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Crítica: Marco Angius dirige los «Carmina Burana» de Carl Orff en Bolonia

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
9 de noviembre de 2024

Crítica de los Carmina Burana de Carl Orff en Bolonia, bajo la dirección musical Marco Angius

Marco Angius dirige los «Carmina Burana» de Carl Orff en Bolonia

Un coro admirable

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 02-XI-2024. Teatro Comunale Nouveau. Carmina Burana [Carl Orff]. Solistas: Maria Eleonora Caminada, Marco Ciaponi, Tamon Inoue. Maestro del coro: Gea Garatti Ansini. Maestro del coro de voces blancas: Alhambra Superchi. Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Director: Marco Angius.

   Carl Orff nace en 1895 en una familia amante de la música en la que cada miembro cultivaba un instrumento. Es natural por tanto que comenzase a los cinco años con el piano, seguido del violonchelo y el órgano. En 1912 inicia los estudios de composición y en 1915 es ya director del teatro de cámara de Munich. Funda la Günthershule, una escuela especializada en la educación en la danza y la música. Durante el nazismo y la II Guerra Mundial no tiene vida fácil, retirándose de la escena pero no de la enseñanza. De 1950 a 1960 es profesor de composición en la Hochschule für Musik de Munich y muere en marzo de 1982. Autor de varios importantes trabajos, su celebridad mundial se debe sin duda a los Carmina, hallándose las notas de «O Fortuna» como acompañamiento o introducción en incontables creaciones, espectáculos o simples documentales.

   La actualización que sobre las fuentes textuales del «Codex Buranus» lleva a cabo Carl Orff se enmarca en el espírtu de una época en la que Alemania busca reconstruir sus raíces historicas. Los Carmina Burana, compuestos entre 1935 y 1936, exploran los temas del amor, del destino y del triunfo humano. Se basan en una colección de poesías del siglo XIII descubiertas en un manuscrito en el monasterio benedictino de Benediktbeuern en Baviera en 1803. Orff escogió veinticuatro de estas poesías y las musicó fundiendo el espíritu antiguo con la sensibilidad moderna. Los Carmina Burana constan de un prólogo y tres secciones principales: «Primo vere», «In taberna» y «Cour d’amours». Comienzan y terminan con el famoso «O Fortuna», un lamento sobre la volubilidad del destino. Se estrenaron en Frankfurt en 1937, con el favor inicial del régimen como esfuerzo de recuperación de la tradición germánica.

  En Bolonia los Carmina han sido dirigidos por Marco Angius que ha sabido subrayar los contrastes de la partitura, acentuando el ritmo y las percusiones casi protagonistas de la música. El maestro interpretó la obra con seguridad, agilidad y rigor, ateniéndose a la partitura. La prestigiosa orquesta del Teatro Comunale lo siguió atentamente y todos los instrumentistas dieron lo mejor de sí en la afinación y en los cuidados ritmos. El coro, preparado por Gea Garatti Ansini demostró gran dominio de la partitura. El coro de voces blancas, a cargo de Alhambra Superchi y compuesto de niñas en su totalidad, conmovió al público por cantar de memoria el latín medieval de sus partes, no por breves menos abstrusas. 

   Además del coro, dieron lustre a la velada tres voces solistas. El barítono Tamon Inoue cantó con voz de buen timbre y óptima proyección, sin problemas en los agudos del «Abbas». El tenor Marco Ciaponi resolvió con voz amplia y bien timbrada su breve y difícil parte en su «Olim lacus colueram», de solo tres estrofas, cantando junto con el coro. La soprano Maria Eleonora Caminada con óptima línea de canto lució su bello timbre y delicado fraseo sin problemas en el registro agudo, entusiasmando al público.  

   Durante la ejecución musical y canora la inmersión en la atmósfera medieval se vió notablemente reforzada por la proyección, en toda la amplitud del fondo, de un inspirado vídeo de figuras y esquemas, como rosetones góticos, reelaboraciones de varias fuentes iconográficas y algunas miniaturas contenidas en el «Buranus». Los elementos medievales componen una visión de varios niveles superpuestos, en la que se inserta parte de aquel medioevo fantástico representado por el cine alemán de la época de Orff. El vídeo ofrece un juego de colores, transparencias y proliferaciones que subraya la riqueza y el tono jubiloso de la música. El numeroso público al final premió al maestro, coro y solistas con repetidos aplausos y calurosas ovaciones.

Foto: Andrea Ranzi

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