Crítica de Albert Ferrer Flamarich del libro Los acordes de Orfeo. Ensayos sobre mitos operísticos de Jacobo Cortines, de la editorial Forcola
En la ensayística de los argumentos operísticos
Por Albert Ferrer Flamarich
Los acordes de Orfeo. Ensayos sobre mitos operísticos. Jacobo Cortines. Fórcola Ediciones, Madrid, 2024. 485 págs. ISBN: 978-84-19969-15-6
Con tesón y fino olfato el sello madrileño Fórcola Ediciones se ha labrado un espacio relevante entre la bibliografía musical española de corte ensayístico durante la última década. Lo demuestra Los acordes de Orfeo. Ensayos sobre mitos operísticos del poeta, traductor, escritor y académico Jacobo Cortines (1946) que supone una excelente recopilación, instructiva y entretenida, de 35 artículos y notas al programa escritos entre 1992 y 2022. En su mayoría responden a encargos cuya procedencia aparece en un listado al final del volumen y que justifica la ausencia de títulos operísticos y compositores que nos hubieran deleitado tanto o más que los recopilados en los distintos bloques centrados en torno a las primeras óperas y Monteverdi, Mozart, Beethoven, Rossini, Donizetti, Puccini y Stravinsky.
Aún con el hándicap de que la mayoría de las óperas comentadas poseen una holgada bibliografía al pertenecer al canon del repertorio más habitual, Cortines supera la mera acumulación ordenada de informaciones, datos y, ocasionalmente, opiniones para ofrecernos observaciones de ponderado interés en unos textos muy bien trabados en la correlación de ideas, personajes, personalidades, etc. Gracias a su estilo fluido de fértiles dotes narrativas construye un notabilísimo ejercicio de literatura comparada entre los argumentos operísticos y sus matrices teatrales, novelescas y mitológicas, con una riqueza de matices y variedad de asociaciones -tanto en lo inductivo como en lo obvio,- que convierten este libro en una estimulante lectura de férrea estructura en su unidad. De este modo recrea un microcosmos de referencias humanísticas sobre nuestra vieja Europa. Una Europa cada vez más decadente, poco revisitada y menos revivificada en este aspecto.
Así se percibe en el comentario de Jerusalén Liberada de Torquato Tasso, Tancrede de Voltaire y muy especialmente en las abundantes páginas dedicadas a The Bride of Lammermoor de Sir Walter Scott que destilan no solo la agudeza analítica y una palmaria comprensión lectora como auténticos baluartes de Cortines, sino un despliegue hermenéutico equiparable a la genealogía literaria de La cenicienta (Basile, Perrault, hermanos Grimm), la influencia de Petrarca en los albores de la ópera o la Octavia supuestamente de Séneca en el libreto de Busenello para la Incoronazione di Poppea de Monteverdi. Por otro lado, cauces parecidos dan relieve al capítulo dedicado al libretista, aventuro y personaje polifacético Lorenzo Da Ponte, de quien resume sus memorias centrándose en la relación con Mozart sin escatimar las lagunas informativas existentes que, no por divertidas y amaradas de picaresca, deben esconder cierta injusticia y egocentrismo al respecto. Además, en algún caso y dadas las particularidades como encargo desde algún teatro, el autor también incide en la puesta en escena y la producción correspondiente.
A través de su discurso Cortines plantea preguntas, desprende vida interior y sugiere una rica comunicabilidad dirigida al melómano y al lector en general, buscando aquella intrasubjetividad tan propia de la experiencia musical. Para ello nos hechiza intelectualmente a merced de un pensamiento lúcido, con dosis de crítica sensible y una mirada sincera envuelta en el halo original de reflexión. Algo lógico en quien, al margen de su pasión por la materia, ha devorado una ingente cantidad de lecturas sobre la cuestión. Nótese en la radiografía de la ciudad de Sevilla como arquetipo ficcional y marco para distintas tipologías operísticas; en el detallismo de la poliédrica clasificación de parejas y personajes en Las bodas de Fígaro; en la aguda interpretación etimológica de los nombres en Carmen; así como en las analogías y divergencias entre Rigoletto y Don Giovanni. No menos acertada resulta la confrontación de este último título frente al Fidelio beethoveniano, la magnífica introducción a la Historia de un soldado y la argumentadísima disociación de Tom Rakewell, protagonista de La carrera de un libertino de Stravinsky, nuevamente respecto al mito de Don Juan. Y es que, como señala atinadamente el musicólogo y gran estudioso español José Luís Téllez en el prólogo, otro aspecto sorprendente yace «en el modo en que los textos se solapan unos sobre otros articulando un conjunto unitario y altamente homogéneo cuya lectura permite establecer un esclarecedor recorrido por los avatares de la forma». Ahí queda dicho. En conclusión: que el operófilo no sea perezoso ante esta novedad aún cuando no descubra nada nuevo –cosa poco probable-, puesto que la sustancialidad de las ideas y la perspectiva de las mismas justifican su gratificante lectura.
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