; virtudes con las que brindó, ya hacia el final de la velada, un “Et è pur dunque vero” inolvidable. Muy expresiva y de gran proyección vocal, la mezzo Anna Alás que no participó en el “combate” en sí pero que pudo desquitarse con un lamento de Arianna conmovedor. Adecuación estilística y entrega también la encontramos en la actuación de Víctor Sordo, con un canto refinado aunque en ciertos momentos tendente al engolamiento, o en la de Rocío Martínez, de voz algo liviana pero que también terminó convenciendo con una preciosa línea de canto y musicalidad en “Si dolce è il tormento”. En lo instrumental, destacó la actuación equilibrada e impecable de los solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla bajo la experta y flexible dirección de Fausto Nardi. El director fiorentino logró imponer un curioso pero acertado equilibrio acústico en el Patio de Carlos III de la Real Fábrica de Artillería ya que, además de estar obviamente al aire libre, el conjunto instrumental estaba dispuesto en el lateral contiguo al escenario.
Fotos: Festival de Ópera de Sevilla
Compartir
