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Crítica: Recital de ópera y zarzuela en la Semana Internacional de la Música de Medina del Campo

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Autor: Agustín Achúcarro
8 de noviembre de 2025

Crítica de Agustín Achúcarro del recital ofrecido por Alexandra Zamfira y Javier Blanco en la Semana Internacional de la Música de Medina del Campo, con el piano de Rubén Fernández Aguirre

Semana Internacional de la Música de Medina del Campo

Dos jóvenes con talento

Por Agustín Achúcarro
Medina del Campo, 5-XI-2025. Auditorio Emiliano Allende de Medina del Campo. Alexandra Zamfira, soprano, Javier Blanco, barítono bajo y Rubén Fernández Aguirre, piano. Obras de: Mozart, Bellini, Donizetti, Gounod, Vives, Codina, Arrieta, Giménez, Sorozábal y Chapí. 

   La Semana Internacional de la Música de Medina del Campo siempre se ha caracterizado por poner un especial cuidado en el canto, y lo ha hecho en una doble vertiente, conjugando los recitales de figuras consagradas, con los de jóvenes intérpretes, con un futuro inmenso. La treinta y cuatro edición ha vuelto hacer honor a esa labor, con la presencia de la soprano Alexandra Zamfira y el barítono bajo Javier Blanco, que centraron sus intervenciones en la primera parte en la ópera, y en la segunda en la zarzuela, con romanzas, arias y dúos. Ella, por lo general, mostró una voz bien impostada, homogénea y una proyección clara en toda la tesitura. Y él, destacó por ser un artista de una voz sólida y dúctil a la vez, que no olvida la faceta actoral, y que posee una gran capacidad para transmitir las emociones que conlleva el arte del canto.

   El recital comenzó con los dúos iniciales de Le nozze di Figaro, entre Susana y Figaro. Ambas voces demostraron empaste y un fraseo lleno de intención. Después llegaron interpretaciones como la de «Vi ravisso, o luoghi ameni» a la que Blanco dotó del aliento del belcanto romántico belliniano. Zamfira se desenvolvió con soltura en los pasajes líricos, muy musicales de «Je veux vivre» de Romeo et Juliette de Gounod. Terminaron esta primera parte con el dúo «Au bruit de la guerre» de La fille du régimen, que interpretatron con soltura y gracia. Todo bien llevado y sostenido por un pianista de cantantes de la experiencia de Rubén Fernández Aguirre.

   Con la zarzuela los tres intérpretes volvieron a demostrar su competencia. Ejemplar la romaza «Mi barca, mi barca vieja», en la que Javier Blanco puso sentimiento y lirismo nostálgico. La soprano volvió a lucir delicadeza y un registro central encantador en «Me llaman la primorosa» de El barbero de Sevilla de Giménez. El barítono bajo dejó su impronta en «Despierta negro» de La tabernera del puerto de Sorozábal, muy acertado en la forma de declamar y en la intención puesta en cada frase, con una coloración muy propicia al conjugar cierto lirismo con drama. 

   No se puede dejar al margen la labor del pianista Rubén Fernández Aguirre, tan musical, por su manera de llevar a los cantantes y envolverles con el sonido del piano, sin ahogarles, ni obligarles a forzar sus voces. Él es uno de los grandes pianistas de cantantes y conoce perfectamente cómo adecuar el piano a la voz, sin por eso perder su protagonismo. Fuera de programa interpretaron la habanera «Todas las mañanitas» de Don Gil de Alcalá, de Penella.

   Enlazando con el comentario inicial sobre la relación de la SIMME con el canto, Fernández Aguirre recordó que él, siempre fiel al festival, actuó por primera vez en 2002, precisamente con una soprano del talento, de Elena de la Merced.

Foto: SIMME

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