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LA FUERZA DRAMÁTICA DEL 'MACBETH' DE VERDI SUBE AL ESCENARIO DEL TEATRO REAL DE MADRID BAJO LA DIRECCIÓN MUSICAL DE TEODOR CURRENTZIS

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Autor: Raúl Chamorro Mena
29 de noviembre de 2012
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Foto: Javier del Real

      "Estaré más satisfecho si sirves mejor al poeta que al músico".  De este modo se dirigía el maestro Giuseppe Verdi al barítono Felice Varesi, primer intérprete de Macbeth, en carta fechada el 7 de enero de 1847. Ello nos muestra que el Verdi temprano y aún en "período de galeras", ya disponía de ese inmenso talento e intuición teatral, esa continua búsqueda de la verdad dramática, que se sobredimensionaba cuando, como en este caso, ponía música a una de las grandes tragedias de su venerado William Shakespeare.
      Después de una ausencia de más de dos años, la música de este gran genio de la historia de la ópera vuelve al Teatro Real con las representaciones de Macbeth que comenzarán el próximo día 2 de diciembre. La obra, que se estrenó en Florencia el 14 de marzo de 1847, está cada vez más revalorizada dentro de su período más temprano, hasta el punto de que, hoy día se puede considerar como una más de sus obras maestras. Cierto es que la reformó en 1865 para su estreno en Paris, pero la obra tal y como hay la conocemos sigue siendo básicamente la misma, siendo los principales cambios el añadido de la colosal aria de Lady Macbeth, "La luce langue", el del ballet, la supresión del solo final del protagonista "Mal per me" (aunque son muchas interpretaciones en que se incluye) y la adición del coro final de victoria.
      Absolutamente cautivado por la tragedia del genial bardo de Avon ("Questa tragedia è una delle più grandi creazioni umane!" le escribe a Piave), Verdi crea un fascinante melodrama presidido por el destino inexorable, la presencia de lo sobrenatural (el protagonismo de las brujas) y, especialmente, el poder, su capacidad de atracción, las formas de llegar a él y la capacidad de corromper hasta el hombre más noble. No faltan tampoco los momentos más "risorgimentales" como la flamígera cabaletta "la patria tradita".  "Brevità e sublimità" exigirá el maestro, que nos ha legado una obra plena de esas señas de identidad tan verdianas: la fusión entre grandiosidad y patetismo, entre música y clímax teatral y, en fin, la inmensa profundidad humana de una obra en la que se reúnen dos de los grandes genios de la cultura Occidental: Shakespeare y Verdi. 
      "Comprende que Macbeth no deberá morir como lo hacen Edgardo o Gennaro" es otra de las advertencias del genio de La Roncole al barítono Varesi, una más de las innumerables indicaciones que el maestro realizó a sus intérpretes en la búsqueda de la verisimilitud y fuerza dramáticas, además de servir lo mejor posible a la tragedia Shakespereana. En la consecución de ese objetivo, los principios del bel canto y las formas musicales tradicionales se ven alteradas, por ejemplo con el uso de modos más cercanos al arioso que al aria propiamente dicha y los momentos que se mantienen dentro de lo convencional (por ejemplo, recitativo, aria y cabaletta de Lady Macbeth) son de una gran fuerza dramática y fidelidad al texto shakespereano. Los pasajes de canto florido tienen un fin dramático y se exige a los intérpretes, no sólo que canten bien, sino que dominen el arte de la recitación a traves de una dicción cada vez más nítida e incisiva.

      En cuanto al tratamiento vocal, ambos protagonistas han de asumir papeles de una dificultad extrema tanto en lo vocal como en lo interpretativo. El propio compositor manifestaba que, para encarnar a Macbeth, no sólo había que detentar una gran técnica vocal, musicalidad y talento actoral, sino tener un fondo cultural para poder hacerle justicia. No se debe olvidar, sin embargo, que a pesar de lo expuesto, el gran talento melódico verdiano sigue presente en toda su excelencia, así como su observancia de las reglas de la escuela de canto italianas. Ello no debe olvidarse, especialmente en cuanto al papel de Lady Macbeth, ya que el hecho de que Verdi siguiera profundizando en el arrinconamiento del tipo de soprano "angelicato", unido a su famoso escrito rechazando a Eugenia Tadolini para el papel  ("La Tadolini tiene un bonita figura y yo querría a Lady Macbeth fea y malvada. La Tadolini canta a la perfección y yo desearía que Lady no cantase. La Tadolini posee una voz estupenda, clara, limpia y potente y yo querría en la Lady una voz áspera, sofocada, oscura. La voz de la Tadolini tiene algo de angelico, la de Lady debería tenerlo de diabólico") ha servido para justificar a muchas cantantes inadmisibles, pródigas en alaridos varios, olvidando que cualquier melodrama italiano ottocentesco exige unas mínimas observancias de las reglas canónicas del canto y la emisión. Potencia, acentos vigorosos, dominio de una tesitura onerosísima, exigentísima en los extremos, agilidad, expresividad, talento actoral y capacidad de caracterización... son algunas de las muchas exigencias que reune este endiablado papel.
      Estas funciones del Teatro Real, que se prolongarán hasta el día 23 de Diciembre, tendrán como protagonista a la soprano lituana Violeta Urmana, que se ha adueñado del papel en los últimos años, coincidiendo con la decadencia de Maria Guleghina (la mejor Lady Macbeth contemporánea para el que escribe estas líneas), aunque no ha logrado repetir posteriormente el nivel de su estupenda interpretación, fundamentalmente en el aspecto vocal, lograda en Sevilla hace unos años. Si bien su estado vocal actual y su reciente interpretación barcelonesa de la Leonora de La forza del destino un tanto irregular, plantean ciertas dudas sobre su rendimiento ante tan espinoso papel. El barítono Dimitris Tiliakos cantará el papel titular, mientras que el bajo Dmitri Ulyanov con el rol de Banquo interpretará ópera italiana por primera vez en el Teatro Real, donde ha sido tan aplaudido en sus anteriores comparecencias. El tenor italiano Stefano Secco encarnará Macduff. El emergente director musical ateniense Teodor Currentzis asumirá la dirección musical y el afamado y muy valorado en ciertos sectores director escénico Dmitri Tcherniakov presentará su producción ya vista en Paris. 

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