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Crítica: «Lohengrin» en el Teatro Comunale de Bolonia

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
16 de noviembre de 2022

Lohengrin de Wagner vuelve al Teatro Comunale de Bolonia bajo la dirección de Asher Fisch

«Lohengrin» en el Teatro Comunale de Bolonia

Un evento histórico

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. 13-XI-2022. Teatro Comunale. Lohengrin [Richard Wagner]. Albert Dohmen [Enrique el Pajarero], Vincent Wolfsteiner [Lohengrin], Martina Welschenbach [Elsa de Brabante], Lucio Gallo [Telramund], Ricarda Merbeth [Ortrud], Lukas Zeman [Heraldo], Manuel Pierattelli [Primer caballero], Pietro Picone [Segundo caballero], Simon Schnorr [Tercer caballero], Victor Shevchenko [Cuarto caballero], Francesca Micarelli [Primer paje], Maria Cristina Bellantuono [Segundo paje], Eleonora Filipponi [Tercer paje], Alena Sautier [Cuarto paje], Andrea Argentieri [Richard Wagner], Federico Simone Cetera [Gottfried]. Orquesta del Teatro Comunale, Coro del Teatro Comunale y Coro del Teatro Académico Nacional de la Ópera y balet ucraniano “Taras Shevchenko” de Kiev. Director de escena: Luigi De Angelis. Director musical: Asher Fisch.

   Cita excepcional la de esta velada en el Comunale de Bolonia, la última antes de un largo cierre del Teatro por obras, habiéndose escogido para la ocasión el Lohengrin wagneriano. Se celebra así el 150 aniversario, aplazado por la pandemia, del estreno en Italia de esta ópera, que significativamente tuvo lugar en el templo lírico boloñés en noviembre de 1871, con Verdi presente de incógnito. La relación de Wagner con la ciudad es en efecto especial, habiéndola visitado en 1861, nombrado ciudadano honorario en 1872 y presenciado el estreno de su Rienzi en 1876, todo ello en una atmósfera reivindicativa nacional centrada en el verdianismo milanés que, en defensa de los valores operísticos patrios, clamaba contra la invasión del «cisne nórdico». A comienzos del siglo pasado se colocó en el foyer del teatro un bajorrelieve de bronce en recuerdo del compositor germano, avivando una polémica que se aplacó solo colocando otro simétrico de Verdi cruzando su mirada.

   Lohengrin viene a coronar el primer periodo de la producción wagneriana que, con Der fliegende Holländer y Tannhäuser, empieza a marcar su estilo propio e innovador de la tradición operística, fijando ya sus características principales: la base legendaria anclada en la tradición germánica y el protagonismo de una orquestación llevada a la plenitud de su riqueza y potencia. Terminado en 1848, se estrena en Weimar en 1850 bajo la dirección de Franz Listz, sobre libreto del mismo Wagner, y marca una gran madurez evolutiva.

«Lohengrin» en el Comunale de Bolonia

   Esta nueva producción del Teatro Comunale se vale de la dirección de Luigi De Angelis, del colectivo de artistas Fanny & Alexander, que se ocupa también de la escenografía, iluminación y vídeo. El director decide subrayar la fuerte relación entre el compositor y Bolonia poniéndole también en el escenario, encarnado por Andrea Argentieri, durante algunos interludios o dirigiendo desde un palco lateral en el preludio del tercer acto. Ambienta el primer acto en un tribunal con estrados inspirados en los del juicio de Nuremberg, y es acorde el vestuario de Chiara Lagani de uniformes militares y togas. Respetuoso del libreto, se trata del Juicio de Dios del antiguo proceso germánico medieval, cuyo veredicto se decidía por el resultado de un duelo. Si el acusado era una mujer, se pedía un voluntario para asumir su defensa, y Elsa, acusada de fratricidio, es defendida por la llegada milagrosa de un Caballero que había visto en sueños. La escenografía del segundo y tercer actos es desnuda, en particular la cámara nupcial equipada solo de una escueta tarima, mientras al final, cuando Lohengrin desvela públicamente su identidad, reaparece una parte de los estrados del tribunal. Buena la representación de la foresta y del cisne mediante el vídeo proyectado al fondo y perfecta la iluminación.

   En el podio Asher Fisch, director principal de la West Australian Symphony Orchestra de Perth y Director principal invitado de la Ópera de Seattle. Su extraordinaria interpretación obtuvo un sonido firme y compacto, con máxima limpieza y tersura musical. Subrayó el poderío y fuerza sin estruendo, evidenciando los aspectos contrastantes de esta partitura como el famoso romántico preludio del primer acto donde prevalecen las cuerdas, y los tonos graves de los metales en el segundo. Un trabajo excelente, refinado y detallista logrando un delicado equilibrio entre el escenario y el foso, donde obtuvo una respuesta de gran nivel de la Orquesta del Teatro Comunale.

   Bueno el reparto vocal, donde sobresale Ricarda Merbeth que retrata a una mujer fría y racional. Su actuación tiene dos cumbres dramáticas: el cerco de seducción a su marido para lograr sus fines y la invocación a Wotan y a Freia. Con su magnífica y extraordinaria proyección vocal, vigorosa e incisiva en el fraseo, supera perfectamente las dificultades del segundo acto. No convence Vincent Wolfsteiner en Lohengrin. Sus pianissimos y las medias voces del tercer acto sonaron falseteados, con dificultad en los agudos, además de no lucir el deseable physique du rôle. Martina Welschenbach es una Elsa dulce, romántica, ingenua, con buen timbre y facilidad con el agudo. Albert Dohmen es el Rey que representa la ley y la justicia, pero prefigura la potencialidad de los pueblos germánicos bajo una misma guía y la superación de sus diferencias dentro de un gran estado. Su voz es poderosa y con claro timbre. Buena la interpretación de Lucio Gallo como Telramund, con una línea de canto excelente y robusto timbre aun siendo el único cantante principal no de lengua madre germánica. Buena la actuación de Lukas Zeman, el Heraldo. Buena también la prueba de los cuatro Caballeros y de los Pajes. El grandioso coro exigido por la partitura wagneriana es internacional, preparada por Gea Garatti Ansini la parte local y por Bogdan Plish la ucraniana, y ofreció un canto memorable.

   El público prorrumpió al final en largos y repetidos aplausos, ritmados en varios momentos, con ovaciones para Asher Fisch, Ricarda Merbeth y Lucio Gallo. 

Foto: Andrea Ranzi

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