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Crítica: «Luisa Fernanda» en el Teatro Real

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Autor: Raúl Chamorro Mena
27 de octubre de 2023

Crítica de Raúl Chamorro Mena de Luisa Fernanda de Moreno Torroba, con Elina Garanca, María José Moreno, Alejandro del Cerro y Luis Cansino bajo la dirección de Karel Mark Chichon

Luisa Fernanda en el Teatro Real

¿Sucedáneo provechoso?

Por Raúl Chamorro Mena
Madrid, 25-X-2023, Teatro Real. Luisa Fernanda (Música de Federico Moreno Torroba). Elina Garança (Luisa Fernanda), María José Moreno (Duquesa Carolina), Alejandro del Cerro (Javier Moreno), Luis Cansino (Vidal Hernando), Milagros Martín (Mariana), Rocío Faus (Rosita/Una vendedora), Quintín Bueno (Aníbal/El Saboyano), Rajiv Cerezo (Don Luis Nogales), Fernando Campero (Don Florito/Un capitán/Pollo 1º). Coro titular del Teatro Real. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Dirección musical: Karel Mark Chichon. Versión concierto.  

   Sentimientos encontrados los que uno alberga después de asistir a esta edición en forma de concierto de la Zarzuela, cumbre de nuestro género, Luisa Fernanda, música de Federico Moreno Torroba y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Para quien, como el que firma estas líneas, ama tanto el género, pues fue mi puerta de entrada al teatro lírico y, en general, a la llamada música clásica, que una estrella de la ópera actual como Elina Garança, no española, sea devota de nuestro género lírico y, además de cantar fragmentos en recitales, decida interpretar una obra completa en cuanto a su partitura musical, es motivo de mucha alegría y agradecimiento, teniendo en cuenta, además y sobre todo, la repercusión Internacional que proporcionará a nuestro género lírico por antonomasia.

   Por otro lado, lo visto en el Teatro Real –después de un primer concierto el día 20 en Las Palmas-, una sucesión de números musicales inconexos, sin los diálogos, que, no lo olvidemos son los que hacen progresar la acción, que más parecía una especie de gala o concierto con fragmentos, que la interpretación de una Zarzuela completa se acercó más a un sucedáneo de la inmortal Luisa Fernanda. Desde luego, el que no conociera la obra, no se enteró del argumento, ni del sentido de cada pieza musical y el resultado global fue desangelado, con los artistas estáticos delante de sus atriles y ni un atisbo de factura teatral.

Luisa Fernanda en el Teatro Real

   No deja de resultar tan curioso como grato, que la mezzo letona haya debutado en los dos principales teatros líricos de Madrid con Zarzuela. En el que lleva el nombre del género con un magnífico recital en 2018 y en el Real con esta Luisa Fernanda en concierto. Título que, por cierto, se había representado anteriormente en su integridad en 2006 con puesta en escena de Emilio Sagi y protagonismo de Plácido Domingo

   Indiscutiblemente, Elina Garança es una magnífica cantante, musical, elegantísima, con un fraseo de alta escuela y que cuenta con un bello timbre, muy bien emitido. Pero no lo es menos, que el papel de Luisa Fernanda, menos lucido que otros de la obra, no lo tiene aún dominado, lógicamente, como tampoco la prosodia de la lengua española, cuya pronunciación fue impecable en cualquier caso. En su primera intervención, el magnífico dúo con Vidal «En mi tierra extremeña» la encontré algo fría y descolorida. Fue asentándose, pero su canto, siempre refinado, careció de mayores acentos, contrastes, calor y gama expresiva. Magnífico el agudo conclusivo del segundo acto «En la paz de un hogar labradoooor» y el «Cállate corazón, duérmete y calla» del fabuloso dúo con Javier en el tercer acto, en el que la letona lució la clase de su fraseo y certificó su mejor momento de la velada. Me gustó más en su recital del Teatro de la Zarzuela de 2018.

   Espléndida la Duquesa de María José Moreno que puede presumir de un timbre lozano, el mismo de siempre, juvenil y luminoso, bien proyectado, adecuadamente apoyado sobre el aire y que llena la sala. Todas sus intervenciones desde el dúo «Caballero del alto plumero» escanciado con clase de gran vocalista y adornado con un filado de bella factura en la misma pieza, tuvieron el sabor de lo caro, del acrisolado y exquisito canto. Todo ello con una admirable naturalidad, la misma con la que desgranó su atractivo fascino sobre el escenario para caracterizar una Carolina más cautivadora que altiva y arrogante. 

Elina Garanca en la Luisa Fernanda del Teatro Real

   El papel de Vidal Hernando, el rico terrateniente extremeño, no sólo es el más lucido de Luisa Fernanda, también uno de los más brillantes para un barítono en todo el género lírico hispano. Dos hermosas romanzas, dos dúos, frases memorables, que cualquier barítono sueña con cantar. Se le podrá reprochar a Luis Cansino, que sustituía a José Antonio López, una emisión poco canónica o que su canto no es especialmente fino, pero no su generosa sonoridad y, lo más importante, el empeño y capacidad para dotar de intención a todo lo que canta. Tuvo problemas en el doble ascenso del «puente de esperanza» y sobró el raquítico falsete con el que concluyó los vareadores, pero, desde luego, en un contexto de versión concierto pura y dura, fría y desangelada, se agradece un cantante como Cansino, que, mediante el acento vocal, la gestualidad y sus dotes actorales, aportó lo poco con sentido dramático y teatral que hubo en la velada. 

   El papel del veleta Coronel Javier le va un tanto grande a los muy líricos medios del tenor Alejandro del Cerro -sustituto de Ismael Jordi- que, sin embargo, mostró un canto siempre musical, que busca jugar con las dinámicas y un fraseo intencionado. La emisión gutural y una zona alta sin afianzar técnicamente dieron como resultado algunas notas abiertas y esforzadas -como el agudo del «águila caudal» en su tan bella como exigente romanza de entrada «De este apacible rincón de Madrid»- y otras, sin embargo, de buena factura como el ascenso de «atrááás» en la escena de la refriega del segundo acto. 

   De libro la Mariana de Milagros Martín, nombre emblemático en el repertorio zarzuelístico de los últimos años. Cumplidor Quintín Bueno como Aníbal, pero deficiente su traducción de un fragmento tan hermoso como la habanera del saboyano. 

   La Orquesta filarmónica de Gran Canaria demostró su notable nivel, netamente por encima de la orquesta que ocupa el foso del Teatro Real, con un sonido bello, equilibrado y poderoso. Por cierto, que aprecié más músicos sobre el escenario que en el reciente tercer acto de Parsifal de la Orquesta Nacional de España. A resaltar la sedosa y empastada cuerda, las buenas prestaciones de las maderas, el fulgor de los metales y la destacada actuación de la violinista concertino en sus intervenciones solistas. Karel Mark Chichon, titular de la agrupación y tan devoto de la música española como su esposa Elina Garança, demostró su amor por esta partitura con una dirección entusiasta, brillante y con pulso. Faltó profundizar en la articulación y aunque puso de relieve los detalles y finuras de la orquestación de Moreno Torroba, le faltó ese toque de gracia, de genuino y espontáneo idiomatismo en los pasajes que beben de folklore y casticismo. El coro del Real sí resultó idiomático, por supuesto, además de sonoro e incisivo. 

Fotos: Javier del Real / Teatro Real

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