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Crítica: «Louise» de Charpentier en el Festival de Aix-en-Provence 2025

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Autor: Raúl Chamorro Mena
7 de julio de 2025

Crítica de Raúl Chamorro Mena de la ópera Louise de Charpentier en el Festival de Aix-en-Provence 2025

«Louise» de Charpentier en el Festival de Aix-en-Provence 2025

Louise sin París y víctima de incesto

Por Raúl Chamorro Mena
Aix-en-Provence, 5-VII-2025, Théâtre de L' Archevêché - Teatro del Arzobispo. Festival de Aix-en-Provence 2025. Louise (Gustave Charpentier). Elsa Dreisig (Louise), Adam Smith (Julien/El noctámbulo), Nicolás Courjal (El padre/Le chiffonier), Sophie Koch (La madre/Maestra del taller), Annick Massis (La Balayeuse), Marianne Croux (Irma), Carol García (Gertrude), Carolina Bentgsson (Camille). Coro y Orquesta de la Ópera Nacional de Lyon. Dirección musical: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Christof Loy.

   El Teatro del Arzobispo es la sede genuina y tradicional del Festival de Aix-en-Provence, pues el Grande Théâtre de la Provence data de 2007. Se trata de un espacio al aire libre con sillas de madera, poco cómodas, en el patio del antiguo palacio Arzobispal de la ciudad provenzal. Asimismo, Aix cuenta con una espléndida Catedral, mezcla de diferentes estilos arquitectónicos, que alberga joyas como la pintura de Fróment Le Buisson ardent y el claustro del siglo XII.

   Para ardiente el calor que continuaba inexorable este día 5 de julio para recibir el estreno en el Teatro del Arzobispo de la nueva producción de Louise de Charpentier, obra que se ha convertido en una rareza en los últimos tiempos. En un principio, aunque luego, como ya expondré en esta reseña, la puesta en escena de Christof Loy irá por otros derroteros, Louise encarna una especie de verismo a la francesa, un canto a la libertad y emancipación femenina en el seno de un París, tan fascinante como amenazador, que constituye el verdadero protagonista de la ópera.

   La soprano franco-danesa Elsa Dreisig asumió con convicción y compromiso interpretativo el papel de Louise, completando una buena creación escénica. En lo vocal, se trata de una lírico-ligera con timbre aniñado que no viene mal a muchos pasajes de su parte. Sin embargo, sorprende que una soprano de ese rango emita un Do agudo tan abierto en su celebre aria "Depuis le jour", en la que no fue capaz de filar una sola nota. Cierto que la Dreisig fraseó con finura y musicalidad y domina estilísticamente el canto francés, pero tampoco demostró especial variedad ni fantasía en su línea canora.

   El tenor Adam Smith es un nuevo ejemplo de lo que tantas veces escuchamos en los teatros actuales. Una voz interesante, con timbre atractivo y de calidad, manejada con una técnica precaria - esos agudos atacados de gola, tensionados, a la buena de Dios- y un canto intuitivo, con un fraseo ardoroso y encendido, pero sin verdadera compostura. Buen retrato dramático el del padre - convertido en un ser deleznable, un auténtico monstruo, en  la puesta en escena de Loy -  por parte del bajo Nicolas Courjal. En lo vocal, se trata de un buen cantante, musical, sólido en centro y grave, pero que pena en un registro agudo imposible.

«Louise» de Charpentier en el Festival de Aix-en-Provence 2025

   Muy desgastada en lo vocal, la mezzo Sophie Koch acentuó sus dotes dramáticas para dar vida a la madre consentidora. Entre los abundantes secundarios destacar a la veterana Annick Massis de llamativa presencia escénica, la española Carol García, solvente vocalmente, así como la belleza tímbrica y proyección de Marianne Croux. No le faltó factura musical a la dirección de Giacomo Sagripanti, encauzada en un discurso musical ordenado y coherente, con un buen sonido orquestal, empastado y colorido, al frente de una Orquesta de la Ópera de Lyon a notable nivel. Se echó en falta una mayor inspiración y fantasía para que su apreciable labor levantara más el vuelo.

   Como subrayaba más arriba, Christof Loy crea una de sus dramaturgias paralelas y la suerte es que en esta ocasión disponíamos de "libro de instrucciones" en forma de entrevista en el programa de mano. Loy sitúa la acción en el Hospital La pitié Salpetriére de París, famoso por sus avances en el tratamiento de la salud mental y que contaba con una sección dedicada a mujeres "a reformar" ingresadas por maridos y padres. Louise es tratada como una niña por sus progenitores, una especie de cautiva, pero alberga anhelos de libertad. Ella y su madre esperan la admisión en el hospital y al llegar su padre apreciamos que la relación con su hija va más allá de un intenso amor filial. Se trata de una relación incestuosa de abuso que, previsiblemente, se mantiene desde la niñez y ha desarrollado en la muchacha una especie de síndrome de Estocolmo frente a su padre, al que tiene como modelo de cariño. La presencia episódica de Julien, el poeta, el tenor protagonista, que aparece y desaparece en la ópera y no comparece en el ultimo acto, permite a Loy establecer que la relación de Louise con él y su nombramiento como reina de Montmartre es un sueño de la protagonista, típico como vía de escape de criaturas traumatizadas. Al final, Louise sale del Hospital debidamente reformada, dócil y aturdida por la medicación. El doctor resulta ser Julien, pues quién mejor para protagonizar su sueño de libertad y escape, que el propio médico que la trata.

   En fin, la idea está bien desarrollada en escena y no puede dudarse del trabajo en el movimiento escénico y caracterización de personajes -dentro de su propuesta- por parte de Loy. Una buena idea es que, en la escena del taller de modistillas en el que trabaja Louise, están elaborando su propio traje de bodas y ella misma terminará poniéndose el mismo mientras el tenor canta su serenata, dentro de ese gran pasaje onírico que es la base de la propuesta escénica. Sin embargo, el montaje nos hurta al verdadero protagonista de la ópera, la ciudad de París, que apenas aparece tras los ventanales del Hospital en la escena de nombramiento de Louise como Reina de Montmartre. Asimismo, en la primera vez que tengo la oportunidad de ver está ópera, deseaba contemplar sobre el escenario la Louise genuina de Gustave Charpentier sobre libreto propio estrenada en 1900 en la Opéra-Comique parisina.

   Desde luego, el Festival de Aix-en-Provence continúa en su senda de vanguardia escénica, toda vez que en las puestas en escena de sus dos principales títulos de esta edición de 2025, encontranos pederastia, corrupción de menores e incesto paternofilial.

Fotos: Monika Rittershaus

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