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Opinión: «Laura Mota, pianista». Por Aurelio M. Seco

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Autor: Aurelio M. Seco
10 de agosto de 2025

Artículo de opinión de Aurelio M. Seco sobre la gran pianista española Laura Mota

Laura Mota

Laura Mota, pianista 

Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
Hace años surgió el nombre de un pianista premiado, hoy casi olvidado, cuyos recitales eran un portento técnico difícil de superar, pero tan sutilmente encarnados que el artista sólo parecía estar guiándose a través de la partitura. Sacralizar los textos hasta tal punto es un error, tanto como tener la tentación de considerar dentro de ese concepto artístico a Arturo Benedetti Michelangeli. El arte de este pianista genial, tantas veces mal entendido, es un arte se sutilezas enormes, las de un genio en la historia de la música. Pero aquel pianista galardonado era mucho menos valioso que el italiano. Ese «respeto por las intenciones del autor» enmascaraba en realidad una frialdad reductora que atenazaba la totalidad de su poética por alguna de sus partes. Hay artistas virtuosos valiosos por su potencia técnica, pero menos que otros si hablamos profundidad alegórica. Existe un minimun técnico, pero la sustantividad, lo dijo Gustavo Bueno, se adquiere en el plano alegórico, en el de las Ideas.

   Hoy queremos reivindicar la figura de una gran pianista española, una artista original, cálida y especial, precisamente por poseer cualidades que encontramos en el mundo del arte divino, cualidades cuya procedencia se hace difícil, cuando no imposible, determinar, aunque sí se puedan decir algunas cosas. Se trata de la joven Laura Mota, pianista que, entre otros maestros, se formó con F. Jaime Pantín y, en los últimos años, con Claudio Martínez Mehner, y que está desarrollando una carrera de forma tan independiente y especial como su propia manera de tocar. ¿Qué hay detrás de la madurez indómita y enigmática de la joven Laura Mota?, artista cuyas características nos recuerdan a aquellos pianistas especialmente distinguidos que, como Clara Haskil, uno tiene siempre el deseo de encontrar y descubrir para el mundo por ver en ellos algo misterioso, distinto y esencial.

   Siempre estamos hablando de lo misterioso pero pocas veces lo concretamos, y qué es eso de «lo esencial». De esta forma, el arte del crítico, como el del pintor o el del literato, se vuelve, no ya misterioso, sino vacío e instrascendente. Reinvindicamos hoy el arte de Laura Mota tras haber oído asombrado, de un tirón, su preciosa interpretación del Concierto para piano y orquesta nº 1 de Chopin, en una versión que tuvo lugar en el KKL Luzern, en la que Mota está acompañada por la Sinfónica de Lucerna dirigida por Tung-Chieh Chuang. La grabación, accesible en Youtube, fue una oportunidad que la asturiana obtuvo tras hacerse con el primer premio en el concurso Premio Rahn de Música 2024 para piano, en Lucerna.

  Hay en el arte de Laura Mota un entregarse completa y sinceramente a la música, sin más interés que el mostrarse a través de ella, como fruto de una necesidad profunda, vital. En la versión no hay ni un ápice de amaneramiento ni efectismo, pero tampoco estamos ante una visión convencional o típica si no muy personal. Una versión en la que pianista y música parecen fundirse, encontrando una manera de ser de una serenidad vibrante, de una calidez inquietante. ¿De dónde sale tal potencia sonora? ¿De una manos grandes, pesadas y trabajadas por la experiencia de 50 años? No. ¿De dónde esa manera tan preciosa, directa y templada que convierte lo dulce en dulzura sin titubear? La combinación de sabiduría técnica, conciencia musical y sensibilidad personal hacen de esta versión una delicia interpretativa, y de esta pianista una artista importante y muy especial, cuyo arte rezuma genialidad.

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