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CD: José Menor graba 'Goyescas' de Enrique Granados para IBS

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Autor: Albert Ferrer Flamarich
20 de diciembre de 2017

OTRA REFERENCIA MUSICAL

   Por Albert Ferrer Flamarich
Granados: Goyescas, Crepúsculo, Jácara, Reviere-Improvisation, Intermezzo, El pelele.. José Menor, piano. IBS Classical IBS 82017 DDD 2016.

   El bienio conmemorativo entorno Enrique Granados (1867-1916) ha propiciado la edición de títulos bibliográficos, celebración de conciertos, jornadas de estudio y, por supuesto, lanzamientos discográficos que han recuperado obras en primeras grabaciones mundiales. Una de las figuras que ha contribuido a la expansión de este proyecto en salas de concierto de todo el mundo ha sido el sabadellense José Menor, calificado como “uno de los más reconocidos pianistas españoles de su generación” por The Daily Telegraph. Su gira “in progress” le ha llevado desde la Lérida natal del compositor a puntos tan alejados como Chipre (Pharos Arts Fundation), Alemania, China, Bruselas, Londres, Palm Beach en Florida Lugano (Festival Progetto Martha Argerich) y Nueva York, primero en Di Menna Arts Center y después en el Carnegie Hall. Siempre con gran éxito de público y crítica.

   El programa que más veces ha defendido, “Granados y Goya: un mundo de amor y muerte”, incluye todas las obras para piano inspiradas en el pintor aragonés. Por ejemplo, Reverie que Granados compuso en Nueva York durante el período de ensayos de la ópera Goyescas, grabada y transcrita a partir del rollo de pianola. Se trata de una improvisación sobre otra obra, un esbozo, titulado Crepúsculo. Jácara también es una obra independiente que anticipa el tema del Epílogo de Goyescas (que aparece por primera vez en Coloquio en la reja de la suite), y también una melodía en la que el compositor se basó después para el tema del Intermezzo. Precisamente éste es el repertorio que Menor ha grabado para el sello IBS Classical, lo que supone un hit por la compilación, por la primera grabación mundial de la citada Crepúsculo y por ser una de las versiones más singulares de toda la discografía de las dos suites Goyescas.

   Ciertamente no abundan las referencias discográficas de esta obra maestra del piano español y cima inagotable del pianismo universal, como también lo es la Iberia de Albéniz. Sin embargo y pese a esta cortedad numérica, la mayoría de las versiones son acreedoras de excelencia, cuando no, de una calidad excepcional. José Menor demuestra en esta grabación madurez, integridad y un trabajo profundo de investigación basado en un innegable sentido de unidad estilística y conceptual. Desde los primeros compases define el carácter de las obras con una lectura musculosa y con abundante de pulpa sonora en todo el espectro sonoro. No apuesta por el aliento poético de un Achúcarro ni busca la autoridad radiante de de Larrocha o Sabater. Menor construye un universo rico y complejo, con convicción y una plausible sinceridad en su propia ejecución sin dejar de imbuir-se de los grandes maestros. La amalgama de sensibilidad, melancolía, elegancia y espontaneidad afirmada en una técnica pulcra, refinada, al servicio de una distinguida serenidad maridada de explosiones pasionales.

   Con ello recrea contrastes a todos los niveles: acordes abiertos, tempi ligeramente más extensos que otras versiones, arcos melódicos amplios en un sugerente juego de densidades, una personal distribución del peso de las voces en las tramas texturales, agilidad en las octavas, elegantes sfumature y una pulsación variada de gran libertad como en “El fandango del candil” cuyo vigor scherzante parte de un buen calibre entre estimulación e impulso y control. También recurre a una estilización de algunas danzas que rozan la deconstrucción como en la jota inicial de Los requiebros, o en la magnífica elaboración contrapuntística de la canción folclórica valenciana de “Quejas o la Maja y el ruiseñor”. Sabe lograr pequeños efectos con un toque apasionado sutilmente rapsódico que aleja su Granados de las tipificaciones marshallianas. Como el mismo José Menor expone en las notas de carpeta, toma libertades que distan del canon de las partituras editadas e incluye cambios de acordes que confieren una visión estructural y dramatúrgica con diferencias muy significativas. Una de ellas remite a la modernidad. Otras, a un espectro mucho más próximo de lo habitual respecto a Liszt y Schumann, eternas sombras en la música instrumental del compositor catalán.

   Por otro lado, cuando el pathos es evidente en la partitura, no lo fuerza. Lo expone con naturalidad (como en Intermezzo), a la par que dota de sentido las repeticiones y modulaciones otorgando la necesaria cualidad expresiva (las coplas de “Los requiebros”) y genera suspense en pasajes como la coda de “Quejas, o La maja y el ruiseñor”. A su vez, también apuesta por el drama gracias a arcos sonoros fantásticos recreados con una articulación nítida, un fraseo expansivo pero sometido a juegos de tensión bien sea por inflexiones dinámicas o por acentos rítmicos. Un ejemplo claro son los contratiempos marcados en el “Epílogo” o el firme sentido color e intimismo el final de “Los requiebros”.

   Además, se trata de una interpretación que vivifica lo que Luca Chiantore definió como auténtico protagonista de esta obra más allá de cualquier problema técnico. Es decir, la improvisación. En este sentido, las Goyescas de José Menor transpiran una fluidez, espontaneidad y organicidad que rememoran una de las vertientes en las que Granados destacó como uno de los últimos epígonos de esa gloriosa tradición –desde Bach a Liszt- en una época en que ésta se iba agotando en aras de la partitura escrita y la creciente veneración hacia las obras del pasado. Sin duda, se trata de un disco para gozar y una de las mejores referencias de esta obra y de toda la discografía sobre Granados, especialmente en ocasión del bienio de efemérides. Es una grabación que deja al oyente motivado y satisfecho por su capacidad de aunar la esencia wagneriana, la música de salón y la música popular española como ninguna otra obra en la historia.

   Con una excelente captación sonora, la edición sigue los parámetros de elegancia y calidad del sello. En formato de dijipack, cuenta con unas soberbias notas de carpeta del propio Menor a partir de unos artículos publicados internacionalmente (en la European Piano Teachers Association Magazine en enero de 2017; posteriormente y revisado en la británica Musical Opinion). En ellos incide en la innovación de Granados en el terreno formal más que en el pianístico y los errores de las ediciones oficiales de la partitura cuyas alteraciones más significativas residen en la armonía. Por esta razón, resalta la influencia wagneriana y el uso de leit-motive, la unidad narrativa musical sin descripción de imágenes, pero especialmente en la deformación tonal y el profuso cromatismo en una analogía entre los acordes de Tristán e Isolda y el Epílogo por la común suspensión tonal. En resumen e insisto, se trata de otra referencia innegable con muchas particularidades que garantiza que José Menor y del joven sello IBS Classical puedan estar en los mejores discos mundiales de este 2017.

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