
Crítica de José Antonio Cantón del concierto ofrecido por Il giardino armonico en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, bajo la dirección de Giovanni Antonini y con Isabelle Faust como solista
Esencial Vivaldi de Isabelle Faust
Por José Antonio Cantón
Murcia, 25-IV-2025. Auditorio y Palacio de Congresos ‘Víctor Villegas’. Il giardino armonico. Solista: Isabelle Faust (violín). Director: Giovanni Antonini. Obra: L’Estro Armonico de Antonio Vivaldi (selección).
Una de las citas del principal ciclo musical del Auditorio de la Región de Murcia ha sido la actuación del afamado grupo Il Giardino Armonico, especializado en música barroca. Fundado en Milán el año 1985 por Giovanni Antonini, su director titular desde entonces, y el laudista helvético Luca Pianca, está inmerso en las celebraciones y giras de su cuarenta aniversario. Junto a una de sus colaboradoras más destacadas, la insigne violinista alemana Isabelle Faust, admirada concertista y de reconocido prestigio como profesora en la Universidad de las Artes de Berlín, se ha presentado en el auditorio murciano con una amplia selección de los conciertos que agrupa L’Estro Armonico, Op. 3, de Antonio Vivaldi, título que hace referencia a una específica inspiración musical destinada a la forma concertante.
Con la intervención principal de los violinistas Stefano Barneschi y Marco Bianchi, dos de los puntales de esta admirada formación instrumental, la solista ha llegado a ese entendimiento de coordinación natural que requieren las distintas combinaciones recogidas en esta colección de doce obras que tanto admiraron a Juan Sebastián Bach que le llevó a realizar transcripciones y versiones de alguna de ellas incorporándolas con plena satisfacción a su extraordinario y extenso catálogo. Inmersos en la siempre estimulante y a la vez espontánea dirección de Giovanni Antonini, iniciaron la actuación con el Concierto nº 1 para cuatro violines en Re, siendo muy llamativa la espléndida factura dramática alcanzada en su movimiento central, dada la expresividad lograda por los solistas anteponiéndose brillantemente a la homogeneidad de sonido del resto de la orquesta.
Siguiendo con el orden de exposición establecido en el programa, fue muy destacada también la lectura del Larghetto que tanto realza el Concierto en sol menor para dos violines y un violonchelo obligados que ocupa el segundo lugar de la colección, llamando la atención ese aire de giga que imprimieron a su allegro final. A continuación, como no queriendo esperar más para mostrar el cambio de patrón que supuso pasar de la forma que ofrecía la sonata da chiesa estructurada en cuatro tiempos a los solo tres que se muestran en estas piezas de concierto, interpretaron el Noveno en Re mayor para violín, en el que quedó más patente la singularidad expresiva de Isabelle Faust, realizando un conmovedor Adagio que fue contrastado con la precisa exposición técnica orquestal contenida en la variada estructura que plantea el compositor en el movimiento final. Para terminar la primera parte del programa, solista y orquesta ofrecieron los conciertos quinto y sexto, destacando la espléndida afinación del conjunto instrumental en su manifestación al unísono del allegro inicial del escrito en La mayor y el impulsivo dúo del que cierra esta obra antes de la gran cadencia final. En el siguiente compuesto en La menor, RV 356, todos brillaron en la característica alegría que irradia su primer tiempo, así como en los detalles de abandono de tonalidad que contiene su tiempo Largo, dejando una etérea sensación de lánguida placidez que concentró al máximo la atención del auditorio en el jovial Allegro final.
Con el octavo concierto de la colección, uno de los más apreciados y conocidos de L’Estro Armonico y que refleja con más autenticidad la personalidad de Antonio Vivaldi hasta el punto de hacerse estilísticamente tan reconocible como sus famosas Cuatro Estaciones, Isabelle Faust ofreció lo mejor de su paleta sonora, exhibiendo su arte de articular en el rítmico tercer movimiento en el que Giovanni Antonini desplegó lo mejor de su cinética, dibujando con su gesto todos los efectos sonoros como si tuviera un resorte conectado físicamente a cada uno de los componentes de la orquesta. El concierto se cerró con las últimas tres obras de la colección que permitieron al oyente imaginar cómo, especialmente el duodécimo, ejemplo de cómo se abre el camino de la nueva estructura concertante que nacía en el periodo clásico y que tendría una diferente y más variada proyección en la época romántica. Isabelle Faust demostró un alto grado de concentración en los pasajes de bravura y agilidad, convirtiendo sus soli en verdaderas cadencias con las que exponía lo más y mejor destilado de ser musical como ocurría cuando llegaba a los pasajes de mezza voce, integrando su toque plenamente en la alambicada estilística de Il Giardino Armonico, formación que refleja con su fundador al frente uno de los mejores Vivaldi que se han podido escuchar durante las últimas cuatro décadas.
La satisfacción del público fue plena en emoción y sentimiento como se infería de su cerrado aplauso, lo que hizo que se interpretaran como bises dos allegros de algunos de los conciertos de L’Estro Armonico que no fueron seleccionados en el programa, produciéndose así un continuado implemento estilístico.
Foto: Marcial Guillén
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